sábado, 18 de agosto de 2012

El cuerpo de Cristo, pan de vida.




51  “Yo soy el pan vivo bajado del cielo, el que coma de este
      pan vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi carne,
      y la daré para la vida del mundo.”
52  Los judíos discutían entre ellos. Unos decían: “¿Cómo
      este hombre va a darnos a comer su carne?”
53  Jesús les contestó: “En verdad les digo: si no comen la
      carne del Hijo del Hombre, y no beben su sangre, no
      viven de verdad.
54  El que come mi carne y bebe mi sangre, vive de vida
      eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
55  Mi carne es comida verdadera y mi sangre es bebida
      verdadera.
56  El que come mi carne y bebe mi sangre vive en mí, y yo
      en él.
57  Como el Padre que vive me envió, y yo vivo por él, así,
      quien me come a mí tendrá de mí la vida.
58  Este es el pan que bajó del cielo, no como el que
      comieron vuestros antepasados, los cuales murieron. El
      que coma este pan vivirá para siempre.

Evangelio: (Juan 6, vs 51-58)

Oración:

Señor Jesús,
Tú que nos has dejado tu cuerpo y tu sangre,
como verdadera comida y verdadera bebida,
que te has dado Tú mismo,
dándonos tu carne,
dándote Tú todo, en cuerpo y alma,
quedándote en la Eucaristía,
para vivificarnos con tu vida,
transformándonos para que nosotros
tengamos vida en ti,
danos la gracia de experimentar tu
presencia viva
y así tener la gracia de adherirnos
vivencialmente a ti,
para vivir como Tú quieres y esperas de nosotros.
Abre nuestro corazón y ayúdanos
a sentirte presente y vivo junto a nosotros
sintiendo que eres Tú el que nos vivificas
y transformas con tu vida.
Amén.

Fuente: Lectio Divina Vicentina 

No hay comentarios: