Ante miles de fieles reunidos en el Vaticano para la Audiencia General, el Papa Benedicto XVI explicó esta mañana que ninguna oración por más solitaria o aislada que sea permanece estéril, ya que Jesús que tiene en sus manos a toda la Iglesia de todos los tiempos, y la escucha con amor. Reflexionó sobre la oración en la primera parte del último libro de la Biblia, el Apocalipsis, y resaltó que:
“La
asamblea que ora muestra tres actitudes que los cristianos deben vivir cuando
rezan.
La primera pone en evidencia que la oración debe ser ante todo alabanza
a Dios por su amor, por el don de Jesucristo, que da fuerza, esperanza y
salvación. La segunda fase asevera que la oración profundiza la relación con
Jesucristo, asumiendo gradualmente una actitud contemplativa. Y la tercera fase
señala que la Iglesia en oración, acogiendo la palabra del Señor, se transforma
y recibe aliento para el arrepentimiento, la conversión, la perseverancia, el
crecimiento en el amor y la orientación para el camino.
El libro del Apocalipsis nos presenta una comunidad
reunida en oración, porque es en la oración donde experimentamos cómo aumenta
la presencia de Jesús en nosotros. Cuanto más y mejor oramos, con constancia e intensidad,
más nos asimilamos a Él, y Jesús realmente entra en nuestra vida y la guía,
dándole alegría y paz. Y cuánto más conocemos, amamos y seguimos a Jesús, más
sentimos la necesidad de quedarnos en oración con él, recibiendo serenidad,
esperanza y fuerza en nuestra vida.
Sobre la primera fase, nuestra oración debe ser, sobre
todo, escuchar a Dios que nos habla. Sumergidos en tantas palabras, no estamos
acostumbrados a escuchar, sobre todo a ponernos en la disposición interior y
exterior del silencio, para estar atentos a lo que Dios nos quiere decir. Estos
versículos nos enseñan que nuestra oración, a menudo sólo de pedidos, debe ser,
ante todo de alabanza a Dios por su amor, por el don de Jesucristo, que nos ha
traído la fuerza, la esperanza y la salvación.
La oración constante despierta en nosotros el sentido
de la presencia del Señor en nuestra vida y en la historia; su presencia nos
sostiene y nos da una gran esperanza en medio de la oscuridad de ciertos acontecimientos
humanos. Además, toda oración, incluso aquella en la soledad más radical, no es
nunca aislada ni estéril; es la linfa vital para alimentar una existencia
cristiana cada vez más comprometida y coherente.
Sobre la segunda fase, el Papa resalta tres elementos
simbólicos que muestran lo que hace Jesús resucitado por la Iglesia: "la
mantiene firmemente en su mano derecha (una imagen muy importante que muestra
que Jesús tiene la Iglesia en su mano); le habla con la fuerza de penetración
de una espada afilada; y le muestra el esplendor de su divinidad: ‘Su rostro
era como el sol cuando brilla con toda su fuerza’”.
Comentando la experiencia profunda que San Juan
experimenta ante esta realidad que hace que caiga desmayado y que Jesús ponga
en su rostro su mano derecha, el Papa dijo que "así será también para
nosotros. Somos amigos de Jesús. La revelación de Dios resucitado, de Cristo
resucitado no es una cosa terrible, sino el encuentro con el amigo. Incluso la
Asamblea vive con Juan el momento particular de la luz delante del Señor,
unido, sin embargo, a la experiencia del encuentro diario con Jesús,
experimentando la riqueza de contacto con el Señor, que llena todos los
espacios de la existencia".
Sobre la tercera fase, el Pontífice explica que Jesús
da un mensaje dirigido a las siete iglesias situadas en Asía Menor alrededor de
Éfeso, con el que hace "una apremiante invitación: ‘Conviértete’; ‘conserva
firmemente lo que ya posees’; ‘observa tu conducta anterior’; ‘¡Reanima
tu fervor y arrepiéntete!’. Esta palabra de Jesús, se escucha con Fe,
inicia rápidamente a ser eficaz: la Iglesia en oración, acogiendo la palabra
del Señor viene transformada. Todas las Iglesias deben disponerse en atenta
escucha al Señor, abriéndose al Espíritu como Jesús pide con insistencia
repitiendo este mandamiento siete veces", afirma el Papa.
En español, el Santo Padre resalta finalmente que
"mientras más oremos, con constancia e intensidad, mejor nos asimilaremos
a Jesús, y Él entrará en nuestra existencia y la guiará, colmándonos de alegría
y paz. Muchas gracias".
Vaticano,
05 Septiembre 2012
Fuente: Extractado ACI/EWTN
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