jueves, 20 de septiembre de 2012

Te Deum Ecuménico 2012.




En un ambiente solemne se desarrolló el Te Deum Ecuménico 2012 el 18 de Septiembre en la Catedral de Santiago de Chile. La ceremonia de Acción de Gracias celebrada en el aniversario 202 de la patria fue presidida por Monseñor Ricardo Ezzati, Arzobispo de Santiago, y estuvieron presentes las máximas autoridades del país encabezadas por el Presidente de la República, Sebastián Piñera, y su esposa, Cecilia Morel. También asistieron el presidente del Senado, Camilo Escalona; el presidente de la Cámara de Diputados, Nicolás Monckeberg; el presidente de la Corte Suprema, Rubén Ballesteros, y otras autoridades.
Monseñor Ricardo Ezzati invitó en su Homilía a: “recuperar la confianza, pues ¡es imposible crecer en desconfianza! ¡Es imposible educar en desconfianza! ¡Es imposible amar con desconfianza! La desconfianza corta la trama del tejido humano y hace que se desplome la viga maestra que sostiene la polis, el templo y el hogar. Es urgente trabajar mancomunados, emprender una noble movilización nacional para recrear una atmósfera de Fe y de benevolencia que permita confianza mutua, en la palabra dada y en la colaboración que posibilite alcanzar el mayor bien común posible. El ambiente de insatisfacción que brota de la desconfianza social se presta para que aparezcan formas de violencia que, de manera real o simbólica, buscan destruir al adversario o simplemente al que no piensa como yo. Ese no es el mundo que queremos construir si es que, de verdad, queremos decir un sí incondicional al Dios de la Vida, de la Verdad, de la Justicia y de la Paz, que nos quiere hermanos y hermanas”.
Definió seis escenarios que desafían al país en torno a construir condiciones objetivas de confianza. Estos son el cultural, el político, el económico, el educacional, el comunicacional y, finalmente, el migratorio. Monseñor Ezzati enfatizó que:
“Desde el punto de vista cultural no se puede marginar a Dios de la vida de un pueblo, menos aún, para endiosar a la soberbia humana de algunos”. Explicó que se trata de “la tentación original que vuelve cíclicamente a la historia, disfrazada de diversas ideologías que preconizan la privatización de la religión y terminan exaltando el subjetivismo o el colectivismo, relativizando la verdad y condicionando la opción primordial por la Vida. A través de la imagen positiva de ‘liberación’ se quiere invadir la vida cotidiana de las personas y desarrollar una mentalidad en la cual Dios está, de hecho, ausente. Dios no es obstáculo al crecimiento humano, muy por el contrario, lo estimula, bendice y garantiza”.
En lo político dijo existe una crisis de confianza en las instituciones y que está presente en las encuestas de opinión. Señaló que una mayor conciencia de ciudadanía y de respeto por los derechos de todos, expresada en los movimientos sociales, “interpelan las formas tradicionales de la política de partidos y nos desafían a pensar cómo construir hoy día la vida cívica de Chile. Lo nocivo es sembrar la desconfianza en las autoridades o en estos nuevos movimientos, o bien, en negarse a dialogar limitándose a exigir e imponer intereses parciales. Y, ciertamente, es nocivo el no-argumento de la anarquía, sobre todo en su expresión violenta, que es un signo potente de la desconfianza en todo lo que la sociedad organizada pueda construir. Es muy necesario ayudarnos a valorar las instituciones básicas del país, comenzando por la familia y la escuela, siguiendo por los Tribunales de Justicia, el Congreso y la Presidencia de la República. Para ello se necesita estar a la altura de las demandas sociales destacando en los hechos dos conceptos esenciales de la construcción de un pueblo: la búsqueda honesta del bien común, por sobre todos los bienes particulares, y el sentido de servicio en todos los quehaceres ciudadanos del país”.
Sobre la economía, a propósito de las crisis que vive Europa, dijo: “El agotamiento de la economía de bienestar que hoy sacude a gran parte de Europa y el endiosamiento de la economía de mercado, han llevado al mundo a una crisis muy aguda, de la cual nuestro país se ha librado, en parte, por la buena administración económica de las coaliciones que nos han gobernado. Sin embargo, hay un comprensible malestar ante la distribución inequitativa de la riqueza que produce desigualdades escandalosas, falta de oportunidades y hasta exclusiones de los beneficios logrados. La derrota de la pobreza extrema, en la que se han dado pasos significativos, debe seguir siendo prioridad en la agenda política”.
