miércoles, 26 de junio de 2013

¿Nos abrimos a la acción del Espíritu Santo?



El Papa Francisco dedicó su Catequesis de hoy a reflexionar sobre la Iglesia como el Espíritu Santo y cuestionó a todos: "¿Somos piedras vivas o, por el contrario, somos, por así decirlo, piedras cansadas, aburridas, indiferentes?" Así lo dijo el Santo Padre ante miles de fieles presentes en la Plaza de San Pedro esta mañana, ante quienes preguntó:
"¿Cómo vivimos nuestro ser Iglesia? ¿Somos piedras vivas o, por el contrario, somos, por así decir, piedras cansadas, aburridas, indiferentes? ¿Han visto qué cosa más fea es un cristiano cansado, aburrido o indiferente? El cristiano tiene que estar vivo y alegre de ser cristiano; deber vivir esta belleza de formar parte del Pueblo de Dios que es la Iglesia".
¿Nos abrimos a la acción del Espíritu Santo para ser parte activa de nuestra comunidad o nos cerramos en nosotros mismos diciendo: "tengo tantas cosas que hacer, y no es mi obligación?"
Retomando la reflexión sobre la Iglesia como el templo, el Papa dijo que esta palabra "nos hace pensar en un edificio, en una construcción; a muchos en el gran templo de Salomón en Jerusalén que era el lugar de encuentro con Dios en la oración y que custodiaba el Arca de la Alianza en cuyo interior estaban las Tablas de la Ley, el maná del desierto y la vara de Arón".
"Una llamada al hecho de que Dios había estado siempre dentro de la historia de su pueblo, había acompañado su camino y guiado sus pasos...También nosotros cuando vamos al templo debemos recordar... nuestra historia... cómo Jesús me ha encontrado, cómo ha caminado conmigo, como me ama y me bendice".
"La imagen del antiguo templo, por la fuerza del Espíritu Santo, se realiza ahora en la Iglesia como "casa de Dios", lugar de su presencia", ha explicado el Pontífice, subrayando que si el templo de Salomón estaba construido por las manos del hombre para dar una morada a Dios y ser un signo visible de su presencia entre el pueblo, con la Encarnación "es Dios mismo el que construye "su casa" para venir a habitar entre nosotros".
El Papa afirmó que "Cristo es el Templo viviente del Padre y Cristo mismo edifica su "casa espiritual", la Iglesia, hecha no de piedras materiales sino de ‘piedras vivas’ que somos nosotros...¡Qué hermoso! Nosotros somos las piedras vivas del edificio de Dios, unidas profundamente a Cristo que es la piedra que sustenta todo y también a nosotros. Esto significa que el templo somos nosotros, que nosotros somos la Iglesia viva... y cuando estamos juntos entre nosotros está también el Espíritu Santo que nos ayuda a crecer como Iglesia. No estamos aislados, somos Pueblo de Dios: esta es la Iglesia".
"El Espíritu Santo con sus dones diseña la variedad que es la riqueza en la Iglesia...La Iglesia no es un entretejerse de cosas e intereses, sino el templo del Espíritu Santo, el templo en que Dios obra, del que cada uno de nosotros con el don del Bautismo es piedra viva".
"Ninguno es inútil en la Iglesia, todos somos necesarios para construir este templo ninguno es secundario, ni más importante; todos somos iguales a los ojos de Dios. Alguno podría decir, escuche Señor Papa, Usted no es como nosotros. ¡No es verdad, soy como uno de vosotros, todos somos iguales!, somos hermanos, ninguno es anónimo: la Iglesia la construimos y la formamos todos. Pero este hecho nos invita también a reflexionar sobre el dato de que si falta el ladrillo de nuestra vida cristiana, falta algo de la belleza de la Iglesia".
Para concluir el Papa alentó a pedirle a Dios "su gracia y su fuerza para que podamos estar profundamente unidos a Cristo, piedra angular... de nuestra vida y de toda la vida de la Iglesia ... y para que, animados por el Espíritu Santo, seamos siempre piedras vivas de su Iglesia".

Vaticano, 26 Junio 2013
Fuente: ACI/EWTN Noticias

El fruto.



El fruto del silencio es la Oración.
El fruto de la Oración es la Fe.
El fruto de la Fe es el Amor.
El fruto del Amor es el Servicio.
El fruto del Servicio es la Paz.



