viernes, 30 de noviembre de 2012

Urge hablar de Dios en nuestro tiempo.




En su habitual Catequesis de la Audiencia General de este Miércoles, y ante miles de fieles reunidos en el Aula Pablo VI en el Vaticano, el Papa Benedicto XVI señaló que es muy necesario hablar de Dios en nuestro tiempo:
"La pregunta principal que nos planteamos hoy es ¿cómo hablar de Dios en nuestro tiempo? ¿Cómo comunicar el Evangelio, para abrir caminos a su verdad salvífica en los corazones de nuestros contemporáneos, a menudo cerrados, y en sus mentes, a veces distraídas por tantos destellos de la sociedad?
Esta pregunta, que se la hace el mismo Jesús, tiene como primera respuesta que nosotros podemos hablar de Dios porque Dios ha hablado con nosotros. La primera condición del hablar de Dios es, por lo tanto, la escucha de lo que ha dicho el mismo Dios. Ha hablado con nosotros. Dios no es una hipótesis lejana del mundo por su origen, Dios se preocupa por nosotros, Dios nos ama, Dios ha entrado personalmente en la realidad de nuestra historia, se ha ‘auto-comunicado’ hasta encarnarse.
En la actualidad, un lugar especial para hablar de Dios es la Familia, la primera escuela para comunicar la Fe a las nuevas generaciones. El Concilio Vaticano II en los documentos Lumen Gentium y Apostolicam Actuositatem habla de los padres como los primeros mensajeros de Dios llamados a redescubrir su misión, asumiendo la responsabilidad en la educación, en abrir la conciencia de los pequeños al amor de Dios como un servicio esencial para sus vidas, siendo los primeros catequistas y maestros de la Fe para sus hijos. Y en esta tarea es importante ante todo la vigilancia, que significa saber aprovechar las oportunidades favorables para introducir en la Familia el discurso de la Fe y para hacer madurar una reflexión crítica respecto a las muchas influencias a las que están sometidos los hijos.
Esta atención de los padres es también sensibilidad en el reconocimiento de las posibles preguntas religiosas que se hacen mentalmente los niños, a veces evidentes, a veces ocultas. Después está la alegría: la comunicación de la Fe siempre debe tener un tono de alegría. Es la alegría de la Pascua, que no calla u oculta la realidad del dolor, del sufrimiento, la fatiga, las dificultades, la incomprensión y la muerte misma, sino que puede ofrecer criterios para la interpretación de todo, desde la perspectiva de la esperanza cristiana.
La vida buena del Evangelio es esta nueva mirada, esta capacidad de ver con los mismos ojos de Dios cada situación. Es importante ayudar a todos los miembros de la familia a comprender que la Fe no es una carga, sino una fuente de alegría profunda, es percibir la acción de Dios, reconocer la presencia del bien, que no hace ruido, y proporciona valiosas orientaciones para vivir bien la propia existencia.
En la Familia también debe resaltar la capacidad de escucha y de dialogo: la Familia debe ser un ámbito donde se aprende a estar juntos, para conciliar los conflictos en el diálogo mutuo, que está hecho de escucha y de palabra, de entenderse y amarse, para ser signo, el uno para el otro, del amor misericordioso de Dios.
Dios es una realidad de nuestra vida, Dios es tan grande que tiene tiempo también para nosotros, que puede ocuparse de nosotros y se ocupa de nosotros. Hablar de Dios significa, ante todo tener claro lo que debemos brindar a los hombres y mujeres de nuestro tiempo. No un Dios abstracto, no una hipótesis, sino un Dios concreto, un Dios que existe, que ha entrado en la historia y está presente en la historia, el Dios de Jesucristo como respuesta a la pregunta fundamental del por qué y cómo vivir.
