sábado, 11 de octubre de 2014

"A todos los que encontréis, convidadlos a la boda"



En aquel tiempo, de nuevo tomó Jesús la palabra y habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
"El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados a la boda, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que les dijeran: "Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda."
Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos. El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados: "La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda."
Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. [Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?" El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los camareros: "Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes." Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos."]
Evangelio: (Mateo 22, vs 1-14)

Oración:
Señor Dios nuestro,
Tú que continuamente nos estás atrayendo
con lazos de amor y de misericordia,
que nos invitas a estar contigo
para recibir de ti gracia y bendición,
que de diferentes maneras buscas darnos tu ayuda,
te pedimos que al reflexionar tu palabra
aprendamos tu estilo de vida,
y la podamos asumir en nuestra vida,
para vivir como Tú quieres y esperas de nosotros.
Derrama Señor, tu amor y
danos la sabiduría que viene de tu Espíritu,
para conocer y comprender tu voluntad
y así adherirnos vivencialmente a ti,
dejando que Tú nos unas a ti,
transformándonos a tu imagen
asumiendo tus actitudes y tus disposiciones.
Amén.

Fuente: Lectio Divina Vicenciana

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