domingo, 28 de julio de 2013

Vía Crucis con los jóvenes. JMJ Rio 2013



Queridísimos jóvenes

Hemos venido hoy aquí para acompañar a Jesús a lo largo de su camino de dolor y de amor, el camino de la Cruz, que es uno de los momentos fuertes de la Jornada Mundial de la Juventud.
Al concluir el Año Santo de la Redención, el beato Juan Pablo II quiso confiarles a ustedes, jóvenes, la Cruz diciéndoles: “Llévenla por el mundo como signo del amor de Jesús a la humanidad, y anuncien a todos que sólo en Cristo muerto y resucitado hay salvación y redención” (Palabras al entregar la cruz del Año Santo a los jóvenes, 22 de abril de 1984: Insegnamenti VII,1 (1984), 1105).

Desde entonces, la Cruz ha recorrido todos los continentes y ha atravesado los más variados mundos de la existencia humana, quedando como impregnada de las situaciones vitales de tantos jóvenes que la han visto y la han llevado.
Nadie puede tocar la Cruz de Jesús sin dejar en ella algo de sí mismo y sin llevar consigo algo de la cruz de Jesús a la propia vida.
Esta tarde, acompañando al Señor, me gustaría que resonasen en sus corazones tres preguntas: ¿Qué han dejado ustedes en la Cruz, queridos jóvenes de Brasil, en estos dos años en los que ha recorrido su inmenso país? Y ¿qué ha dejado la Cruz en cada uno de ustedes? Y, finalmente, ¿qué nos enseña para nuestra vida esta Cruz?

1. Una antigua tradición de la Iglesia de Roma cuenta que el apóstol Pedro, saliendo de la ciudad para huir de la persecución de Nerón, vio que Jesús caminaba en dirección contraria y enseguida le preguntó: “Señor, ¿adónde vas?”. La respuesta de Jesús fue: “Voy a Roma para ser crucificado de nuevo”.
En aquel momento, Pedro comprendió que tenía que seguir al Señor con valentía, hasta el final, pero entendió sobre todo que nunca estaba solo en el camino; con él estaba siempre aquel Jesús que lo había amado hasta morir en la Cruz.
Miren, Jesús con su Cruz recorre nuestras calles para cargar con nuestros miedos, nuestros problemas, nuestros sufrimientos, también los más profundos.

Con la Cruz, Jesús se une al silencio de las víctimas de la violencia, que no pueden ya gritar, sobre todo los inocentes y los indefensos; con ella, Jesús se une a las familias que se encuentran en dificultad, que lloran la trágica pérdida de sus hijos, como en el caso de los 242 jóvenes víctimas en el incendio de la ciudad de Santa María en el incendio de este año recemos por ellos.
O que sufren al verlos víctimas de paraísos artificiales como la droga; con ella, Jesús se une a todas las personas que sufren hambre en un mundo que cada día tira toneladas de alimentos; con ella, Jesús se une a quien es perseguido por su religión, por sus ideas, o simplemente por el color de su piel; en ella, Jesús se une a tantos jóvenes que han perdido su confianza en las instituciones políticas porque ven el egoísmo y la corrupción, o que han perdido su fe en la Iglesia, e incluso en Dios, por la incoherencia de los cristianos y de los ministros del Evangelio.
En la Cruz de Cristo está el sufrimiento, el pecado del hombre, también el nuestro, y Él acoge todo con los brazos abiertos, carga sobre su espalda nuestras cruces y nos dice: ¡Ánimo! No la llevas tú solo. Yo la llevo contigo y yo he vencido a la muerte y he venido a darte esperanza, a darte vida (cf. Jn 3,16).

2. Y así podemos responder a la segunda pregunta: ¿Qué ha dejado la Cruz en los que la han visto, en los que la han tocado? ¿Qué deja en cada uno de nosotros? Deja un bien que nadie más nos puede dar: la certeza del amor indefectible de Dios por nosotros. Un amor tan grande que entra en nuestro pecado y lo perdona, entra en nuestro sufrimiento y nos da fuerza para sobrellevarlo, entra también en la muerte para vencerla y salvarnos.
En la Cruz de Cristo está todo el amor de Dios, su inmensa misericordia. Y es un amor del que podemos fiarnos, en el que podemos creer.
Queridos jóvenes, fiémonos de Jesús, confiemos totalmente en Él (cf. Lumen fidei, 16). porque Él nunca defrauda a nadie.