Por lo tanto, hablar de Dios requiere una familiaridad con Jesús y su Evangelio, presupone un conocimiento nuestro personal y real de Dios y una gran pasión por su proyecto de salvación, sin ceder a la tentación del éxito, sino siguiendo el método de Dios mismo. El método de Dios, es el de la humildad, Dios se hace uno de nosotros, es el método cumplido en la Encarnación, en la humilde casa de Nazaret y en la gruta de Belén, la parábola del grano de mostaza. Se requiere no temer la humildad de los pequeños pasos y confiar en la levadura, que penetra en la masa y la hace crecer lentamente. Al hablar de Dios, en la obra de la evangelización, bajo la guía del Espíritu Santo, es necesario recuperar la simplicidad, un retorno a lo esencial del anuncio: la Buena Nueva de un Dios que es real, concreto, de un Dios que se preocupa por nosotros, de un Dios-Amor que se acerca a nosotros en Jesucristo hasta la Cruz y que, en la Resurrección nos dona la esperanza y nos abre a una vida que no tiene fin, la vida eterna.
Como San Pablo, al hablar de Dios no se habla de una filosofía que él ha desarrollado, no habla de ideas que ha encontrado o que ha inventado, habla de una realidad de su vida, habla del Dios que ha entrado en su vida, habla de un Dios real, que vive, que ha hablado con él, que hablará con él del Cristo resucitado, crucificado y resucitado.
"La segunda realidad es que habla, no se busca a sí mismo, no quiere crearse un grupo de admiradores, no quiere entrar en la historia como líder de una escuela de grandes conocimientos, no se busca a sí mismo, no quiere tener un grupo de admiradores suyos, Pablo anuncia a Cristo y quiere ganar personas para el Dios verdadero y real. Pablo habla con el único anhelo de predicar lo que ha entrado en su vida y que es la verdadera vida, que lo ha conquistado en el camino a Damasco.
Para hablar de Dios, tenemos que dejarle espacio en la esperanza de que es Él quien actúa en nuestra debilidad: dejar espacio sin miedo, con sencillez y alegría, en la profunda convicción de que cuanto más lo pongamos en medio, y no a nosotros, nuestra comunicación será más fructífera. Y esto también vale para las comunidades cristianas: ellas están llamados a mostrar la acción transformadora de la gracia de Dios, superando individualismos, cerrazones, egoísmos, indiferencia y viviendo en sus relaciones cotidianas el amor de Dios. ¿Son realmente así nuestras comunidades? Tenemos que ponernos en acción para ser cada vez más anunciadores de Cristo y no de nosotros mismos.
Hablar de Dios significa comprender con la palabra y con la vida que Dios no es un competidor de nuestra existencia, sino que es el verdadero garante, el garante de la grandeza de la persona humana. Así volvemos al principio: hablar de Dios es comunicar, con fuerza y sencillez, con la palabra y la vida, lo que es esencial: el Dios de Jesucristo, el Dios que nos ha mostrado un amor tan grande, de encarnarse, morir y resucitar por nosotros".
Dios, concluyó el Papa, "nos invita a seguirlo y dejarnos transformar por su amor inmenso para renovar nuestra vida y nuestras relaciones; el Dios que nos ha dado a la Iglesia, para caminar juntos y, a través de la Palabra y los Sacramentos, renovar la entera Ciudad de los hombres, para que pueda llegar a ser la Ciudad de Dios".
Vaticano, 28 Nov. 2012
Fuente: ACI/EWTN Noticias 

