Según el relato evangélico de Juan, en vísperas de su muerte, Jesús revela a sus discípulos su deseo más profundo: "Permaneced en mí". Conoce su cobardía y mediocridad. En muchas ocasiones les ha recriminado su poca Fe. Si no se mantienen vitalmente unidos a él no podrán subsistir.
Las
palabras de Jesús no pueden ser más claras y expresivas: "Como el sarmiento no
puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros
si no permanecéis en mí". Si no se mantienen firmes
en lo que han aprendido y vivido junto a él, su vida será estéril. Si no viven
de su Espíritu, lo iniciado por él se extinguirá.
Jesús
emplea un lenguaje rotundo: "Yo soy la
vid y vosotros los sarmientos". En los discípulos ha
de correr la savia que proviene de Jesús. No lo han de olvidar nunca. "El que permanece en mí y
yo en él, ese da fruto abundante, porque sin mí no podéis hacer nada". Separados de Jesús,
sus discípulos no podemos nada.
Jesús no solo les pide que permanezcan en él.
Les dice también que "sus palabras permanezcan en ellos". Que no las olviden. Que vivan
de su Evangelio. Esa es la fuente de la que han de beber. Ya se lo había dicho
en otra ocasión: "Las palabras que os he dicho son
espíritu y vida".El Espíritu del Resucitado permanece hoy vivo y operante en su Iglesia de múltiples formas, pero su presencia invisible y callada adquiere rasgos visibles y voz concreta gracias al recuerdo guardado en los relatos evangélicos por quienes lo conocieron de cerca y le siguieron. En los evangelios nos ponemos en contacto con su mensaje, su estilo de vida y su proyecto del reino de Dios.
Por
eso, en los evangelios se encierra la fuerza más poderosa que poseen las
comunidades cristianas para regenerar su vida. La energía que necesitamos para
recuperar nuestra identidad de seguidores de Jesús. El Evangelio de Jesús es el
instrumento pastoral más importante para renovar hoy a la Iglesia.
Muchos cristianos buenos de nuestras comunidades
solo conocen los evangelios "de segunda mano". Todo lo que
saben de Jesús y de su mensaje proviene de lo que han podido reconstruir a
partir de las palabras de los predicadores y catequistas. Viven su Fe sin tener
un contacto personal con "las palabras de Jesús".Es difícil imaginar una "nueva evangelización" sin facilitar a las personas un contacto más directo e inmediato con los evangelios. Nada tiene más fuerza evangelizadora que la experiencia de escuchar juntos el Evangelio de Jesús desde las preguntas, los problemas, sufrimientos y esperanzas de nuestros tiempos.
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