Apelando a su larga trayectoria en el mundo educativo, destacó que “es falsa la oposición entre educación pública y privada, por la simple razón que, independiente de quien la imparta, la educación como tal es un bien público que la sociedad y el Estado deben cautelar”.
Respecto de la reforma tributaria dijo que esperaba que los nuevos recursos recaudados “vayan en ayuda de los sectores más vulnerables, haciendo confianza tanto en la escuela municipalizada – potenciándola con verdadero interés – como en otras de iniciativa privada, sea de educación gratuita o de financiamiento compartido. Lo esencial, más que los aportes económicos, son los contenidos de la educación, la calidad de los pedagogos y la restauración de un clima de confianza en que todos los miembros de la comunidad escolar puedan hacer su aporte para la formación integral de los alumnos”.
A los medios de comunicación les invitó a servir para el entendimiento entre las personas. “Es de esperar que las personas y corporaciones que los dirigen nunca cedan a la lógica del lucro, desvirtuando su naturaleza esencial, ni que movidos por el impacto noticioso pasen a llevar la dignidad inalienable de cada ser humano”, expresó.
Finalmente los migrantes también estuvieron presentes en el mensaje del Arzobispo, quien manifestó que “nuestras raíces judeocristianas nos han legado como mandato de Dios la acogida al hermano cuando es forastero” y que espera que este mandato se haga vida y que los extranjeros “jamás sean explotados aprovechando la vulnerabilidad de su situación migratoria”.
De la Fe nace la esperanza
Evidenció que en el mundo de la educación como en el eclesial han existido casos de pedofilia y abuso sexual. “Esta es una realidad que nos duele profundamente sobre todo cuando estos casos involucran a personas consagradas a Dios y al servicio de los hermanos. Por esa razón, la Iglesia universal y la Iglesia local ha tomado medidas muy serias para enfrentar estos delitos, cuando se trata de menores, y para investigar los actos impropios y faltas a la probidad requerida en el ministerio consagrado”. Dijo esperar que “la misma energía que se ha usado para denunciar se utilice también para reconocer y divulgar los procedimientos y las medidas adoptadas por la jerarquía de la Iglesia y los establecimientos educacionales. Gracias a Dios, la vida de la Iglesia es mucho más que estos hechos estridentes. Hay en ella una vitalidad entusiasmante basada en la confesión de la Fe en Jesús”.
El Arzobispo no dudó en sostener que “sin Fe, sin confianza, no se puede recomponer la vecindad ni la convivencia en el barrio, en el foro, en el Congreso o en la Escuela. Sin Fe, sin confianza, se deshacen las lealtades, se destruyen los pactos y hasta se aprueban leyes transeúntes sin un serio arraigo en quienes las discuten y las aprueban. Sin Fe, sin confianza, no se puede sanar la convivencia herida, generándose la dispersión de las mejores propuestas y un aislamiento fatídico de cada cual con su verdad, carente de toda credibilidad”. En este mismo sentido apuntó a que el Año de la Fe, propuesto por el Papa para celebrar los 50 años del comienzo del Concilio Vaticano II, se propone como un tiempo para ponerse “al servicio de todos para ayudar a fortalecer la confianza mutua y en que, con humildad, esperamos también ser dignos de la confianza de quienes se han alejado de nosotros”.
“Junto a la Fe nace la esperanza, esa virtud humilde y necesaria, que invocamos cuando no encontramos el camino o desconfiamos de la ruta que quisiéramos seguir. Así como en el corazón de la Fe se encuentra la certeza y la verdad, en el corazón de la esperanza habita el amor en plenitud. La realidad siempre posible del amor. Es verdad que solemos decir esperanza cuando pensamos en el futuro. No dejemos de lado el corazón de la esperanza que nos habla del presente. Eso es esencial pues, en medio de las dificultades y vicisitudes del presente, la esperanza nos asegura el hecho de poder amar y ser amados hoy día, mañana y siempre. De esa manera, y junto a la Fe, ella se transforma en la virtud de la confianza”, finalizó.

Fuente:  extractado  www.iglesiadesantiago.cl


No hay comentarios: