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1 El primer día de la semana, muy temprano, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue a visitar el sepulcro.
Vio que la piedra de entrada estaba removida.
2 Fue corriendo en busca de Simón Pedro y del otro discípulo, el amigo de Jesús, y les dijo: “Han sacado al Señor de la tumba y no sabemos dónde lo han puesto”
3 Pedro y el otro discípulo partieron al sepulcro.
4 Corrían los dos juntos. Pero el otro discípulo corría más que Pedro y llegó primero al sepulcro.
5 Se agachó y vio los lienzos en el suelo, pero no entró.
6 Después llegó Pedro. Entró a la sepultura y vio los lienzos en el suelo.
7 El sudario que había cubierto el rostro de Jesús no estaba junto con las vendas, sino aparte y doblado.
8 El otro discípulo que había llegado primero, entró a su vez, vio y creyó.
9 Aún no habían comprendido la Escritura, según la cual Jesús debía resucitar de entre los muertos.
Evangelio: (Juan 20, vs 1-9)
Oración
Nuestro corazón te canta jubiloso,
Dios Padre de la vida.
Éste es el día en que actuaste
en la resurrección de Jesús;
por eso desborda nuestra alegría
y nuestro gozo por la vida nueva
que fluye a raudales de la cruz
y del sepulcro vacío de Cristo.
Gracias, Padre, porque en el bautismo
nos hiciste renacer con Jesús
a la vida nueva que nos hace hijos de tu amor.
El fuego joven de la primavera
y la luz del cirio pascual son los signos alegres
del hombre nuevo, liberado en Cristo.
Queremos barrer la vieja levadura del pecado
para ser hombres y mujeres nuevos,
hijos de tu ternura de Padre,
invitados a comer el pan
y a beber el vino de la fiesta de tu reino.
Amén.
Fuente: Lectio Divina
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