Abrid las
puertas al Redentor.
Muy queridos jóvenes "¡Abrid las puertas al
Redentor!" Me viene a los labios espontáneamente este llamamiento que hice
al mundo al comienzo de mi pontificado y que después elegí para lema y guía de
la celebración de este Año Santo extraordinario. Me salta espontáneamente a los
labios esta tarde en este encuentro con vosotros que habéis venido en
representación de los jóvenes de todo el mundo. Dáis testimonio que el mensaje de Cristo no os deja
indiferentes. Intuís que en su palabra puede estar la respuesta que vais
buscando ansiosamente. Aun en medio de interrogantes y dudas, perplejidades y
desánimos, percibís en lo hondo de vuestro corazón que Él posee la clave capaz
de resolver el enigma que anida hoy en todo ser humano. No os hubierais puesto
en camino hacia Roma, si no os hubiera espoleado este atisbo en el que vibra ya
el gozo de un descubrimiento que puede dotar de sentido y meta a toda una vida.
Amadísimos hermanos. A Cristo se le descubre
dejándole caminar junto a nosotros en nuestro camino. Es ésta mi invitación:
dejad queridísimos jóvenes que Cristo se ponga a vuestro lado con la palabra de
su Evangelio y la energía vital de sus sacramentos. La suya es presencia
exigente. Puede parecer una presencia incómoda al principio, y podéis sentiros
tentados de rechazarla. Pero si tenéis el coraje de abrirle las puertas del
corazón y acogerlo en la vida, descubriréis en Él el gozo de la verdadera
libertad, que os da la posibilidad de construir vuestra existencia sobre la
única realidad capaz de resistir al desgaste del tiempo y de lanzaros más allá
de las fronteras de la muerte, la realidad indestructible del Amor.
Jubileo de los Jóvenes,
Abril de 1984
Autor: Beato Juan Pablo II
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