sábado, 9 de noviembre de 2013

Los muertos resucitan.



En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos saduceos, que niegan la resurrección, y le preguntaron:
"Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero sin hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano. Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos. Y el segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete murieron sin dejar hijos. Por último murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete han estado casados con ella."
Jesús les contestó:
"En esta vida, hombres y mujeres se casan; pero los que sean juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección de entre los muertos no se casarán. Pues ya no pueden morir, son como ángeles; son hijos de Dios, porque participan en la resurrección. Y que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor "Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob". No es Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos."
Evangelio: (Lc. 20, vs 27-38)

Oración:
Señor Jesús,
Tú que nos has revelado a ese Dios
vivo y verdadero que es Dios de vivos y no de muertos,
ayúdanos a vivir nuestra relación contigo y con el Padre,
en una relación de comunión y adhesión,
buscando ser dóciles a su voz,
haciendo vida tus enseñanzas,
viviendo como Tú,
colocando el corazón y la mirada
en ese encuentro definitivo contigo,
donde Tú nos darás a cada uno
aquello que hemos vivido,
que cosecharemos lo que hemos sembrado.
Por eso, danos tu gracia,
para que viviendo plenamente esta vida,
haciendo vida tus enseñanzas,
nos dispongamos a ese encuentro
que será pleno y definitivo,
cuando Tú pronuncies nuestro nombre
y nos llames a estar contigo,
participando de tu vida,
siendo glorificados en ti y por ti.
Que así sea.

Fuente: Lectio Divina Vicenciana

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