Sólo en Cristo muerto y resucitado encontramos salvación y redención. Con Él, el mal, el sufrimiento y la muerte no tienen la última palabra, porque Él nos da esperanza y vida: ha transformado la Cruz de ser instrumento de odio, de derrota, de muerte, en un signo de amor, de victoria y de vida.
El primer nombre de Brasil fue precisamente “Terra de Santa Cruz”. La Cruz de Cristo fue plantada no sólo en la playa hace más de cinco siglos, sino también en la historia, en el corazón y en la vida del pueblo brasileño, y en muchos otros. A Cristo que sufre lo sentimos cercano, uno de nosotros que comparte nuestro camino hasta el final. No hay en nuestra vida cruz, pequeña o grande, que el Señor no comparta con nosotros.

3. Pero la Cruz nos invita también a dejarnos contagiar por este amor, nos enseña así a mirar siempre al otro con misericordia y amor, sobre todo a quien sufre, a quien tiene necesidad de ayuda, a quien espera una palabra, un gesto, y a salir de nosotros mismos para ir a su encuentro y tenderles la mano.
Muchos rostros han acompañado a Jesús en su camino al Calvario: Pilato, el Cireneo, María, las mujeres… También nosotros podemos ser para los demás como Pilato, que no tiene la valentía de ir contracorriente para salvar la vida de Jesús y se lava las manos. 

Queridos amigos, la Cruz de Cristo nos enseña a ser como el Cireneo, que ayuda a Jesús a llevar aquel madero pesado, como María y las otras mujeres, que no tienen miedo de acompañar a Jesús hasta el final, con amor, con ternura. Y tú, ¿como quién eres? ¿Como Pilato, como el Cireneo, como María? Jesús te está mirando ahora y te dice ¿Me quieres ayudar a llevar la cruz?.

Queridos jóvenes, llevemos nuestras alegrías, nuestros sufrimientos, nuestros fracasos a la Cruz de Cristo; encontraremos un Corazón abierto que nos comprende, nos perdona, nos ama y nos pide llevar este mismo amor a nuestra vida, amar a cada hermano o hermana nuestra con ese mismo amor. Que así sea.

Río de Janeiro, 26 Jul. 2013
Fuente: Aciprensa

sábado, 27 de julio de 2013

Símbolos de la Jornada Mundial de la Juventud.(2)



El ícono de Nuestra Señora

En 2003, el Papa Juan Pablo II dio a los jóvenes un segundo símbolo de Fe para ser llevado por el mundo, acompañando la cruz de la JMJ: el ícono de Nuestra Señora "Salus Populi Romani" una copia contemporánea de un antiguo y sagrado ícono encontrado en la primera y más grande basílica consagrada a María, la Madre de Dios en Occidente, Santa María la Mayor.

"Hoy yo les confío a ustedes... el ícono de María. De ahora en adelante, él acompañará las Jornadas Mundiales de la Juventud, junto a la cruz. ¡Contemplen a Su Madre! Él será una señal, un signo de la presencia materna de María cercana a los jóvenes que son llamados, como el apóstol Juan, a acogerla en sus vidas" (Roma, 18ª Jornada Mundial de la Juventud, 2003).


Fuente: jmjrio2013.com

Símbolos de la Jornada Mundial de la Juventud.(1)



La Cruz

La cruz de la JMJ quedó conocida con diferentes nombres: Cruz del Año Santo, Cruz del Jubileo, Cruz de la JMJ, Cruz Peregrina, y muchos la llaman Cruz de los Jóvenes porque ella fue entregada por el Papa Juan Pablo II a los jóvenes para que éstos la llevasen por todo el mundo, a todos los lugares y todo el tiempo.

