viernes, 8 de noviembre de 2013

La comunión con Dios.



En la Audiencia General realizada en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco reflexionó sobre la “comunión de los santos”, y aseguró que la experiencia de la comunión fraterna nos lleva a la comunión con Dios.

“La comunión entre las personas santas, es una verdad de las más consoladoras de nuestra Fe, porque nos recuerda que no estamos solos, sino que existe una comunión de vida entre todos los que pertenecen a Cristo. Una comunión que nace de la Fe; de hecho, el término ‘santos’ se refiere a aquellos que creen en el Señor Jesús, y son incorporados a Él en la Iglesia a través del Bautismo. Por eso los primeros cristianos también fueron llamados ‘santos’.

La Iglesia, en su verdad más profunda, es comunión con Dios, familiaridad con Dios, comunión de amor con Cristo y con el Padre en el Espíritu Santo, que se prolonga en una comunión fraterna.

Esta relación entre Jesús y el Padre es la ‘matriz’ de la unión entre nosotros cristianos: si estamos íntimamente incluidos en esta "matriz", en este horno ardiente de amor que es la Trinidad, entonces podemos verdaderamente convertirnos en un único corazón y en una sola alma entre nosotros, porque el amor de Dios quema nuestros egoísmos, nuestros prejuicios, nuestras divisiones internas y externas. El amor de Dios quema también nuestros pecados.

Nuestra Fe necesita el apoyo de los demás, ¡especialmente en los momentos difíciles! Y si estamos unidos, la Fe se hace fuerte. Todos somos frágiles, todos tenemos limitaciones: no se asusten. ¡Todos las tenemos! Sin embargo, en estos momentos difíciles hay que confiar en la ayuda de Dios, a través de la oración filial, y al mismo tiempo, es importante encontrar el coraje y la humildad para estar abiertos a los demás, para pedir ayuda, para que nos den una mano: ‘dame una mano, tengo este problema’.

La comunión de los santos va más allá de la vida terrena, va más allá de la muerte y dura para siempre. Esta unión entre nosotros va más allá y continúa en la otra vida. Es una unión espiritual que nace del Bautismo, no se trunca con la muerte, sino que, gracias a que Cristo ha resucitado, está destinada a encontrar su plenitud en la vida eterna.

Existe un vínculo profundo e indisoluble entre los que todavía son peregrinos en este mundo, entre nosotros, y los que han cruzado el umbral de la muerte a la eternidad. Todos los bautizados en la tierra, las almas del Purgatorio y todos los beatos que están ya en el Paraíso forman una única gran Familia. Esta comunión entre tierra y cielo se realiza sobre todo en la oración de intercesión.

Queridos amigos, tenemos esta belleza, la memoria de la Fe: es una realidad nuestra, de todos, que nos hace hermanos, que nos acompañamos en el camino de la vida, y nos vamos a encontrar de nuevo, allí arriba, en el Cielo. Vayamos por este camino con confianza, con alegría.”

El Santo Padre dijo que “un cristiano debe ser alegre, con la alegría de tener a tantos hermanos bautizados que caminan con nosotros, y también con la ayuda de nuestros hermanos y hermanas que hacen este viaje para ir al Cielo, y también con la ayuda de nuestros hermanos y hermanas que están en el Cielo y rezan a Jesús por nosotros”. “¡Adelante por este camino, y con alegría!”, concluyó.


Vaticano, 30 Oct. 2013
Fuente: Extractado ACI/EWTN Noticias

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