miércoles, 21 de septiembre de 2011

Jesús llama al Apóstol Mateo.



9. Jesús, al irse de ahí, vió a un hombre llamado Mateo, en su puesto de cobrador de impuestos, y le dijo: "Sígueme". Mateo, levantándose, lo siguió.
10. Estando Jesús comiendo en casa de Mateo, vinieron muchos cobradores de impuestos y otros pecadores y se sentaron a la mesa con Jesús y sus discípulos.

11. Los fariseos, al ver esto, decían a los discípulos: "¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?"
12. Pero Jesús los oyó y dijo:
"Los sanos no necesitan médico, sino los enfermos.
13.
Aprendan lo que significa esta palabra de Dios: Más me gusta la compasión que el culto. Pues no vine a llamar a hombres perfectos, sino a pecadores".

(Mateo 9, vs 9- 13)


Desde entonces Mateo va siempre al lado de Jesús. Presencia sus milagros, oye sus sabios sermones y le colabora predicando, catequizando a los pueblos y organizando las multitudes cuando siguen ansiosas de oír al gran profeta de Nazaret. Jesús lo nombra como uno de sus 12 apóstoles y en Pentecostés recibe el Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego. Cuando estalló la terrible persecución contra los cristianos en Jerusalén, Mateo se fue al extranjero a evangelizar, y dicen que predicó en Etiopía y que allá murió martirizado.

En todo el mundo es conocido este santo, y lo será por siempre, a causa del maravilloso libro que él escribió: "El evangelio según San Mateo". En su evangelio copia sermones muy famosos de Jesús, como por ejemplo: El Sermón de la Montaña, el Sermón de las Parábolas, y el que les dijo a sus apóstoles cuando los iba mandar a su primera predicación. Narra milagros muy interesantes, y describe de manera impresionante la Pasión y Muerte de Jesús. Termina contando su resurrección gloriosa.

El fin del evangelio de San Mateo es probar que Jesucristo sí es el Mesías o Salvador anunciado por los profetas y por el Antiguo Testamento. Este evangelio fue escrito especialmente para los judíos que se convertían al cristianismo, y por eso fue redactado en el idioma de ellos, el arameo.

Quizás no haya en el mundo otro libro que haya convertido más pecadores y que haya entusiasmado a más personas por Jesucristo y su doctrina, que el evangelio según San Mateo. No dejemos de leerlo y meditarlo.

Fuente: Extractado EWTN

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