En su habitual Catequesis
de la Audiencia General de este Miércoles, el Papa Benedicto XVI recordó que
los cristianos no deben tener miedo a creer en Dios.
En el Aula Pablo VI y
ante miles de fieles presentes, el Santo Padre dedicó su primera Catequesis
sobre el Credo, a reflexionar sobre la primera afirmación de esta oración:
"Creo en Dios".
“A ejemplo de
Abraham, el patriarca del Antiguo Testamento, cuando se afirma que se cree en
Dios, se dice: 'confío en ti, me confío a ti, Señor', pero no como a
Alguien a quien se acude sólo en los momentos de dificultad o al que dedicar
algún momento del día o de la semana.
Decir ‘yo creo en
Dios’ significa fundar en Él mi vida, dejar que su Palabra la oriente cada día,
en las opciones concretas sin temor de perder algo de mí mismo.”
Luego de explicar la
importancia del Bautismo para la Fe, el Santo Padre refiere que: "Abraham,
el creyente, nos enseña la Fe; y, como un extranjero en la tierra, nos muestra
la verdadera patria. La Fe nos hace peregrinos en la tierra, dentro del mundo y
de la historia, pero en camino hacia la patria celestial.
Creer en Dios nos
hace, pues, portadores de valores que a menudo no coinciden con la moda y la
opinión del momento, nos pide adoptar criterios y asumir conductas que no
pertenecen a la manera común de pensar. El cristiano no debe tener miedo de ir
‘contra corriente’ para vivir su propia Fe, resistiendo a la tentación
de ‘adecuarse’.
En muchas de nuestras
sociedades, Dios se ha convertido en el ‘gran ausente’ y en su lugar hay
muchos ídolos, en primer lugar el ‘yo’ autónomo. Y también los
significativos y positivos progresos de la ciencia y de la tecnología han
llevado al hombre a una ilusión de omnipotencia y de autosuficiencia, y un
creciente egoísmo ha creado muchos desequilibrios en las relaciones y el
comportamiento social.
Y, sin embargo, la
sed de Dios no se extinguió y el mensaje del Evangelio sigue resonando a través
de las palabras y los hechos de muchos hombres y mujeres de Fe. Abraham, el
padre de los creyentes, sigue siendo el padre de muchos hijos que están
dispuestos a seguir sus pasos y se ponen en camino, en obediencia a la llamada
divina, confiando en la presencia benevolente del Señor y acogiendo su
bendición para ser una bendición para todos.
Es el mundo bendecido
por la Fe al que todos estamos llamados, para caminar sin miedo siguiendo al
Señor Jesucristo. Y a veces es un camino, que conoce incluso la prueba de la
muerte, pero que está abierto a la vida, en una transformación radical de la
realidad que sólo los ojos de la Fe pueden ver y disfrutar en abundancia.”
En su Catequesis, el
Papa hizo una detallada explicación de la Fe de Abraham, modelo para los
creyentes.
“Creo en Dios es una
afirmación fundamental, aparentemente simple en su esencialidad, que sin
embargo abre al mundo infinito de la relación con el Señor y con su misterio.
Creer en Dios implica adhesión a Dios, acogida de su Palabra y obediencia
gozosa a su revelación.
Es en la Biblia en
donde se puede escuchar a Dios porque allí la Palabra del Señor se hace audible
a todos.
Es muy bello, a este
respecto, el capítulo 11 de la Carta a los Hebreos –que acabamos de escuchar–
que habla de la Fe y hace relucir las grandes figuras bíblicas que han vivido
la Fe, llegando a ser modelo para todos los creyentes: ‘ahora bien, la Fe es la
garantía de los bienes que se esperan, la plena certeza de las realidades que
no se ven’, dice el primer versículo.
Los ojos de la Fe
son, por lo tanto, capaces de ver lo invisible y el corazón del creyente puede
esperar más allá de toda esperanza, al igual que Abraham, del que Pablo dice en
la Carta a los Romanos que ‘creyó, esperando contra toda esperanza’".
Abraham no pudo vivir
en la tierra prometida, ese lugar no le pertenece al patriarca: él es un
extranjero y lo seguirá siendo para siempre, con todo lo que ello conlleva: no
tener intenciones de posesión, sentir siempre la propia pobreza, verlo todo
como un don. Ésta es también la condición espiritual de quien acepta seguir al
Señor, de quien decide partir aceptando su llamada, bajo el signo de su
bendición invisible pero poderosa.
Abraham fue bendecido
porque, en la Fe, supo discernir la bendición divina yendo más allá de las
apariencias, confiando en la presencia de Dios, incluso cuando sus caminos se
le muestran misteriosos.”
Para concluir, el Papa resaltó que: "afirmar ‘yo
creo en Dios’ nos conduce, pues, a ponernos en camino, a salir de nosotros
mismos continuamente, al igual que Abraham, para llevar, en la realidad
cotidiana en que vivimos, la certeza que viene de la Fe: la certeza, es decir,
la presencia de Dios en la historia, también hoy; una presencia que da vida y
salvación, y nos abre a un futuro con Él para una plenitud de vida que nunca
conocerá el ocaso".
Vaticano, 23 Enero 2013
Fuente: Extractado ACI/EWTN Noticias