La cruz de madera de 3,8 metros fue construida y colocada como símbolo de la Fe católica, cerca del altar principal en la Basílica de San Pedro durante el Año Santo de la Redención (desde la Semana Santa de 1983 hasta la Semana Santa de 1984). Al finalizar aquel año, después de cerrar la Puerta Santa, el Papa Juan Pablo II dio esa cruz como un símbolo del amor de Cristo por la humanidad. Quienes la recibieron, en nombre de toda la juventud, fueron los jóvenes del Centro Juvenil Internacional San Lorenzo, en Roma. Éstas fueron las palabras del Papa en aquella oportunidad:

 "Mis queridos jóvenes, al concluir el Año Santo, yo les confío a ustedes el signo de este Año Jubilar: ¡la Cruz de Cristo! Llévenla por el mundo como una señal, como un símbolo del amor de Cristo por la humanidad, y anuncien a todos que solamente en la muerte y en la resurrección de Cristo podemos encontrar la salvación y la redención" (Su Santidad Juan Pablo II, Roma, 22 de abril de 1984).

 Los jóvenes acogieron el deseo del Santo Padre. Desde 1984, la cruz de la JMJ peregrinó por el mundo, a través de Europa, más allá de la Cortina de Hierro, y hacia pueblos y localidades de las Américas, Asia, África y Australia, estando presente en cada celebración internacional de la Jornada Mundial de la Juventud. En 1994, la cruz comenzó un compromiso que, desde entonces, se convirtió en una tradición: su jornada anual por la diócesis del país sede de cada JMJ internacional, como un medio de preparación espiritual para el gran evento.

Fuente: jmjrio2013.com

Papa Francisco en rezo del Angelus. JMJ Rio 2013



Doy gracias a la Divina Providencia por haber guiado mis pasos hasta aquí, a la ciudad de San Sebastián de Río de Janeiro. Agradezco de corazón a Mons. Orani y también a ustedes la cálida acogida, con la que manifiestan su afecto al Sucesor de Pedro.
Me gustaría que mi paso por esta ciudad de Río renovase en todos el amor a Cristo y a la Iglesia, la alegría de estar unidos a Él y de pertenecer a la Iglesia, y el compromiso de vivir y dar testimonio de la Fe.
Una bellísima expresión popular de la Fe es la oración del Angelus (en Brasil, la Hora de María). Es una oración sencilla que se reza en tres momentos señalados de la jornada, que marcan el ritmo de nuestras actividades cotidianas: por la mañana, a mediodía y al atardecer.
Pero es una oración importante; invito a todos a recitarla con el Avemaría. Nos recuerda un acontecimiento luminoso que ha transformado la historia: la Encarnación, el Hijo de Dios se ha hecho hombre en Jesús de Nazaret.
Hoy la Iglesia celebra a los padres de la Virgen María, los abuelos de Jesús: los santos Joaquín y Ana. En su casa vino al mundo María, trayendo consigo el extraordinario misterio de la Inmaculada Concepción; en su casa creció acompañada por su amor y su Fe; en su casa aprendió a escuchar al Señor y a seguir su voluntad.
Los santos Joaquín y Ana forman parte de esa larga cadena que ha transmitido el amor de Dios, en el calor de la familia, hasta María que acogió en su seno al Hijo de Dios y lo dio al mundo, nos los ha dado a nosotros.
¡Qué precioso es el valor de la familia, como lugar privilegiado para transmitir la Fe! Refiriéndome al ambiente familiar quisiera subrayar una cosa: hoy, en esta fiesta de los santos Joaquín y Ana, se celebra, tanto en Brasil como en otros países, la fiesta de los abuelos.  Qué importantes son en la vida de la familia para comunicar ese patrimonio de humanidad y de Fe que es esencial para toda sociedad. Y qué importante es el encuentro y el diálogo intergeneracional, sobre todo dentro de la familia. El Documento conclusivo de Aparecida nos lo recuerda:
“Niños y ancianos construyen el futuro de los pueblos.Los niños porque llevarán adelante la historia, los ancianos porque transmiten la experiencia y la sabiduría de su vida” (n. 447).
Esta relación, este diálogo entre las generaciones, es un tesoro que tenemos que preservar y alimentar. En estas Jornadas de la Juventud, los jóvenes quieren saludar a los abuelos. Los saludan con todo cariño y les agradecen el testimonio de sabiduría que nos ofrecen continuamente.

