El
anuncio del Evangelio conlleva riesgos y muchas veces, situaciones difíciles e
insospechadas. San Vicente aconseja a unos misioneros que marchaban a tierras
lejanas:
“Vayan, hermanos míos, en nombre de nuestro Señor Jesucristo; él es el que
los envía; para su servicio y su gloria es este viaje y esta misión que
emprenden. Será también él el que los conduzca, los asista y los proteja. Así
lo esperamos de su bondad infinita.
Manténganse siempre en una fiel dependencia de su fiel dirección;
recurran a él en todas partes y en todas las ocasiones; échense en sus brazos,
pues han de reconocerlo como su mejor padre, con la firme confianza de que los
asistirá y bendecirá sus trabajos.” (XI,765)
Fuente: Lectio Divina
Vicenciana
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