sábado, 30 de agosto de 2014

El que quiera venir conmigo, que se niegue a sí mismo.



En aquel tiempo, empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: "¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte."
Jesús se volvió y dijo a Pedro: "Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios."
Entonces dijo a sus discípulos: "El que quiera venir conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta."
Evangelio: (Mateo 16, vs 21-27)

Oración:
Señor Jesús,
Tú que nos invitas a tomar nuestra cruz y seguirte,
Tú que nos quieres en tus sendas
viviendo tu estilo de vida,
asumiendo tu manera de ser,
teniendo tus mismos sentimientos,
danos la gracia de aprender de ti
lo que es vivir el estilo de Dios;
ayúdanos a que como Tú podamos
perder la vida ganándola en ti,
para tener la vida plena y verdadera
que solo la encontramos en ti.
Danos la gracia de entender tu lógica
y saber que solo en ti encontramos
la vida plena, la eterna,
llevando nuestra cruz detrás de ti.
Danos Señor la gracia de seguirte día a día,
sin desfallecer, con la alegría de saber
que el seguirte es encontrar la vida verdadera,
que solamente Tú nos das.
Amén.

Fuente: Lectio Divina Vicenciana

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