Para encontrar al Dios vivo es necesario besar con
ternura las llagas de Jesús en nuestros hermanos hambrientos, pobres, enfermos,
encarcelados. Es lo que dijo el Papa la mañana de este Miércoles, durante la
misa celebrada en Santa Marta, a propósito de la fiesta del Apóstol Santo
Tomás. Según informa Radio Vaticano, estaban presentes presbíteros y
colaboradores del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, guiados
por el cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del dicasterio.
Tomás: testigo de la divinidad de Cristo
Jesús, después de la resurrección, se aparece a los Apóstoles, pero Tomás no estaba allí: "Ha querido que esperara una semana,
dijo el Papa. El Señor sabe por qué hace las cosas. Y a cada uno de nosotros le
da el tiempo que él piensa que es mejor para nosotros. A Tomás le ha concedido
una semana. Jesús se revela con sus llagas: "Todo su cuerpo estaba limpio,
hermoso, lleno de luz, pero las heridas estaban y todavía están", y cuando
el Señor venga en el fin del mundo, "nos hará ver sus llagas". Tomás,
para creer, quería meter sus dedos en aquellas llagas.
Él era un terco. Pero el Señor se ha servido de un terco
para hacernos comprender algo más grande. Tomás ha visto al Señor, y fue
invitado a meter el dedo en las llagas de los clavos; meter su mano en el
costado; pero no dijo: 'Es verdad: ¡el Señor ha resucitado!’. ¡No! Ha ido más
allá. Ha dicho: '¡Dios!'. Fue el primero de los discípulos en hacer la
confesión de la divinidad de Cristo, después de la resurrección. Y lo
adoró".
"Y así -prosiguió el Papa- cuál era la
intención del Señor para hacerlo esperar: tomar también su incredulidad, no
para llevarlo a la afirmación de la resurrección, sino a la afirmación de su
divinidad. El camino hacia el encuentro con Jesús-Dios, son las llagas. No hay
otro".
Caminos insuficientes
"En la historia de la Iglesia han habido algunos
errores en el camino hacia Dios. Algunos creyeron que al Dios viviente, al Dios
de los cristianos, podemos alcanzarlo por el camino de la meditación, y
elevarse más a través de la meditación. Eso es peligroso, ¿eh? Cuántos se
pierden en ese camino y no llegan. Llegan sí, tal vez, al conocimiento de Dios,
pero no de Jesucristo, Hijo de Dios, la segunda Persona de la Trinidad. A
aquello no llegan. Es el camino de los gnósticos, ¿no? Son buenos, trabajan,
pero no es el camino correcto. Es muy complicado y no te lleva a buen
puerto".
"Hay otros --dijo el Papa--, que pensaban que para
llegar a Dios hay que ser mortificado y austero, y han elegido el camino de la
penitencia: solo la penitencia y el ayuno. Y estos no ni siquiera llegaron al
Dios vivo, Jesucristo, el Dios vivo. Son los pelagianos, que creen que lo
pueden conseguir con su esfuerzo". Pero Jesús nos dice que la manera de
conocerlo es encontrar sus heridas.
Las llagas de Cristo hoy
"Y las heridas de Jesús --afirmó--, las encuentras
haciendo las obras de misericordia, dándole al cuerpo --al cuerpo--, y también
al alma, pero al cuerpo, lo subrayo, de tu hermano llagado, porque tiene
hambre, tiene sed, está desnudo, está humillado, es un esclavo, porque está en
la cárcel, en el hospital. Esas son las llagas de Jesús hoy. Y Jesús nos invita
tener un acto de Fe, en Él, pero a través de estas llagas. '¡Oh, genial! Hagamos
una fundación para ayudar a todos ellos y hagamos muchas cosas buenas para
ayudarlos’. Eso es importante, pero si seguimos en este nivel, solo seremos
filantrópicos. Tenemos que tocar las llagas de Jesús, debemos acariciar las
llagas de Jesús, curar las llagas de Jesús con ternura, tenemos que besar las
heridas de Jesús, y esto de modo literal... Pensemos, ¿qué pasó con San
Francisco, cuando abrazó al leproso? Lo mismo que a Tomás: ¡su vida
cambió!".
Para tocar al Dios vivo –-concluyó el Santo Padre-- no
hay necesidad de "hacer un curso de actualización", sino entrar en
las llagas de Jesús, y para ello "solo hay que salir a la calle".
Pidamos a Santo Tomás, la gracia de tener el coraje para entrar en las llagas
de Jesús con nuestra ternura, y seguramente tendremos la gracia para adorar al
Dios vivo".
Roma, 03 Julio 2013
Fuente: zenit.org
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