Jesucristo Rey del universo.




33
Entonces Pilato entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús y le dijo: “¿Eres tú el Rey de los judíos?”
34
Respondió Jesús: “¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?”
35
Pilato respondió: “¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?”
36
Respondió Jesús: “Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí.”
37
Entonces Pilato le dijo: “¿Luego tú eres Rey?” Respondió Jesús: “Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.”

Evangelio: (Juan 18, vs 33-37)
Domingo, 25 de Noviembre de 2012

Oración:

¡Reina el Señor! Se viste de grandeza,
el Señor de poder va revestido
y del mismo se ha hecho un cinturón;
estableciste el orbe inconmovible.

Desde el principio fijaste ya tu trono
Tú existes desde siempre.

Desatan los ríos, Señor,
desatan sus clamores
desatan sus fragores,

pero más que las aguas tumultuosas,
más grande que las olas de los mares,
es grandioso el Señor en las alturas.

Tus mandatos, Señor, son inmutables;
la Santidad es propia de tu casa,
oh Señor, por los siglos de los siglos.

Salmo 93

Es razonable creer en Dios.




Ante miles de fieles reunidos en la Catequesis de esta mañana en el Aula Pablo VI, el Santo Padre resaltó que:
"La Fe lleva a descubrir que el encuentro con Dios valoriza, perfecciona y eleva lo que es verdadero, bueno y bello en el hombre. De este modo, se da la circunstancia de que, mientras Dios se revela y se deja conocer, el hombre llega a saber quién es Dios y, conociéndolo, se descubre a sí mismo, su origen y su destino, así como la grandeza y la dignidad de la vida humana.
La Fe permite un conocimiento auténtico sobre Dios, que implica a toda la persona humana: se trata de un ‘saber’, un conocimiento que le da sabor a la vida, un nuevo sabor a la existencia, una forma alegre de estar en el mundo. La Fe, permite abrir los ojos para conocer toda la realidad, más allá de las estrechas perspectivas del individualismo y del subjetivismo, que desorientan las conciencias. El conocimiento de Dios es, por tanto, la experiencia de la Fe, e implica, al mismo tiempo, un camino intelectual y moral: marcados en lo profundo por la presencia del Espíritu de Jesús en nosotros, podemos superar los horizontes de nuestros egoísmos y nos abrimos a los verdaderos valores de la vida.
La tradición católica ha rechazado desde el principio el denominado fideísmo, que es la voluntad de creer en contra de la razón. Credo quia absurdum (creo porque es absurdo) es la fórmula que interpreta la Fe católica. De hecho, Dios no es absurdo, en todo caso es misterio. El misterio, a su vez, no es irracional, sino sobreabundancia de sentido, de significado y de verdad. Si contemplando el misterio, la razón ve oscuro, no es porque en el misterio no haya luz, sino más bien porque hay demasiada luz.
Al igual que cuando los ojos del hombre se dirigen a mirar directamente al Sol y sólo ven tinieblas ¿quién podría decir que el Sol no es brillante? Aún más, es la fuente de la luz. La Fe le permite ver el ‘Sol’ de Dios, porque es acogida de su revelación en la historia y, por así decirlo, recibe verdaderamente toda la luminosidad del misterio de Dios, reconociendo el gran milagro: Dios se ha acercado al hombre y se ha ofrecido a su conocimiento, condescendiendo al límite de la criatura de la razón humana.
Es falso el prejuicio de algunos pensadores modernos, que aseveran que la razón humana quedaría como bloqueada por los dogmas de la Fe. En realidad, es todo lo contrario, como han demostrado los grandes maestros de la tradición católica. San Agustín, antes de su conversión, busca con tanta inquietud la verdad, a través de todas las filosofías disponibles y las encuentra todas insatisfactorias. Su fatigosa búsqueda racional es para él una pedagogía significativa para el encuentro con la Verdad de Cristo.
Cuando dice, ‘comprende para creer y cree para comprender’, es como si estuviera contando su propia experiencia de vida. Ante la revelación divina, el intelecto y la Fe no son extraños o antagonistas, sino que ambas son condiciones para comprender su sentido, para recibir su mensaje auténtico, acercándose al umbral del misterio".
Benedicto XVI habló también sobre el nexo entre ciencia y Fe: "la investigación científica conduce al conocimiento de verdades siempre nuevas sobre el hombre y el cosmos. El verdadero bien de la humanidad, accesible en la Fe, abre el horizonte en el que se debe mover su camino de descubrimiento. Por ello, debe fomentarse, por ejemplo, las investigaciones puestas al servicio de la vida y que tienen como objetivo erradicar las enfermedades. También son importantes las investigaciones para descubrir los secretos de nuestro planeta y del universo, a sabiendas de que el hombre está en la cima de la creación, no para explotarla de manera insensata, sino para custodiarla y hacerla habitable.
Así, la Fe, vivida realmente, no está en conflicto con la ciencia, más bien coopera con ella, ofreciendo criterios básicos que promuevan el bien de todos, pidiéndole que renuncie sólo a los intentos que -oponiéndose al plan original de Dios- pueden producir efectos que se vuelvan contra el mismo hombre. También por ello es razonable creer: si la ciencia es un aliado valioso de la Fe para la comprensión del plan de Dios en el universo, la Fe permite al progreso científico realizarse siempre por el bien y la verdad del hombre, fiel a este mismo diseño".
Para concluir, el Papa dijo que "es razonable creer, está en juego nuestra existencia. Vale la pena darse por Cristo, sólo Cristo satisface los deseos de verdad y de bien arraigados en el alma de cada hombre: ahora, en el tiempo que pasa, y en el día sin fin de la bendita eternidad".
Vaticano, 21 Nov. 2012
Fuente: Extractado ACI/EWTN Noticias

jueves, 29 de noviembre de 2012


 Introducir verdad.
 
