Queridos amigos:
Creer en Jesucristo es lo
que Dios quiere que hagamos por encima de todas las cosas. Es la obra que Dios
pide de nosotros -opus Dei (la obra de Dios por excelencia) (Jn 5,29)-, entre
las muchas obras que pudiéramos hacer para agradarle y para servir al prójimo.
La expresión gustó tanto a S. Juan María Escribá de Balaguer que la puso de
nombre a la institución que él fundó. Jesús la dijo pensando en El como Pan de
Vida y en la eucaristía, que estaba anunciando a la gente y que había
anticipado en el signo de la multiplicación de los panes, que vimos el Domingo
pasado. El evangelio de hoy (Jn 6, 24-35) es como un puente que une el
evangelio del domingo pasado sobre la multiplicación de los panes (Jn 6, 1-15)
con el evangelio del próximo domingo (Jn 6,41-51). Los tres juntos, constituyen
el nervio del discurso de Jesús en Cafarnaúm sobre la eucaristía.
El puente que es el
evangelio de hoy (Jn 6, 24-35), nos hace pasar, por la fe, del pan que sació el
hambre corporal de la gente, al pan que es el mismo Jesucristo, y que dará la
vida eterna. En esto la fe juega un papel preponderante. Sólo por la fe podemos
creer que el pequeño pan que el sacerdote muestra después de la consagración es
Jesucristo. ¡Misterio de fe!, decimos. Y que el pequeño pan que se nos da en la
comunión es la santa hostia: cuerpo, alma, espíritu y divinidad de Jesús,
Jesucristo en persona. Desde luego Dios da al creyente la gracia de creer esto,
pero ¿lo creemos de verdad? ¿O es sólo un hábito? El hábito de ir a comulgar.
Cuando uno ve a tantos
comulgando y a tan pocos adorando luego al Señor, si quiera hasta que el
sacerdote se retira del altar al terminar la misa, uno piensa que se va a
comulgar por comulgar… Lo mismo cuando uno ve lo poco que aparentemente la
comunión cambia nuestras vidas... Sabemos que, a diferencia del pan ordinario
que asimilamos en nuestro cuerpo, el pan de la eucaristía nos asimila a Cristo,
nos hace (debiera hacernos) parecer más a Jesucristo. Cuando uno ve cómo Jesús
llama opus Dei, la obra magna de nuestra vida, a la acogida que le damos al
Señor en la eucaristía, nos apena el poco empeño y diligencia que le ponemos
por llegar a tiempo y participar. ¿Podemos llamar trabajo duro por el Señor
(opus Dei), al esfuerzo que hacemos por tener una buena eucaristía? Puntual,
atenta y participada, con adoración después de la comunión.
Para terminar y abundando en lo dicho, quiero citar dos textos del evangelio, que Jesús dejó para cuantos creemos que Él es el Pan de Vida y que quien lo come tiene la vida eterna. “Trabajen no por el alimento que se acaba sino por el alimento que permanece y da vida eterna” (Jn 6, 27). “El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed” (Jn 6, 35).
Para terminar y abundando en lo dicho, quiero citar dos textos del evangelio, que Jesús dejó para cuantos creemos que Él es el Pan de Vida y que quien lo come tiene la vida eterna. “Trabajen no por el alimento que se acaba sino por el alimento que permanece y da vida eterna” (Jn 6, 27). “El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed” (Jn 6, 35).
Fuente: P. Antonio Elduayen, CM
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