sábado, 10 de marzo de 2012

3° Domingo de Cuaresma.



13

Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén.

14

Y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas en sus puestos.

15

Haciendo un látigo con cuerdas, echó a todos fuera del Templo, con las ovejas y los bueyes; desparramó el dinero de los cambistas y les volcó las mesas;

16

y dijo a los que vendían palomas: “Quitad esto de aquí. No hagáis de la Casa de mi Padre una casa de mercado”.

17

Sus discípulos se acordaron de que estaba escrito: El celo por tu Casa me devorará.

18

Los judíos entonces le replicaron diciéndole: “¿Qué señal nos muestras para obrar así?”

19

Jesús les respondió: “Destruid este Santuario y en tres días lo levantaré.

20

Los judíos le contestaron: “Cuarenta y seis años se han tardado en construir este Santuario, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?”

21

Pero él hablaba del Santuario de su cuerpo.

22

Cuando resucitó, pues, de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho eso, y creyeron en la Escritura y en las palabras que había dicho Jesús.

23

Mientras estuvo en Jerusalén, por la fiesta de la Pascua, creyeron muchos en su nombre al ver las señales que realizaba.

24

Pero Jesús no se confiaba a ellos porque los conocía a todos

25

y no tenía necesidad de que se le diera testimonio acerca de los hombres, pues él conocía lo que hay en el hombre.

Evangelio: (Juan 2, vs 13 – 25)

Oración

En tu Palabra de vida, oh Padre,

Nos has mostrado el camino hacia ti…

En tus preceptos encontramos el camino luminoso

hacia tu casa.

Ahora te pedimos:

refuerza nuestra fidelidad a tus preceptos,

transforma nuestro pensamiento y acciones

según tu ley de santidad,

acrecienta nuestra sinceridad ante tu palabra…

De manera que tu paso por nuestra vida

encuentre un corazón dispuesto,

un lugar para la morada de tu gloria,

un templo digno de tu presencia,

hombres nuevos y mujeres nuevas

dispuestos a cumplir el resumen de toda ley:

el mandamiento del amor-caridad.

Amén.


Fuente: Lectio Divina

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