jueves, 15 de marzo de 2012

Santa Luisa de Marillac.


Su última voluntad:

Las Hermanas esperan escuchar la “última conferencia de la Señorita”. Los rostros bañados en lágrimas son el verdadero testimonio de su amor hacia ella; los sollozos, sofocantes. Mirándolas a todas les ha dicho:

Mis queridas Hermanas, nunca ceso de implorar sobre vosotras la bendición de Dios, ni de rogarle que os dé la gracia de perseverar en la vocación para que le sirváis en cualquier forma que El desee. Esforzaos mucho por servir a los pobres y, especialmente, vivid en grande y cordial unión de unas con otras, amándoos mutuamente e imitando la unión y vida de Nuestro Señor. Y rogad a la bienaventurada Virgen con fervor, que sea ella vuestra única Madre”.

Es esta su despedida oficial. De todas formas, nada nuevo ha añadido Luisa a lo que ya había repetido en miles de ocasiones. Cuando se ha dado todo, nada queda por entregar.(1)

Falleció el 15 de Marzo de 1660, después de sufrir una dolorosa enfermedad y dejando fundada y muy extendida la más grande comunidad de religiosas vicentinas o Hijas de la Caridad. El Papa Pío XI declaró santa a Luisa de Marillac en 1934, y el Sumo Pontífice Juan XXIII la declaró Patrona de los Asistentes Sociales.(2)

Fuente 1: Extractado desde Libro Sirvienta de los Pobres, cuyo autor es Martiniano León Renedo, CM

Fuente 2: Aciprensa


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