Fuente: Beata Teresa de Calcuta

sábado, 22 de junio de 2013

¿Quién es para nosotros?



La escena es conocida. Sucedió en las cercanías de Cesarea de Filipo. Los discípulos llevan ya un tiempo acompañando a Jesús. ¿Por qué le siguen? Jesús quiere saber qué idea se hacen de él: “Vosotros, ¿quién decís que soy yo?. Esta es también la pregunta que nos hemos de hacer los cristianos de hoy. ¿Quién es Jesús para nosotros? ¿Qué idea nos hacemos de él? ¿Le seguimos?
¿Quién es para nosotros ese Profeta de Galilea, que no ha dejado tras de sí escritos sino testigos? No basta que lo llamemos “Mesías de Dios”. Hemos de seguir dando pasos por el camino abierto por él, encender también hoy el fuego que quería prender en el mundo. ¿Cómo podemos hablar tanto de Él sin sentir su sed de justicia, su deseo de solidaridad, su voluntad de paz?
¿Hemos aprendido de Jesús a llamar a Dios “Padre”, confiando en su amor incondicional y su misericordia infinita? No basta recitar el “Padrenuestro”. Hemos de sepultar para siempre fantasmas y miedos sagrados que se despiertan a veces en nosotros alejándonos de Él. Y hemos de liberarnos de tantos ídolos y dioses falsos que nos hacen vivir como esclavos.
¿Adoramos en Jesús el Misterio del Dios vivo, encarnado en medio de nosotros? No basta confesar su condición divina con fórmulas abstractas, alejadas de la vida e incapaces de tocar el corazón de los hombres y mujeres de hoy. Hemos de descubrir en sus gestos y palabras al Dios Amigo de la vida y del ser humano. ¿No es la mejor noticia que podemos comunicar hoy a quienes buscan caminos para encontrarse con Él?
¿Creemos en el amor predicado por Jesús? No basta repetir una y otra vez su mandato. Hemos de mantener siempre viva su inquietud por caminar hacia un mundo más fraterno, promoviendo un amor solidario y creativo hacia los más necesitados. ¿Qué sucedería si un día la energía del amor moviera el corazón de las religiones y las iniciativas de los pueblos?
¿Hemos escuchado el mandato de Jesús de salir al mundo a curar? No basta predicar sus milagros. También hoy hemos de curar la vida como lo hacía él, aliviando el sufrimiento, devolviendo la dignidad a los perdidos, sanando heridas, acogiendo a los pecadores, tocando a los excluidos. ¿Dónde están sus gestos y palabras de aliento a los derrotados?
Si Jesús tenía palabras de fuego para condenar la injusticia de los poderosos de su tiempo y la mentira de la religión del Templo, ¿por qué no nos sublevamos sus seguidores ante la destrucción diaria de tantos miles de seres humanos abatidos por el hambre, la desnutrición y nuestro olvido?

Fuente: José Antonio Pagola 

Tú eres el Mesías de Dios.



Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos,  les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?"
Ellos contestaron: "Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas."
Él les preguntó: "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?"
Pedro tomó la palabra y dijo: "El Mesías de Dios."
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió: "El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día."
Y, dirigiéndose a todos, dijo: "El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará."
Evangelio: (Lucas 9, 18-24)

Oración:

Señor Jesús, a ti que nos pides
que te sigamos asumiendo nuestra cruz,
asumiendo tu propuesta y tu estilo de vida,
buscando en ti el sentido pleno
de todo lo que somos y hacemos
te pedimos que nos des tu gracia
para vivir cada vez más unidos a ti,
para encontrar en ti
el sentido pleno de todo lo que somos y hacemos.
Te pedimos que nos ayudes
a ser presencia viva de tu amor
y así dar testimonio de ti,
siendo Tú todo para nosotros,
viviendo nosotros solo por y para ti.
Amén.

