Introducir verdad.
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El juicio contra Jesús
tuvo lugar probablemente en el palacio en el que residía Pilato cuando acudía
a Jerusalén. Allí se encuentran una mañana de Abril del año treinta un reo
indefenso llamado Jesús y el representante del poderoso sistema imperial de
Roma.
El Evangelio de Juan
relata el diálogo entre ambos. En realidad, más que un interrogatorio, parece
un discurso de Jesús para esclarecer algunos temas que interesan mucho al
evangelista. En un determinado momento Jesús hace esta solemne proclamación: "Yo para esto he venido al mundo:
para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz".
Esta afirmación recoge un
rasgo básico que define la trayectoria profética de Jesús: su voluntad de
vivir en la verdad de Dios. Jesús no solo dice la verdad, sino que busca la
verdad y solo la verdad de un Dios que quiere un mundo más humano para todos
sus hijos e hijas.
Por eso, Jesús habla con
autoridad, pero sin falsos autoritarismos. Habla con sinceridad, pero sin
dogmatismos. No habla como los fanáticos que tratan de imponer su verdad.
Tampoco como los funcionarios que la defienden por obligación aunque no crean
en ella. No se siente nunca guardián de la verdad sino testigo.
Jesús no convierte la
verdad de Dios en propaganda. No la utiliza en provecho propio sino en
defensa de los pobres. No tolera la mentira o el encubrimiento de las
injusticias. No soporta las manipulaciones. Jesús se convierte así en
"voz de los sin voz, y voz contra los que tienen demasiada voz"
(Jon Sobrino).
Esta voz es más necesaria
que nunca en esta sociedad atrapada en una grave crisis económica. La
ocultación de la verdad es uno de los más firmes presupuestos de la actuación
de los grandes poderes financieros y de la gestión política sometida a sus
exigencias. Se nos quiere hacer vivir la crisis en la mentira.
Se hace todo lo posible
para ocultar la responsabilidad de los principales causantes de la crisis y
se ignora de manera perversa el sufrimiento de las víctimas más débiles e
indefensas. Es urgente humanizar la crisis poniendo en el centro de atención
la verdad de los que sufren y la atención prioritaria a su situación cada vez
más grave.
Es la primera verdad
exigible a todos si no queremos ser inhumanos. El primer dato previo a todo.
No nos podemos acostumbrar a la exclusión social y la desesperanza en que
están cayendo los más débiles. Quienes seguimos a Jesús hemos de escuchar su
voz y salir instintivamente en su defensa y ayuda. Quien es de la verdad
escucha su voz.
Fuente: José Antonio Pagola
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jueves, 29 de noviembre de 2012
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