El juicio contra Jesús tuvo lugar probablemente en el palacio en el que residía Pilato cuando acudía a Jerusalén. Allí se encuentran una mañana de Abril del año treinta un reo indefenso llamado Jesús y el representante del poderoso sistema imperial de Roma.
El Evangelio de Juan relata el diálogo entre ambos. En realidad, más que un interrogatorio, parece un discurso de Jesús para esclarecer algunos temas que interesan mucho al evangelista. En un determinado momento Jesús hace esta solemne proclamación: "Yo para esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz".
Esta afirmación recoge un rasgo básico que define la trayectoria profética de Jesús: su voluntad de vivir en la verdad de Dios. Jesús no solo dice la verdad, sino que busca la verdad y solo la verdad de un Dios que quiere un mundo más humano para todos sus hijos e hijas.
Por eso, Jesús habla con autoridad, pero sin falsos autoritarismos. Habla con sinceridad, pero sin dogmatismos. No habla como los fanáticos que tratan de imponer su verdad. Tampoco como los funcionarios que la defienden por obligación aunque no crean en ella. No se siente nunca guardián de la verdad sino testigo.
Jesús no convierte la verdad de Dios en propaganda. No la utiliza en provecho propio sino en defensa de los pobres. No tolera la mentira o el encubrimiento de las injusticias. No soporta las manipulaciones. Jesús se convierte así en "voz de los sin voz, y voz contra los que tienen demasiada voz" (Jon Sobrino).
Esta voz es más necesaria que nunca en esta sociedad atrapada en una grave crisis económica. La ocultación de la verdad es uno de los más firmes presupuestos de la actuación de los grandes poderes financieros y de la gestión política sometida a sus exigencias. Se nos quiere hacer vivir la crisis en la mentira.
Se hace todo lo posible para ocultar la responsabilidad de los principales causantes de la crisis y se ignora de manera perversa el sufrimiento de las víctimas más débiles e indefensas. Es urgente humanizar la crisis poniendo en el centro de atención la verdad de los que sufren y la atención prioritaria a su situación cada vez más grave.
Es la primera verdad exigible a todos si no queremos ser inhumanos. El primer dato previo a todo. No nos podemos acostumbrar a la exclusión social y la desesperanza en que están cayendo los más débiles. Quienes seguimos a Jesús hemos de escuchar su voz y salir instintivamente en su defensa y ayuda. Quien es de la verdad escucha su voz.
Fuente: José Antonio Pagola

martes, 20 de noviembre de 2012

Festividad de la Virgen de los Rayos.




Querido hermano(a) devoto de la Virgen:
Este 27 de Noviembre te invitamos a celebrar la Fiesta de la Virgen, bajo la advocación de Virgen de los Rayos, conocida también como Medalla Milagrosa, por los innumerables milagros y bendiciones que a través de ella, muchísimas personas han conseguido de Nuestro Señor.
Tendremos cinco misas durante el día para que puedas acudir a orar, dar gracias y suplicar al Señor, por medio de la Virgen de la Medalla Milagrosa, por todas las necesidades e intenciones más apremiantes tuyas, de tu familia y seres queridos.
La Eucaristía de las 17,00 hrs., será dedicada especialmente por los enfermos más desvalidos y delicados, recibiendo una bendición especial.
Horario de misas:
08,00 hrs AM
10,00 hrs AM
12,00 hrs AM
17,00 hrs PM
20,00 hrs PM
Nuestra Madre celestial, está con los brazos extendidos, para acogerte y aliviarte en tus penas y dolores.
Venecia N° 1640, Independencia, Santiago
Fuente: Hijas de la Caridad

sábado, 17 de noviembre de 2012

Oración para cada día del Año de la Fe.




El Papa Benedicto XVI espera que el Año de la Fe pueda llevar a todos los creyentes a aprender de memoria el Credo y nos invita a recitarlo todos los días como oración.

Credo de Nicea-Constantinopla

Creo en un solo Dios; Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.

Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación, bajó del cielo,

y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre;

y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado,

y resucitó al tercer día, según las Escrituras,

y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre;

y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.

Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo, recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.

Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.

Fuente: 1.-Aciprensa
              2.-Catecismo de la Iglesia Católica

Nadie sabe el día.