Y ahora, en esta Plaza, en sus calles adyacentes, en las casas que viven con nosotros este momento de oración, sintámonos como una gran familia y dirijámonos a María para que proteja a nuestras familias, las haga hogares de Fe y de amor, en los que se sienta la presencia de su Hijo Jesús.
Rio de Janeiro, 26 Jul. 2013
Fuente: Aciprensa

viernes, 26 de julio de 2013

Aliméntense de su Fe. JMJ Rio 2013



En medio de una multitudinaria fiesta en la playa de Copacabana y con un discurso vibrante, el Papa Francisco exhortó a los jóvenes de todo el mundo a acoger a Cristo en sus vidas y alimentarse de su Fe.

“El tener, el dinero, el poder pueden ofrecer un momento de embriaguez, la ilusión de ser felices, pero, al final, nos dominan y nos llevan a querer tener cada vez más, a no estar nunca satisfechos, y terminamos empachados, pero no alimentados y es muy triste ver una juventud empachada, pero débil. La juventud tiene que ser fuerte, alimentarse de su Fe y no empacharse de otras cosas. ‘Pon a Cristo’ en tu vida, pon tu confianza en él y no quedarás defraudado”, expresó el Papa en su discurso al término de la Fiesta de Acogida.

Ante más de un millón de jóvenes, el Santo Padre afirmó que “es bueno estar aquí reunidos en torno a Jesús. Él es quien nos acoge y se hace presente en medio de nosotros, aquí en Río”.

Recordó que la frase “Bota fé – Pon fe”, acompañó a la Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) durante su recorrido por Brasil. “¿Qué significa ‘Pon fe’? Cuando se prepara un buen plato y ves que falta la sal, ‘pones’ sal; si falta el aceite, ‘pones’ aceite… ‘Poner’, es decir, añadir, echar”.

Indicó que lo mismo sucede en la vida diaria. “Si queremos que tenga realmente sentido y sea plena, como ustedes desean y merecen, les digo a cada uno y a cada una de ustedes: ‘pon fe’ y tu vida tendrá un sabor nuevo, tendrá una brújula que te indicará la dirección; ‘pon esperanza’ y cada día de tu vida estará iluminado y tu horizonte no será ya oscuro, sino luminoso; ‘pon amor’ y tu existencia será como una casa construida sobre la roca, tu camino será gozoso, porque encontrarás tantos amigos que caminan contigo. ¡Pon fe, pon esperanza, pon amor!”, expresó.

El Papa afirmó que todo ello solo pueden recibirlo de Cristo. “Con él toda nuestra vida se transforma, se renueva (…). Por eso hoy les digo con fuerza: ‘Pon a Cristo’ en tu vida y encontrarás un amigo del que fiarte siempre; ‘pon a Cristo’ y verás crecer las alas de la esperanza para recorrer con alegría el camino del futuro; ‘pon a Cristo’ y tu vida estará llena de su amor, será una vida fecunda”.

Asimismo, les aseguró que la Fe realizará en cada uno de ellos “una revolución que podríamos llamar copernicana, porque nos quita del centro y pone en él a Dios”. “Aparentemente no cambia nada, pero, en lo más profundo de nosotros mismos, todo cambia”, expresó.

“En el Año de la Fe, esta Jornada Mundial de la Juventud es precisamente un don que se nos da para acercarnos todavía más al Señor, para ser sus discípulos y sus misioneros, para dejar que él renueve nuestra vida”, afirmó.

Finalmente, el Papa aseguró al más de millón de jóvenes que Cristo los espera “en el Sacramento del perdón, para curar, con su misericordia, las heridas del pecado. No tengas miedo de pedir perdón. Él no se cansa nunca de perdonarnos, como un padre que nos ama. ¡Dios es pura misericordia! ‘Pon a Cristo’: Él te espera en el encuentro con su Carne en la Eucaristía”.

“‘Qué bien se está aquí’, poniendo a Cristo, la Fe, la esperanza, el amor que él nos da, en nuestra vida. Queridos amigos, en esta celebración hemos acogido la imagen de Nuestra Señora de Aparecida. Con María, queremos ser discípulos y misioneros”, expresó.


Río de Janeiro, 25 de Jul. 2013
Fuente: ACI/EWTN Noticias

Oración del Papa a Nuestra Señora de Aparecida. JMJ Rio 2013



Antes de culminar la Misa en el Santuario de Nuestra Señora de Aparecida, el Papa Francisco elevó una oración frente a la imagen mariana, Patrona de Brasil, para consagrar su pontificado a la protección de la Madre de Dios.