Fuente: Lectio Divina Vicenciana

La Iglesia como cuerpo de Cristo



El Papa Francisco alentó a nunca decir chismes sobre otros, que hacen tanto daño a la Iglesia, y pidió en cambio trabajar por la unidad para superar los conflictos entre los fieles. Así lo indicó en su Catequesis de hoy ante miles de fieles en la Plaza de San Pedro.
En su reflexión sobre la Iglesia como Cuerpo de Cristo, el Papa dijo que:
"La unidad es superior a los conflictos, la unidad es una gracia que debemos pedir al Señor para que nos salve de las tentaciones, de las divisiones, de las luchas entre nosotros y del egoísmo, de los chismes,  ¡Cuánto daño hacen los chismes: cuánto daño, eh! Cuánto daño. Nunca chismes sobre los otros: nunca. ¡Cuánto daño causa a la Iglesia las divisiones entre los cristianos, los partidismos, los intereses mezquinos!
Recordemos bien: ser parte de la Iglesia quiere decir estar unidos a Cristo y recibir de Él la vida divina que nos hace vivir como cristianos, significa permanecer unidos al Papa y a los Obispos que son instrumentos de unidad y de comunión, y también significa aprender a superar personalismos y divisiones, entenderse mejor, armonizar la variedad y las riquezas de cada uno; en una palabra: a querer más a Dios y a las personas que están junto a nosotros, en la familia, en la parroquia, en las asociaciones. ¡Cuerpo y extremidades para vivir deben estar unidos! La unidad es superior a los conflictos, siempre.
Los conflictos, si no se superan bien, nos separan, nos separan de Dios. El conflicto puede ayudarnos a crecer, pero también nos puede dividir. Nosotros no vamos por el camino de las divisiones, de la lucha entre nosotros, ¡no! Todos unidos, todos unidos con nuestras diferencias, pero unidos, unidos siempre, ¡que ese es el camino de Jesús!”
El Santo Padre explicó también que San Pablo se refiere a la Iglesia como cuerpo de Cristo y explica así el profundo vínculo entre el Señor y los fieles: "en primer lugar, el cuerpo nos llama a una realidad viva. La Iglesia no es una asociación benéfica, cultural o política, sino que es un cuerpo vivo, que camina y actúa en la historia. Y este cuerpo tiene una cabeza, Jesús, que lo guía, lo alimenta y lo sostiene.
Este es un punto que quiero destacar: si se separa la cabeza del resto del cuerpo, la persona no puede sobrevivir. Así es en la Iglesia: debemos permanecer unidos cada vez más profundamente a Jesús. Pero no sólo eso: como en un cuerpo, es importante que corra la savia vital para que viva, así debemos permitir que Jesús obre en nosotros, que su Palabra nos guíe, que su presencia en la Eucaristía nos alimente, nos anime, que su amor dé fuerza a nuestro amar al prójimo".
El Papa Francisco recordó luego, en cuanto a la unidad, que estuvo con un pastor evangélico reunido en Santa Marta e incluso rezó con él: "Buscando la unidad. Pero tenemos que orar entre nosotros, católicos, y también con los cristianos, orar para que el Señor nos dé la unidad: ¡la unidad entre nosotros!"
"Pero, como tendremos la unidad entre los cristianos, si no somos capaces de tenerla entre nosotros los católicos, de tenerla en la familia -¡cuántas familias luchan y se dividen! Busquen la unidad que es la unidad que hace la Iglesia y la unidad que viene de Jesucristo. Él nos envía el Espíritu Santo para hacer la unidad".

Vaticano, 19 Junio 2013
Fuente: Extractado ACI/EWTN Noticias

domingo, 16 de junio de 2013

Dios es más fuerte que el mal.