El mejor conocimiento del lenguaje apocalíptico, construido de imágenes y recursos simbólicos para hablar del fin del mundo, nos permite hoy escuchar el mensaje esperanzador de Jesús, sin caer en la tentación de sembrar angustia y terror en las conciencias.
Un día la historia apasionante del ser humano sobre la tierra llegará a su final. Esta es la convicción firme de Jesús. Esta es también la previsión de la ciencia actual. El mundo no es eterno. Esta vida terminará. ¿Qué va a ser de nuestras luchas y trabajos, de nuestros esfuerzos y aspiraciones.
Jesús habla con sobriedad. No quiere alimentar ninguna curiosidad morbosa. Corta de raíz cualquier intento de especular con cálculos, fechas o plazos. "Nadie sabe el día o la hora..., sólo el Padre". Nada de psicosis ante el final. El mundo está en buenas manos. No caminamos hacia el caos. Podemos confiar en Dios, nuestro Creador y Padre.
Desde esta confianza total, Jesús expone su esperanza: la creación actual terminará, pero será para dejar paso a una nueva creación, que tendrá por centro a Cristo resucitado. ¿Es posible creer algo tan grandioso? ¿Podemos hablar así antes de que nada haya ocurrido?
Jesús recurre a imágenes que todos pueden entender. Un día el sol y la luna que hoy iluminan la tierra y hacen posible la vida, se apagarán. El mundo quedará a oscuras. ¿Se apagará también la historia de la Humanidad? ¿Terminarán así nuestras esperanzas?
Según la versión de Marcos, en medio de esa noche se podrá ver al "Hijo del Hombre", es decir, a Cristo resucitado que vendrá "con gran poder y gloria". Su luz salvadora lo iluminará todo. Él será el centro de un mundo nuevo, el principio de una humanidad renovada para siempre.
Jesús sabe que no es fácil creer en sus palabras. ¿Cómo puede probar que las cosas sucederán así? Con una sencillez sorprendente, invita a vivir esta vida como una primavera. Todos conocen la experiencia: la vida que parecía muerta durante el invierno comienza a despertar; en las ramas de la higuera brotan de nuevo pequeñas hojas. Todos saben que el verano está cerca.
Esta vida que ahora conocemos es como la primavera. Todavía no es posible cosechar. No podemos obtener logros definitivos. Pero hay pequeños signos de que la vida está en gestación. Nuestros esfuerzos por un mundo mejor no se perderán. Nadie sabe el día, pero Jesús vendrá. Con su venida se desvelará el misterio último de la realidad que los creyentes llamamos Dios.
Fuente: José Antonio Pagola

Pasarán el cielo y la tierra pero mis palabras no pasarán.




24  Ahora bien, pasando a esos otros días, después de esa
      angustia: el Sol no alumbrará, la Luna perderá su brillo,
25  ‘las estrellas caerán del cielo y el universo entero se
      conmoverá.
26  Y verán al Hijo del Hombre viniendo en medio de las nubes
      con mucho poder y gloria.
27  Enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro
      puntos cardinales, desde el extremo de la tierra hasta el
      extremo del cielo.
28  Aprendan este ejemplo de la higuera: cuando sus ramas
      están tiernas y le brotan las hojas, saben que el verano está
      cerca.
29  Así también ustedes, cuando vean todo esto, comprendan
      que ya está cerca, a las puertas.
30  Les aseguro que no pasará esta generación sin que todo esto
      suceda.
31  Pasarán el cielo y la tierra, pero mis palabras no pasarán.
32  Pero volviendo al día del que les hablé, nadie sabe cuándo
      será la hora: ni los ángeles en el cielo ni el Hijo, sino sólo el
      Padre.

Evangelio: (Marcos 13, vs 24-32)

Oración:

Señor Jesús,
Tú que estás sentado a la derecha del Padre,
Tú que tienes todo poder y gloria,
que nos has redimido con tu cruz,
que con tu sangre nos has dado vida,
volverás a llevar a su plenitud toda la creación,
a realizar plenamente
el proyecto original del Padre.
Ahora que vamos a reflexionar este pasaje,
Te pedimos que Tú
derrames en nosotros tu gracia
para que vivamos de tal manera
que nuestra vida exprese nuestra Fe,
y así te esperemos a cada instante,
sabiendo que volverás como Juez Y Señor.
Que así sea. 