Este es el texto completo de la oración:

“Oh María Santísima
De los méritos de nuestro Señor Jesucristo en tu querida imagen de Aparecida,
alcanza numerosos beneficios sobre todo a Brasil.
Yo, aunque indigno de pertenecer al número de tus hijos e hijas, pero lleno de deseo de participar de los beneficios de tu misericordia, postrado a tus pies consagro mi entendimiento para que siempre pienses en el amor que mereces.
Te consagro mi lengua para que siempre te alabe y propague tu devoción.
Te consagro mi corazón para que, después de Dios, te ame sobre todas las cosas.
Recíbeme, Oh Reina incomparable.
Tú, que en Cristo crucificado eres nuestra Madre en el dichoso número de tus hijos e hijas,
recíbeme bajo tu protección.
Socórreme en todas mis necesidades espirituales y temporales, sobre todo en la hora de mi muerte. Bendíceme oh celestial cooperadora; y con tu poderosa intercesión,
fortaléceme en mi flaqueza a fin de que te sirva fielmente en esta vida y después pueda alabarte, amarte y darte gracias en el cielo por toda la eternidad.”


Río de Janeiro, 24 de Julio 2013
Fuente: ACI/EWTN Noticias

sábado, 20 de julio de 2013

Horario JMJ Rio 2013.



Horario de Chile (Santiago de Chile)

Lunes 22 de Julio 2013
-02,45 Hrs. Salida en avión del Papa, desde el Aeropuerto de
                   Roma Ciampino hacia Río de Janeiro.
-15,50 Hrs. Ceremonia de bienvenida en los jardines del Palacio
                   Guanabara de Río de Janeiro.
-17,50 Hrs. Apertura JMJ.

Miércoles 24 de Julio 2013
-08,45 Hrs. Visita y misa en el Santuario de Aparecida.
-17,20 Hrs. Visita al Hospital San Francisco de Asís.

Jueves 25 de Julio 2013
-08,45 Hrs. El Papa recibe las llaves de la ciudad.
-09,50 Hrs. El Papa visita la Comunidad de Varginha.
-16,45 Hrs. Fiesta de los jóvenes para el Papa.

Viernes 26 de Julio 2013
-10,45 Hrs. Ángelus y saludo del Papa.
-16,45 Hrs. Vía Crucis con los jóvenes.

Sábado 27 de Julio 2013
-07,50 Hrs. Misa con obispos, sacerdotes, seminaristas y
                   religiosos con el Papa.
-10,20 Hrs. Encuentro con la clase dirigente de Brasil.
-18,15 Hrs. Vigilia de oración con los jóvenes.

Domingo 28 de Julio 2013
-08,45 Hrs. Misa y Ángelus en la JMJ.
-16,15 Hrs. Encuentro con voluntarios.

-17,20 Hrs. Ceremonia de despedida de Río.

Fuente: catholic.net

Consecuencias de la Fe en el Dios Unico.



Creer en Dios, el Unico, y amarlo con todo el ser tiene consecuencias inmensas para toda nuestra vida:

·        Es reconocer la grandeza y la majestad de Dios. (CIC 223)
·        Es vivir en acción de gracias. (CIC 224)
·        Es reconocer la unidad y la verdadera dignidad de todos los hombres. (CIC 225)
·        Es usar bien de las cosas creadas. (CIC 226)

·        Es confiar en Dios en todas las circunstancias, incluso en la adversidad. (CIC 227)


Fuente: Catecismo de la Iglesia Católica

jueves, 18 de julio de 2013

Himno Oficial JMJ Rio 2013.



Amor
El tercer tema de nuestra reflexión queridos amigos jóvenes, es la fascinante verdad del amor; el amor entre los hombres, el amor con que Dios nos ha amado primero, el amor que en todo momento debemos a Dios y a los otros.