En su habitual Catequesis de los Miércoles en la Audiencia General, el Papa Francisco reflexionó sobre la Iglesia como Pueblo de Dios y explicó que el Señor es más fuerte que el mal y el demonio; y que la vida de cada fiel debe ser como la luz de Cristo que ilumina la oscuridad del mundo.
Ante miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el Papa explicó que:
“La misión del pueblo de Dios, de todos los cristianos es llevar al mundo la esperanza y la salvación de Dios: ser signo del amor de Dios que llama a todos a la amistad con Él; ser levadura que hace fermentar toda la masa, sal que da sabor y preserva de la corrupción, luz que ilumina. A nuestro alrededor, basta abrir un periódico, para ver que la presencia del mal existe, que el Diablo actúa.
Pero quisiera decir en voz alta, Dios es más fuerte. ¿Ustedes creen esto que Dios es más fuerte? Digámoslo  juntos todos ¡Dios es más fuerte! ¡Todos! ¿Y saben por qué es más fuerte? Porque Él es el Señor. ¡Es el único Señor!
Si en un estadio, pensemos aquí el Roma Olímpico o en ese de San Lorenzo en Buenos Aires, en una noche oscura una persona enciende una luz, apenas se entrevé, pero si los otros setenta mil espectadores encienden cada uno su propia luz, el estadio se ilumina. Hagamos que nuestra vida sea una luz de Cristo. Juntos llevaremos la luz del Evangelio a toda la realidad.
¿Qué quiere decir Pueblo de Dios? En primer lugar, significa que Dios no pertenece de manera propia a ningún pueblo; porque es Él quien nos llama, nos convoca, nos invita a ser parte de su pueblo, y esta invitación está dirigida a todos, sin distinción, porque la misericordia de Dios ‘quiere la salvación para todos’. Jesús no dice a los Apóstoles y a nosotros que formemos un grupo exclusivo; un grupo de élite. Jesús dice: ‘Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos’.
A quienes se sienten lejos de Dios y de la Iglesia, a los que son temerosos o a los indiferentes, a los que piensan que ya no pueden cambiar: ¡El Señor también te está llamando a ti a ser parte de su pueblo y lo hace con gran respeto y amor!
Se es miembro del pueblo de Dios con el Bautismo ¿Cómo puedo hacer crecer la Fe que he recibido del Bautismo?; ¿Cómo hago crecer esta Fe que yo he recibido y que el pueblo de Dios tiene? ¿Cómo hago para hacerla crecer?
La ley del pueblo de Dios es el amor, cuando vemos en el diario, en la TV, tantas guerras entre cristianos, ¡Cómo puede pasar esto! Dentro del pueblo de Dios ¡cuántas guerras! En el barrio, en el puesto de trabajo ¡cuántas guerras por envidias y celos! También en la misma familia, cuántas guerras internas. Pidamos al Señor que nos haga entender bien esta ley del amor. ¡Qué bueno! ¡Qué hermoso es amarse los unos a los otros como verdaderos hermanos!, ¡Qué hermoso es esto!
Hagamos una cosa hoy: Quizá todos tenemos simpatías y antipatías. Quizá tantos de nosotros estamos enojados con alguno. Al menos digamos al Señor: Señor yo estoy enojado con este, con aquella. Yo te pido por este y por aquel. Rezar por aquel con el que estamos enojados es un hermoso paso en esta ley del amor. ¡Hagámoslo hoy!
Para concluir el Papa exhortó a "que la Iglesia sea un lugar de la misericordia y de la esperanza de Dios, donde todo el mundo pueda sentirse acogido, amado, perdonado y alentado a vivir según la vida buena del Evangelio. Y para sentirse recibido, amado, perdonado, animado. La Iglesia debe tener las puertas abiertas para que todos puedan venir y nosotros debemos salir de esas puertas y anunciar el Evangelio. ¡Muchas Gracias!"

Vaticano, 12 Jun. 2013
Fuente: Extractado ACI/EWTN Noticias


domingo, 9 de junio de 2013

San Vicente de Paul: el espíritu compasivo y misericordioso de Jesús.



“El Hijo de Dios, al no poder tener sentimientos de compasión en el estado glorioso que posee desde toda la eternidad en el cielo, quiso hacerse hombre y pontífice nuestro, para compadecer nuestras miserias. Para reinar con él en el cielo, hemos de compadecer, como él, a sus miembros que están en la tierra.

 Los misioneros, más que los demás sacerdotes, deben estar llenos de este espíritu de compasión, ya que están obligados, por su estado y su vocación, a servir a los más miserables, a los más abandonados y a los más hundidos en miserias corporales y espirituales. Y en primer lugar, han de verse tocados en lo más vivo y afligidos en sus corazones por las miserias del prójimo.

 Segundo, es menester que esta compasión y misericordia aparezca en su exterior y en su rostro, a ejemplo de nuestro Señor, que lloró sobre la ciudad de Jerusalén, por las calamidades que la amenazaban.

Tercero, hay que emplear palabras compasivas que le hagan ver al prójimo cómo nos interesamos por sus penas y sufrimientos. Finalmente, hemos de socorrerle y asistirle, en la medida en que podamos, en todas sus necesidades y miserias, procurando librarle de ellas en todo o en parte, ya que la mano tiene que hacer todo lo posible por conformarse con el corazón.” (XI,771)

Fuente: Lectio Divina Vicenciana

Jesús resucita al hijo de la viuda.



