sábado, 16 de febrero de 2013

Domingo 1° de Cuaresma




1    Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió de las orillas del Jordán
      y se dejó guiar por el Espíritu a través del desierto,
2    ‘donde estuvo cuarenta días y fue tentado por el diablo. En
      todos esos días no comió nada, y al fin tuvo hambre.
3    El diablo le dijo entonces: “Si eres Hijo de Dios, manda a esta
      piedra que se convierta en pan.”
4    Pero Jesús le contestó: “Dice la Escritura: El hombre no vive
      solamente de pan.”   
5    Después, el diablo lo llevó a un lugar más alto; en un instante
      le mostró todos los reinos del mundo,
6    ‘y le dijo: “Te daré poder sobre estos países y te entregaré
      sus riquezas, porque me han sido entregadas y las doy a
      quien quiero.
7    Todo será tuyo si te arrodillas delante de mí.
8    Pero Jesús le replicó: “La Escritura dice: Adorarás al Señor, 
      tu Dios, y a Él solo servirás.
9    Entonces, lo llevó el diablo a Jerusalén, lo puso sobre la parte
      más alta del Templo y le dijo: “Si tú eres Hijo de Dios, tírate
      de aquí para abajo;
10  ‘porque dice la Escritura: Dios ordenará a sus ángeles que 
      te protejan.
11  Ellos te llevarán en sus manos para que no tropiecen tus 
      pies en alguna piedra.
12  Pero Jesús le replicó: “Dice la Escritura: No tentarás al Señor
      tu Dios.
13  Habiendo agotado todas las formas de tentación, el diablo se
      alejó de él, para volver en el momento oportuno.

Evangelio: (Lucas 4, vs 1-13)

Oración:

Señor Jesús,
Tú que lleno del Espíritu Santo
fuiste llevado al desierto,
y allí el diablo buscó seducirte, tentándote,
buscando desviarte de tu misión,
te pedimos que en estos días de cuaresma
nos ayudes a mirar nuestra vida,
y así ser conscientes de las tentaciones
que cada uno de nosotros tenemos,
y que iluminados por tu Espíritu Santo
tengamos su ayuda para que como Tú
podamos vencer todo aquello
que nos aleja y separa de ti.
Ayúdanos Señor,
y danos tu gracia para ser fuertes
en los momentos y circunstancias de tentación,
ayúdanos a ser fieles como lo fuiste Tú.
Que así sea.

Fuente: Lectio Divina Vicenciana

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