51. Cuando ya se acercaba el tiempo en que sería llevado al cielo, Jesús emprendió resueltamente el camino a Jerusalén.
52. Había mandado mensajeros delante de él, los cuales, caminando, entraron en un pueblo samaritano para prepararle alojamiento.
53. Pero los samaritanos no lo quisieron recibir, porque iba a Jerusalén.
54. Al ver esto, los discípulos Santiago y Juan le dijeron: “Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que los consuma?”
55. Pero Jesús dándose vuelta, los reprendió, y pasaron a otra aldea.
(Lucas 9, vs 51-56)
San Vicente recomienda a los misioneros la corrección fraterna como un medio para crecer en la propia vocación y ser mejores discípulos de Jesús:
Pero alguno me dirá: Es que dicen que he cometido una falta y no es verdad; o dan de las cosas una versión distinta de cómo realmente sucedieron. A esto respondo que la cosa es así o no; esto es, que lo que dicen es verdad o no lo es. Si es verdad, no tenemos motivo para ver mal que nos amonesten; por el contrario, hemos de humillarnos y corregirnos. Si no es verdad, se trata de una ocasión que la Providencia nos depara para sufrir y practicar un acto heroico de virtud. (XI, 230)
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