Oíd el testimonio del evangelista San Juan: “Porque tanto amó Dios al mundo, que le dio su unigénito Hijo, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga la vida eterna” (Jn. 3, 16). Cristo es el amor del Padre hecho carne, “la bondad y el amor de Dios, nuestro salvador hacia los hombres” (Tit. 3, 4); Él incluso durante su gran humillación de la cruz pidió por sus verdugos y los perdonó. En su pasión y muerte Cristo pasó también el oscuro abismo del amor; Él experimentó la entrega total de la propia persona a causa del amor; del que Él mismo dijo: “Nadie tiene amor mayor que este de dar uno la vida por sus amigos” (Jn. 15, 13)

¡Mirad sobre todo a este Jesús! ¡Mirad a su cruz! Él es en persona lo que la palabra amor significa. Él mismo quiere y debe ser también la medida de vuestro amor. Por eso, su nuevo y mayor mandamiento es: “Que os améis los unos a los otros; como yo os he amado, así, también amaos mutuamente. En esto conocerán todos que sois mis discípulos: si tenéis amor unos para con otros” (Jn. 13, 34-35). Cuán hambriento de amor está el mundo enfermo, hambriento del amor salvífico de Jesucristo, del Salvador. El viejo mundo exige un amor que sea joven y que regale energía juvenil. ¡Sed vosotros sus mensajeros! ¡Llevad vosotros este amor a los hombres, como habéis llevado la luz de las antorchas por las calles este atardecer! Dejad que el fuego del Espíritu Santo brille en vosotros para llevar al mundo la luz y el calor del amor de Dios.

Jubileo de los Jóvenes, Abril de 1984
Papa Juan Pablo II

Fuente: Aciprensa

martes, 16 de julio de 2013

Oración a la Virgen del Carmen.



Súplica para tiempos difíciles:

“Tengo mil dificultades: ayúdame.
De los enemigos del alma: sálvame.
En mis desaciertos: ilumíname.
En mis dudas y penas: confórtame.

En mis enfermedades: fortaléceme.
Cuando me desprecien: anímame.
En las tentaciones: defiéndeme.
En horas difíciles: consuélame.

Con tu corazón maternal: ámame.
Con tu inmenso poder: protégeme.
Y en tus brazos al expirar: recíbeme.
Virgen del Carmen, ruega por nosotros.
Amén.”

Fuente: Aciprensa

sábado, 13 de julio de 2013

San Vicente de Paul: La justicia



San Vicente nos dice:

“Dios nos conceda la gracia de conmover nuestros corazones para con los pobres y de pensar que ayudándoles ¡practicamos la justicia y no la misericordia!

(SVP IV, 384)
Fuente: Lectio Divina Vicenciana


¿Quién es mi prójimo?



En aquel tiempo, se presentó un maestro de la Ley y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?"
Él le dijo: "¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?"
Él contestó: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo."
Él le dijo: "Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida."
Pero el maestro de la Ley, queriendo justificarse, preguntó a Jesús: "¿Y quién es mi prójimo?"
Jesús dijo: "Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo.
Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él, y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: "Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta." ¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?
"
Él contestó: "El que practicó la misericordia con él."
Díjole Jesús: "Anda, haz tú lo mismo."

Evangelio: (Lucas 10, vs 25-37)

Oración:

Señor, cuando tenga hambre
dame a alguien que necesite comida.
Cuando tenga sed,
mándame a alguien que necesite bebida.
Cuando tenga disgusto,
preséntame a alguien que necesite consuelo.
Cuando esté pobre,
ponme cerca de alguien necesitado.
Cuando alguien me falte,
dame la ocasión de alabar a alguien.
Cuando esté desanimado,
mándame a alguien a quien tenga que darle ánimos.
Cuando sienta la necesidad de comprensión,
mándame a alguien que necesite la mía.
Cuando tenga necesidad de que me cuiden,
mándame a alguien que tenga que cuidar.
Cuando piense en mi mismo,

atrae mi atención hacia otra persona.

Madre Teresa de Calcuta.
Fuente: Lectio Divina Vicenciana

Señor mío y Dios mío.



Oración:

Señor mío y Dios mío,
quítame todo lo que me aleja de ti.
Señor mío y Dios mío,
dame todo lo que me acerca a ti.
Señor mío y Dios mío,
despójame de mí mismo
para darme todo a ti.

San Nicolás de Flüe
Fuente: Catecismo de la Iglesia Católica

sábado, 6 de julio de 2013

Sin miedo a la novedad.