Fuente: Lectio Divina Vicenciana

viernes, 16 de noviembre de 2012

Tres vías para conocer a Dios.




Ante miles de peregrinos reunidos en el Aula Pablo VI, el Papa Benedicto XVI dedicó su Catequesis de la Audiencia General de hoy a reflexionar sobre tres vías que permiten a la humanidad llegar al conocimiento de Dios: el mundo en cuanto creación perfecta, el hombre con sus más profundos anhelos y la Fe para creer en Cristo.
"La iniciativa de Dios precede siempre cualquier iniciativa del hombre, y también en el camino hacia Él, es Él el primero que nos ilumina, nos orienta y guía, respetando nuestra libertad. Hay vías que pueden abrir el corazón del hombre al conocimiento de Dios aunque a menudo corremos el riesgo de quedar deslumbrados, por el brillo de la mundanidad, que nos hace menos capaces de recorrer algunos caminos o de leer esos signos”.
"Dios no se cansa de buscarnos, es fiel al hombre que ha creado y redimido, permanece cerca de nuestras vidas, porque nos ama. Ésta es una certeza que nos debe acompañar todos los días, a pesar de que ciertas mentalidades difusas dificulten la misión de la Iglesia y de los cristianos de comunicar la alegría del Evangelio a todas las criaturas y de conducir a todos al encuentro con Jesús, único Salvador del mundo".
“Sabemos que no faltan las dificultades y pruebas para la Fe, a menudo poco comprendida, contestada y rechazada".
"En nuestro tiempo, se ha verificado un fenómeno particularmente peligroso para la Fe: hay una forma de ateísmo que definimos, precisamente, ‘práctico’, que no niega las verdades de la Fe o los ritos religiosos, sino que simplemente los considera sin importancia para la vida cotidiana, separados de la vida, inútil. A menudo, entonces, se cree en Dios de una manera superficial, y se vive ‘como si Dios no existiera’ (etsi Deus no daretur). Al final, sin embargo, esta forma de vida es aún más destructivo, porque conduce a la indiferencia ante la Fe y la cuestión de Dios".
"¿Qué respuestas, entonces está llamada a dar la Fe con ‘gentileza y respeto’, al ateísmo, al escepticismo, a la indiferencia hacia la dimensión vertical, de modo que el hombre de nuestro tiempo se siga interrogando sobre la existencia de Dios y recorra los caminos que conducen a Él?. Me gustaría muy brevemente resumirlo en tres palabras: el mundo, el hombre, la Fe".
“Sobre el mundo, tenemos que recuperar y devolver al hombre de hoy la posibilidad de contemplar la creación, su belleza, su estructura. El mundo no es un magma informe, pero cuanto más lo conocemos, más descubrimos los mecanismos maravillosos, mejor vemos su diseño, vemos que hay una inteligencia creadora".
"Un primer camino, pues, que conduce al descubrimiento de Dios es contemplar con ojos atentos la creación".
Hablando del hombre como vía, el Papa advirtió que "este es otro aspecto que corremos el riesgo de perder en el mundo ruidoso y dispersivo en el que vivimos: la capacidad de pararnos y de mirar en lo profundo de nosotros mismos y leer esa sed de infinito que llevamos dentro, que nos impulsa a ir más allá y nos lleva hacia Alguien que la pueda colmar".
Finalmente, pidió no olvidar "que un camino que conduce hacia el conocimiento y al encuentro con Dios es la vida de Fe. El que cree está unido a Dios, está abierto a su gracia, a la fuerza de la caridad. Así su existencia se convierte en testimonio no de sí mismo, sino del Resucitado, y su Fe no tiene miedo de mostrarse en la vida cotidiana: está abierta al diálogo, que expresa profunda amistad para el viaje de cada hombre, y sabe cómo abrir las luces de esperanza a la necesidad de redención, de felicidad, de futuro".
"El cristianismo, antes que una moral o una ética, es el acontecimiento del amor, es el acoger la persona de Jesús. Por esta razón, el cristiano y las comunidades cristianas y cristianos, antes que nada, deben mirar y hacer mirar a Cristo, verdadero camino que conduce a Dios", concluyó.
Vaticano, 14 Nov. 2012
Fuente: Extractado ACI/EWTN Noticias

sábado, 10 de noviembre de 2012

Lo mejor de la Iglesia.