En aquel tiempo, iba Jesús camino de una ciudad llamada Naím, e iban con él sus discípulos y mucho gentío.
Cuando estaba cerca de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba.
Al verla el Señor, le dio lástima y le dijo:
- No llores.
Se acercó al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo:
- ¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!
El muerto se incorporó y empezó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre.
Todos, sobrecogidos, daban gloria a Dios, diciendo:
- Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.
La noticia del hecho se divulgó por toda la comarca y por Judea entera.
Evangelio: (Lc. 7, vs 11-17)

Oración:
¿Cómo no agradecerte tu paso por el mundo,
Oh Cristo, vida y resurrección nuestra?
has escuchado nuestros lamentos,
has visto nuestra aflicción,
has obrado en nosotros nuevamente
el milagro de renacer y del gozo.
Continúa visitando nuestra tierra,
cambia en alegría nuestras penas:
las penas de nuestros hermanos
que como Tú, Señor misericordioso
queremos hacer nuestras,
en cercanía, compasión y esperanza.
¡Oh Cristo, a cuya voz volvemos a vivir!
restaura toda humanidad doliente,
y envíanos al mundo
para testimoniar a los hombres
el evangelio que nos da la dicha.
Tú que vives y reinas por los siglos eternos
Amén.

Fuente: Lectio Divina Vicenciana

sábado, 8 de junio de 2013

Urge la ecología humana.



En su reflexión de esta mañana ante miles de fieles en la Plaza de San Pedro y refiriéndose al Día Mundial del Medio Ambiente que se celebra hoy, el Santo Padre dijo que:

"Cuando hablamos de ambiente, de la creación, pienso en las primeras páginas de la Biblia, en el Libro del Génesis, donde se afirma que Dios puso al hombre y a la mujer en la tierra para que la cultivaran y la cuidaran. Y me pregunto, ¿Qué significa cultivar y cuidar la tierra?, ¿Estamos realmente cultivando y cuidando la creación?, ¿O la estamos explotando y descuidando?

Cultivar y cuidar la creación es una indicación de Dios, dada no sólo al inicio de la historia, sino a cada uno de nosotros; es parte de su proyecto; quiere decir hacer crecer el mundo con responsabilidad, transformarlo para que sea un jardín, un lugar habitable para todos.

Muchas veces Benedicto XVI dijo que: "este cometido encomendado por Dios Creador requiere seguir el ritmo y la lógica de la creación”. Nosotros sin embargo nos dejamos llevar a menudo por la soberbia del dominar, del poseer, del manipular, del explotar; no la cuidamos, no la respetamos, no la consideramos como un don gratuito que debemos cuidar.

Estamos perdiendo la actitud del asombro, de la contemplación, de la escucha de la creación, y así no conseguimos ver lo que Benedicto XVI llama: “el ritmo de la historia de amor de Dios con el hombre”. ¿Por qué sucede esto?, ¿Por qué pensamos y vivimos horizontalmente?, nos hemos alejado de Dios, no vemos sus señales.

Cultivar y cuidar, no se refiere sólo a la relación entre nosotros y el ambiente, entre el hombre y la creación, afecta también a las relaciones humanas. Estamos viviendo un momento de crisis; lo vemos en el ambiente, pero sobre todo lo vemos en el hombre. La persona humana está en peligro: ¡He aquí la urgencia de la ecología humana! El peligro es grave porque la causa del problema no es superficial, sino profunda: no es sólo una cuestión de economía, sino de ética y antropología...dominan las dinámicas de una economía y una riqueza carentes de ética.

Lo que manda hoy no es el hombre, es el dinero: ¡el dinero y la riqueza son los que mandan!. Y Dios, nuestro Padre, no ha dado el cometido de cuidar la tierra al dinero, sino a nosotros: a los hombres y las mujeres. ¡Somos nosotros los que tenemos este encargo!. Sin embargo, los hombres y las mujeres son sacrificados a los ídolos de la explotación y del consumo: es la cultura del descarte.

Si una noche de invierno, aquí en la calle Ottaviano por ejemplo, muere una persona, eso no es noticia. Si en muchas partes del mundo hay niños que no tienen nada para comer, eso no es noticia, ¡es una cosa normal! ¡Esto no puede continuar así! Esto se convierte en una cosa normal: que haya personas sin hogar que mueren de frío por la calle, no es noticia, pero que la Bolsa de algunas ciudades baje diez puntos, es una tragedia. Así, las personas son descartadas, como si fuéramos desperdicios.

