sábado, 31 de agosto de 2013

San Vicente de Paul: La Humildad.



San Vicente nos dice:

La humildad hace nacer en el alma todas las demás virtudes; si uno es pecador, al humillarse, se hace agradable a Dios. Aunque fuéramos unos criminales, si recurrimos a la humildad, la humildad nos cambiará en justos; y aunque fuéramos como ángeles, si estamos privados de esta humildad, aunque tengamos las demás virtudes, la verdad es que nos quedaremos sin ellas al faltarnos la humildad, y seremos semejantes a los condenados, que no tienen ninguna virtud.

Hermanos míos, retirémonos con este pensamiento: "Si poseo todas las virtudes, menos la de la humildad, no tengo más que pecado, no soy más que un fariseo soberbio y un misionero abominable". (XI, 493)

Fuente: Lectio Divina Vicenciana

El que se enaltece será humillado.



Un Sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso esta parábola: “Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro y te dirá: “Cédele el puesto a éste”. Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: “Amigo, sube más arriba”. Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”.
Y dijo al que lo había invitado: “Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos”.

Evangelio: (Lucas 14, 1.7-14)

Oración:
Tu Reino, Señor, toma la forma de una mesa:
mesa de la acogida y de la fraternidad
donde nos sirves el vino bueno
y abundante de tu plena alegría,
donde todos crecemos hasta la plenitud.
Tu Palabra, Señor, nos invita a ver nuestras mesas
desde tu punto de vista;
desde ti, que no compartes nuestras ambiciones terrenas
y que nos propones tu misma entrega gratuita de amor.
Tú nos invitas, Señor, a participar en la fiesta de los pobres
que tu Reino exalta y bendice;
allí nos recibes si deponemos nuestro orgullo.
Enséñanos, Señor, a ser como tú,
a invitar y también a ser buenos invitados,
para que, identificados contigo,
nuestras mesas y todas nuestras relaciones
tengan desde ahora
el sabor del gran banquete del Cielo.
Amén.

Fuente: Lectio Divina Vicenciana

miércoles, 28 de agosto de 2013

Grande eres, Señor.



Grande eres, Señor, y laudable sobremanera; grande tu poder,
y tu sabiduría no tiene número. ¿Y pretende alabarte el hombre,
pequeña parte de tu creación, y precisamente el hombre, que,
revestido de su mortalidad, lleva consigo el testimonio de su
pecado y el testimonio de que resistes a los soberbios? Con
todo, quiere alabarte el hombre, pequeña parte de tu creación.
Tú mismo le excitas a ello, haciendo que se deleite en alabarte,
porque nos has hecho para ti y nuestro corazón está inquieto
hasta que descanse en ti.”

San Agustín de Hipona

domingo, 25 de agosto de 2013

Amar lo que uno hace.



«No es importante lo que uno hace, sino cómo lo hace, cuánto amor, sinceridad y Fe ponemos en lo que realizamos. Cada trabajo es importante, y lo que yo hago, no lo puedes hacer tú, de la misma manera que yo no puedo hacer lo que tú haces. Pero cada uno de nosotros hace lo que Dios le encomendó».

Beata Teresa de Calcuta.

jueves, 15 de agosto de 2013

Asunción de la Virgen María.



Se abrió en el cielo el santuario de Dios y en su santuario apareció el arca de la alianza. Después apareció una figura portentosa en el cielo: Una mujer vestida de sol, la luna por pedestal, coronada con doce estrellas. Apareció otra señal en el cielo: Un enorme dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos y siete diademas en las cabezas. Con la cola barrió del cielo un tercio de las estrellas, arrojándolas a la tierra. El dragón estaba enfrente de la mujer que iba a dar luz, dispuesto a tragarse el niño en cuanto naciera. Dio a luz un varón, destinado a gobernar con vara de hierro a los pueblos. Arrebataron al niño y lo llevaron junto al trono de Dios. La mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar reservado por Dios. Se oyó una gran voz en el cielo: "Ahora se estableció la salud y el poderío, y el reinado de nuestro Dios, y la potestad de su Cristo."

(Apocalípsis 11,19a;12,1.3-6a.10ab)


"No se aparte María de tus labios ni de tu corazón; y para conseguir su ayuda intercesora, no te apartes tú de los ejemplos de su virtud. No te descaminarás si la sigues, no desesperarás si la ruegas, no te perderás si la contemplas. Si ella te tiene de su mano, no caerás; si te protege, nada tendrás que temer; si ella es tu guía, no te fatigarás; y si ella te ampara, llegarás felizmente al puerto".

Texto de San Bernardo.

Oración para cada día del Año de la Fe.



El Papa Emérito Benedicto XVI espera que el Año de la Fe pueda llevar a todos los creyentes a aprender de memoria el Credo y nos invita a recitarlo todos los días como oración.

Credo de Nicea-Constantinopla

Creo en un solo Dios; Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.

Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación, bajó del cielo,

y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre;

y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado,

y resucitó al tercer día, según las Escrituras,

y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre;

y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.

Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo, recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.

Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.

Fuente: 1.-Aciprensa
              2.-Catecismo de la Iglesia Católica