domingo, 18 de marzo de 2012

4° Domingo de Cuaresma.



14 Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así también es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado en alto,

15 para que todo aquel que crea en él tenga la Vida Eterna.

16 Tanto amó Dios al mundo que le dio su Hijo Único, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga Vida Eterna.

17 Dios no mandó a su Hijo a este mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo.

18 El que cree en él no se pierde; pero el que no cree ya se ha condenado, por no creerle al Hijo Único de Dios.

19 La luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas.

20 ahí está la condenación. El que obra mal, odia la luz y no viene a la luz, no sea que su maldad sea descubierta y condenada.

21 Pero el que camina en la verdad busca la luz para que se vea claramente que sus obras son hechas según Dios.”

Evangelio: (Juan 3, 14-21)

Oración

Señor Jesús

seguimos preparándonos

para recordar y celebrar

tu hecho redentor y salvador,

tu pasión, muerte y resurrección.

Señor, te pedimos que sigas iluminándonos,

que sigas mostrándonos cómo estamos,

que nos ayudes a conocernos interiormente,

que iluminados por tu palabra,

nos dejemos cuestionar por ella,

para ver nuestras faltas, nuestros pecados,

nuestras carencias, nuestras limitaciones,

y así ser transformados y renovados

por la acción de tu Espíritu Santo.

Señor danos la gracia de vivir

tu voluntad y tu proyecto.

Haz Señor que seamos renovados interiormente

viviendo cada vez más unidos a ti.

Que así sea.

Amén.


Fuente: Lectio Divina


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