miércoles, 30 de mayo de 2012

La Visitación de la Virgen María.




39  Por esos días, María partió apresuradamente a una ciudad ubicada en los cerros de Judá.
40  Entró a la casa de Zacarías y saludó a Isabel.
41  Al oír Isabel su saludo, el niño dio saltos en su vientre. Isabel se llenó del Espíritu Santo
42  ‘y exclamó en alta voz: “Bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre.
43  ¿Cómo he merecido yo que venga a mí la madre de mi Señor? 
44  Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de alegría en mis entrañas.
45  ¡Dichosa por haber creído que de cualquier manera se cumplirán las promesas del Señor!”
      María dijo entonces:
46  Celebra todo mi ser
      la grandeza del Señor
      y mi espíritu se alegra
      en el Dios que me salva
47  porque quiso mirar la condición
      humilde de su esclava,
48  en adelante, pues, todos los
      hombres  dirán que soy feliz.
49  En verdad el Todopoderoso
      hizo grandes cosas para mí
      reconozcan que Santo es su nombre
50  que sus favores alcanzan
       a todos los que le temen
      y  prosiguen en sus hijos.
51  Su brazo llevó a cabo hechos heroicos
      arruinó a los soberbios
      con  sus maquinaciones.
52  Sacó a los poderosos de sus tronos
      y puso en su lugar a los humildes
53  repletó a los hambrientos
      de todo lo que es bueno
      y despidió vacíos a los ricos
54  de la mano tomó a Israel, su siervo
      demostrándole  así su misericordia.
55  Esta fue la promesa
      que ofreció a nuestros  padres
      y que reservaba a Abraham
      y a sus descendientes para siempre.
56   María se quedó cerca de tres meses con Isabel, y después volvió a su casa.

Evangelio: (Lucas 1, vs 39-56)
Jueves 31 de Mayo 2012.

“Mis queridas hermanas, nunca ceso de implorar sobre
vosotras la bendición de Dios, ni de rogarle que os dé la
gracia de perseverar en la vocación para que le sirváis en
cualquier  forma que Él desee. Esforzaos mucho por servir a
los pobres y, especialmente, vivid en grande y cordial unión
de unas con otras, amándoos mutuamente e imitando la
unión y vida de Nuestro Señor. Y rogad a la bienaventurada
Virgen con fervor que sea ella vuestra única Madre”.

Santa Luisa de Marillac  
Fuente: Extractado Libro Sirvienta de los Pobres
Autor: Martiniano León Renedo, C.M.

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