sábado, 6 de abril de 2013

El señor ha resucitado.




19  La tarde de ese mismo día, el primero de la semana, los
      discípulos estaban a puertas cerradas por miedo a los judíos.
      Jesús se hizo presente allí, de pie en medio de ellos.
20  Les dijo: “La paz sea con ustedes.” Después de saludarlos
      así, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se
      llenaron de gozo al ver al Señor.
21  El les volvió a decir: “La paz esté con ustedes. Así como el
      Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes.”
23  Dicho esto, sopló sobre ellos:
22  “Reciban el Espíritu Santo, ‘a quienes ustedes perdonen,
      queden perdonados, y a quienes no libren de sus pecados,
      queden atados.”
24  Uno de los Doce no estaba cuando vino Jesús. Era Tomás,
      llamado el Gemelo.
25  Los otros discípulos le dijeron después: “Vimos al Señor.”
      Contestó: “No creeré sino cuando vea la marca de los clavos
      en sus manos, meta mis dedos en el lugar de los clavos y
      palpe la herida del costado.”
26  Ocho días después, los discípulos estaban de nuevo reunidos
      dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús a pesar de
      estar las puertas cerradas, y se puso de pie en medio de
      ellos.
      Les dijo: “La paz sea con ustedes.”
27  Después dijo a Tomás: “Ven acá, mira mis manos; extiende
      tu mano y palpa mi costado. En adelante no seas incrédulo,
      sino hombre de fe.”
28  Tomás exclamó: “Tú eres mi Señor y mi Dios.” Jesús le dijo:
29  Jesús le dijo: “Tú crees porque has visto. Felices los que     
      creen sin haber visto.”
30  Muchas otras señales milagrosas hizo Jesús en presencia
      de sus discípulos que no están escritas en este libro.
31  Estas han sido escritas para que crean que Jesús es el
      Cristo, el Hijo de Dios, y que por esta fe tengan la vida que
      Él solo puede comunicar.

Evangelio: (Juan 20, vs 19-31)

Oración:

Dios Espíritu Santo
Tú, el don del Resucitado,
la fuerza que dinamiza y vitaliza la Iglesia,
Tú que vienes en nuestra ayuda
a fortalecernos y a impulsarnos
a vivir lo que el Señor nos ha propuesto
así como transformaste la vida de los Apóstoles
de la misma manera ven en nuestra ayuda,
y llénanos de ti,
para vivir lo que creemos
y transmitir aquello que da sentido a nuestra vida,
ven Tú en nuestra ayuda
y haznos experimentar el gozo y el regocijo
que viene del hecho de tenerte a ti
en nuestro corazón
y de vivir y anunciar el Evangelio.
Amén.

Fuente: Lectio Divina Vicenciana

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