La vida humana, la persona, no se ve como un valor primario que respetar y cuidar. Esta cultura del descarte nos ha convertido en insensibles también ante el derroche y el despilfarro alimentario. El consumismo nos induce a acostumbrarnos a lo superficial, al derroche cotidiano de la comida a la que a veces, no somos capaces de dar el justo valor que va más allá de los meros parámetros económicos. ¡Recordemos bien que los alimentos que tiramos a la basura son como si se los robáramos al pobre de la mesa, al que pasa hambre!”.


El Papa finalmente alentó a todos a "reflexionar sobre el problema del derroche de los alimentos. Comprometámonos todos seriamente a respetar y cuidar la creación, cuidar de todas las personas, contrarrestar la cultura del derroche y del descarte, para promover una cultura de la solidaridad y del encuentro".

Vaticano, 05 Junio 2013
Fuente: ACI/EWTN Noticias

domingo, 2 de junio de 2013

Encuentro de nuevas Comunidades y Movimientos.



     El día Sábado 25 de Mayo 2013 se realizó, en el Santuario de Schoenstatt y en el marco del Año de la Fe, el Encuentro arquidiocesano de Movimientos y nuevas Comunidades del Arzobispado de Santiago.
     Participaron más de 500 miembros pertenecientes a 52 Movimientos y nuevas Comunidades de Santiago.
     Hubo mucha alegría, juventud y espiritualidad.

     ¡Damos gracias a Dios, porque se sentía su presencia en cada uno de los participantes!

Padre que todos sean uno, para que el mundo crea (Jn. 17,21)

Fuente: Animadores de Salud

sábado, 1 de junio de 2013

Jesús multiplica el pan.



11  Pero la gente se dio cuenta y lo siguieron. Jesús los acogió y
      se puso a hablarles del Reino de Dios, y devolvió la salud a
      a los que necesitaban curación.
12  El día comenzaba a declinar. Los Doce se acercaron para
      decirle: “Despide a la gente. Que vayan a las aldeas y
      pueblecitos de los alrededores en busca de alojamiento y
      comida, porque aquí estamos en un lugar solitario.”
13  Jesús les contestó: “Denles ustedes mismos de comer.” Ellos
      dijeron: “No tenemos más que cinco panes y dos pescados,
      a menos que fuéramos nosotros mismos a comprar alimento
      para todo este gentío.”
14  Porque había unos cinco mil hombres. Pero Jesús dijo a sus
      discípulos: “Háganlos sentarse en grupos de cincuenta.
15  Así hicieron los discípulos, y todos se sentaron.
16  Jesús entonces tomó los cinco panes y los dos pescados,
      levantó los ojos al cielo, dijo la bendición, los partió y se los
      entregó a sus discípulos para que se los distribuyeran a la
      gente.
17  Todos comieron cuanto quisieron y se recogieron doce
      canastos de sobras.

Evangelio: (Lc. 9, vs 11-17)

Oración:

Señor Jesús, Tú que te has quedado
Tú todo, hombre Y Dios verdadero
en las especies de pan y vino,
dándonos tu Cuerpo y Sangre
como alimento de vida eterna,
abre nuestro corazón
y nuestro entendimiento
para darnos cuenta de la dimensión
de tu amor y de tu presencia viva
en la Eucaristía,
para que buscándote te encontremos,
encontrándote Tú nos transfomes,
tranformándonos vivamos más unidos a ti,
siendo Tú todo para nosotros
viviendo nosotros en ti y por ti,
estando Tú en nosotros
y nosotros en ti.
Que así sea.

Fuente: Lectio Divina Vicenciana

Oración para cada día del Año de la Fe.



El Papa Emérito Benedicto XVI espera que el Año de la Fe pueda llevar a todos los creyentes a aprender de memoria el Credo y nos invita a recitarlo todos los días como oración.

Credo de Nicea-Constantinopla

Creo en un solo Dios; Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.

Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación, bajó del cielo,

y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre;

y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado,

y resucitó al tercer día, según las Escrituras,

y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre;

y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.

Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo, recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.

Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.

Fuente: 1.-Aciprensa
              2.-Catecismo de la Iglesia Católica