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16 Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
17 Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
18 El que cree en él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios.
(Juan 3, vs 16-18)
En el nombre de la Trinidad
Toda la vida cristiana y toda la vida de la Iglesia están señaladas con el nombre de la Trinidad. Así nos santiguamos, así oramos, así confesamos nuestra Fe, así bendecimos, así celebramos y recibimos el perdón. Hoy celebramos un Misterio de comunión. La Trinidad es Dios en nosotros, Dios con nosotros y Dios por encima de nosotros. Es el misterio que penetra y envuelve nuestra vida y nuestra historia. El Espíritu es Dios en nosotros. De Él viene la esperanza que peregrina hacia la plenitud de Cristo; Él inspira a los profetas la palabra de Dios; Él actúa en el corazón de los creyentes para aceptar la palabra de Dios; Él reúne a los hijos de Dios en torno al Hijo; Él anima la plegaria que dirigimos al Padre. Él ha sido derramado en nuestros corazones y es más íntimo a nosotros que nosotros mismos.
Fuente:
Evangelio 2011 Ciclo A
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