El Papa Francisco está llamando a la Iglesia a salir de sí misma olvidando miedos e intereses propios, para ponerse en contacto con la vida real de las gentes y hacer presente el Evangelio allí donde los hombres y mujeres de hoy sufren y gozan, luchan y trabajan.

Con su lenguaje inconfundible y sus palabras vivas y concretas, nos está abriendo los ojos para advertirnos del riesgo de una Iglesia que se asfixia en una actitud autodefensiva: “cuando la Iglesia se encierra, se enferma”; “prefiero mil veces una Iglesia accidentada a una que esté enferma por encerrarse en sí misma”.

La consigna de Francisco es clara: “La Iglesia ha de salir de sí misma a la periferia, a dar testimonio del Evangelio y a encontrarse con los demás”. No está pensando en planteamientos teóricos, sino en pasos muy concretos: “Salgamos de nosotros mismos para encontrarnos con la pobreza”.

El Papa sabe lo que está diciendo. Quiere arrastrar a la Iglesia actual hacia una renovación evangélica profunda. No es fácil. “La novedad nos da siempre un poco de miedo, porque nos sentimos más seguros, si tenemos todo bajo control, si somos nosotros los que construimos, programamos y planificamos nuestra vida según nuestros esquemas, seguridades y gustos”.

Pero Francisco no tiene miedo a la “novedad de Dios”. En la fiesta de Pentecostés ha formulado a toda la Iglesia una pregunta decisiva a la que tendremos que ir respondiendo en los próximos años: “¿Estamos decididos a recorrer caminos nuevos que la novedad de Dios nos presenta o nos atrincheraremos en estructuras caducas que han perdido la capacidad de respuesta?

No quiero ocultar mi alegría al ver que el Papa Francisco nos llama a reavivar en la Iglesia el aliento evangelizador que Jesús quiso que animara siempre a sus seguidores. El evangelista Lucas nos recuerda sus consignas. “Poneos en camino”. No hay que esperar a nada. No hemos de retener a Jesús dentro de nuestras parroquias. Hay que darlo a conocer en la vida.

No llevéis bolsas, alforjas ni sandalias de repuesto”. Hay que salir a la vida de manera sencilla y humilde. Sin privilegios ni estructuras de poder. El Evangelio no se impone por la fuerza. Se contagia desde la Fe en Jesús y la confianza en el Padre.


Cuando entréis en una casa, decid:Paz a esta casa.” Esto es lo primero. Dejad a un lado las condenas, curad a los enfermos, aliviad los sufrimientos que hay en el mundo. Decid a todos que Dios está cerca y nos quiere ver trabajando por una vida más humana. Esta es la gran noticia del reino de Dios.

Fuente: José Antonio Pagola

"Descansará sobre ellos vuestra paz"



En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: "La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa." Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario.
No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de Dios."
Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: "Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que está cerca el reino de Dios."
Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo.
"
Los setenta y dos volvieron muy contentos y le dijeron: "Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre."
Él les contestó: "Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no os hará daño alguno.
Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo."
Evangelio: (Lucas 10, 1-12. 17-20)

Oración:

“Señor, envía buenos operarios a tu Iglesia,
pero que sean buenos de verdad;
envía buenos misioneros,
tal como deben ser,
para trabajar bien en tu viña;
personas, oh Dios mío,
que sean desprendidas de sí mismas,
de sus propias comodidades
y de los bienes de la tierra,
que sean buenos de verdad,
aunque sean en menos número.
Señor, concede esta gracia a tu Iglesia.
Pon en mí, Señor, todas las condiciones
que deseas en tus discípulos,
como la de no tener
ningún apego a los bienes de la tierra”.
Amén.

(SVP)

Fuente: Lectio Divina Vicenciana

Oración para cada día del Año de la Fe.



El Papa Emérito Benedicto XVI espera que el Año de la Fe pueda llevar a todos los creyentes a aprender de memoria el Credo y nos invita a recitarlo todos los días como oración.

Credo de Nicea-Constantinopla

Creo en un solo Dios; Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.

Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación, bajó del cielo,

y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre;

y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado,

y resucitó al tercer día, según las Escrituras,

y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre;

y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.

Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo, recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.

Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.

Fuente: 1.-Aciprensa
              2.-Catecismo de la Iglesia Católica