El contraste entre las dos escenas no puede ser más fuerte. En la primera, Jesús pone a la gente en guardia frente a los dirigentes religiosos: "¡Cuidado con los letrados!", su comportamiento puede hacer mucho daño. En la segunda, llama a sus discípulos para que tomen nota del gesto de una viuda pobre: la gente sencilla les podrá enseñar a vivir el Evangelio.
Es sorprendente el lenguaje duro y certero que emplea Jesús para desenmascarar la falsa religiosidad de los escribas. No puede soportar su vanidad y su afán de ostentación. Buscan vestir de modo especial y ser saludados con reverencia para sobresalir sobre los demás, imponerse y dominar.
La religión les sirve para alimentar fatuidad. Hacen "largos rezos" para impresionar. No crean comunidad, pues se colocan por encima de todos. En el fondo, solo piensan en sí mismos. Viven aprovechándose de las personas débiles a las que deberían servir.
Marcos no recoge las palabras de Jesús para condenar a los escribas que había en el Templo de Jerusalén antes de su destrucción, sino para poner en guardia a las comunidades cristianas para las que escribe. Los dirigentes religiosos han de ser servidores de la comunidad. Nada más. Si lo olvidan, son un peligro para todos. Hay que reaccionar para que no hagan daño.
En la segunda escena, Jesús está sentado enfrente del arca de las ofrendas. Muchos ricos van echando cantidades importantes: son los que sostienen el Templo. De pronto se acerca una mujer. Jesús observa que echa dos moneditas de cobre. Es una viuda pobre, maltratada por la vida, sola y sin recursos. Probablemente vive mendigando junto al Templo.
Conmovido, Jesús llama rápidamente a sus discípulos. No han de olvidar el gesto de esta mujer, pues, aunque está pasando necesidad, "ha echado todo lo que tenía para vivir". Mientras los letrados viven aprovechándose de la religión, esta mujer se desprende de todo por los demás, confiando totalmente en Dios.
Su gesto nos descubre el corazón de la verdadera religión: confianza grande en Dios, gratuidad sorprendente, generosidad y amor solidario, sencillez y verdad. No conocemos el nombre de esta mujer ni su rostro. Solo sabemos que Jesús vio en ella un modelo para los futuros dirigentes de su Iglesia.
También hoy, tantas mujeres y hombres de Fe sencilla y corazón generoso son lo mejor que tenemos en la Iglesia. No escriben libros ni pronuncian sermones, pero son los que mantienen vivo entre nosotros el Evangelio de Jesús. De ellos hemos de aprender los presbíteros y obispos.
Fuente: José Antonio Pagola

La ofrenda de la viuda.




38 También en su enseñanza Jesús les decía:
     “Tengan cuidado con los maestros de la Ley.
39 Les gusta pasear con amplias vestiduras, ser
     saludados en las plazas y ocupar los primeros
     asientos en las sinagogas y en los banquetes.
40 Incluso devoran los bienes de las viudas
     mientras se amparan con largas oraciones.
     Ellos serán juzgados con más severidad.”
41 Jesús, sentado frente a las alcancías del
     Templo, miraba como la gente echaba dinero
     para el tesoro. Los ricos daban grandes
     limosnas.
42 Pero también llegó una viuda pobre y echó dos
     moneditas de muy poco valor.
43 Jesús, entonces, llamó la atención de sus
     discípulos y les dijo: “Les aseguro que esta
     viuda pobre ha dado más que todos ellos.
44 Pues todos han echado dinero que les
     sobraba; en cambio ella ha dado lo que había
     reunido con sus privaciones, eso mismo que
     necesitaba para vivir.

Evangelio: (Marcos 12, vs 38-42)

Oración:

Señor Jesús,
ayúdanos a comprender y valorar
la actitud de esa viuda que dio
más que todos los demás,
porque dio todo lo que tenía.
Danos Señor,
la gracia de saber dar todo de nosotros
para ayudar a los que nos necesitan;
ayúdanos a saber ser generosos
contigo y con los demás,
no dejando nada para nosotros,
sino colocando todo a tu servicio,
dándonos totalmente,
esperando siempre en ti,
confiando en tu amor y en tu providencia, 
sabiendo que teniéndote a ti,
todo lo tenemos y que solo Tú
puedes saciar nuestras ansias más profundas.
Que así sea.

Fuente: Lectio Divina Vicenciana