sábado, 17 de noviembre de 2012

Pasarán el cielo y la tierra pero mis palabras no pasarán.




24  Ahora bien, pasando a esos otros días, después de esa
      angustia: el Sol no alumbrará, la Luna perderá su brillo,
25  ‘las estrellas caerán del cielo y el universo entero se
      conmoverá.
26  Y verán al Hijo del Hombre viniendo en medio de las nubes
      con mucho poder y gloria.
27  Enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro
      puntos cardinales, desde el extremo de la tierra hasta el
      extremo del cielo.
28  Aprendan este ejemplo de la higuera: cuando sus ramas
      están tiernas y le brotan las hojas, saben que el verano está
      cerca.
29  Así también ustedes, cuando vean todo esto, comprendan
      que ya está cerca, a las puertas.
30  Les aseguro que no pasará esta generación sin que todo esto
      suceda.
31  Pasarán el cielo y la tierra, pero mis palabras no pasarán.
32  Pero volviendo al día del que les hablé, nadie sabe cuándo
      será la hora: ni los ángeles en el cielo ni el Hijo, sino sólo el
      Padre.

Evangelio: (Marcos 13, vs 24-32)

Oración:

Señor Jesús,
Tú que estás sentado a la derecha del Padre,
Tú que tienes todo poder y gloria,
que nos has redimido con tu cruz,
que con tu sangre nos has dado vida,
volverás a llevar a su plenitud toda la creación,
a realizar plenamente
el proyecto original del Padre.
Ahora que vamos a reflexionar este pasaje,
Te pedimos que Tú
derrames en nosotros tu gracia
para que vivamos de tal manera
que nuestra vida exprese nuestra Fe,
y así te esperemos a cada instante,
sabiendo que volverás como Juez Y Señor.
Que así sea. 

Fuente: Lectio Divina Vicenciana

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