sábado, 28 de abril de 2018

Catequesis Papa Francisco: El Bautismo.



   En la Audiencia General de este Miércoles 25 de Abril pasado, realizada en la plaza San Pedro, el Papa Francisco se refirió nuevamente al Bautismo. En parte de su mensaje nos dijo que:

   «El Bautismo es de un modo particular "el sacramento de la fe" por ser la entrada sacramental en la vida de fe. (Catecismo de la Iglesia Católica, 1236).
   A la pila bautismal nunca se va solos sino acompañados por la oración de toda la Iglesia, como lo recuerda la letanía de los santos que precede a la oración de exorcismo y a la unción pre-bautismal con el óleo de los catecúmenos
   El bautismo no es una fórmula mágica, sino un don del Espíritu Santo que habilita a los que lo reciben a "luchar contra el espíritu del mal".
   Es fatigoso luchar contra el mal, escapar de sus engaños, recuperar la fortaleza después de una lucha agotadora, pero debemos saber que toda la vida cristiana es un combate. Pero también debemos saber que no estamos solos, que la Madre Iglesia reza para que sus hijos, regenerados en el Bautismo, no sucumban a las asechanzas del malvado sino que las venzan por la potencia de la Pascua de Cristo.»

Fuente: Aciprensa
             Extractado desde Catequesis Papa Francisco
             Audiencia General 25/04/2018

Yo soy la vid.



   Durante la Última Cena, Jesús dijo a sus discípulos:
   Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Él corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía. Ustedes ya están limpios por la palabra que Yo les anuncié. Permanezcan en mí, como Yo permanezco en ustedes.
   Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y Yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer.
   Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde. Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán. La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos.
Evangelio: (Jn. 15, vs 1-8)

Oración:
Padre Nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre.
Venga a nosotros tu Reino,
hágase tu voluntad
así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal.
Amén.

domingo, 22 de abril de 2018

Ecología: 22 de Abril Día de la Tierra.



La Tierra y sus ecosistemas son nuestro hogar, el hogar de la humanidad, así lo ha reconocido las Naciones Unidas. El día 22 de Abril se celebra como “Día Internacional de la Madre Tierra” y el lema para este año es:
   «Terminar con la contaminación de los plásticos»

Carta Encíclica
Laudato Si´:

1.«Laudato si’, mi’ Signore» – «Alabado seas, mi Señor», cantaba san Francisco de Asís. En ese hermoso cántico nos recordaba que nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos:

«Alabado seas, mi Señor,
por la hermana nuestra madre tierra,
la cual nos sustenta, y gobierna
y produce diversos frutos
con coloridas flores y hierba»

Papa Francisco
Sobre el cuidado de la casa común

sábado, 21 de abril de 2018

Catequesis Papa Francisco: El Bautismo.



En la Audiencia General de este Miércoles 18 de Abril pasado, el Papa Francisco la ha dedicado por segunda vez al sacramento del Bautismo. En parte de su desarrollo nos ha dicho:

   «Si examinamos los gestos y las palabras de la liturgia, nos daremos cuenta de la gracia y del compromiso de este sacramento, que siempre debemos redescubrir. Lo recordamos en la aspersión con agua bendita que se puede hacer los domingos al comienzo de la Misa, así como en la renovación de las promesas bautismales durante la Vigilia Pascual. Regresar a la fuente de la vida cristiana nos lleva a comprender mejor el don recibido en el día de nuestro Bautismo y a renovar el compromiso de responder a él en la condición en que nos encontramos hoy.

   Dios llama a cada uno por su nombre, amándonos individualmente, en la concreción de nuestra historia. El bautismo enciende la vocación personal de vivir como cristianos, que se desarrollará a lo largo de la vida. Los padres piensan en el nombre que quieren dar a sus hijos ya antes de que nazcan: esto también forma parte de la espera de un niño que, con su propio nombre, tendrá una identidad original, también para la vida cristiana vinculada a Dios.

   Por supuesto, convertirse en cristiano es un don que viene de lo alto (véase Jn 3: 3-8). “Señor, regálame el don de la fe”, es una oración hermosa. Efectivamente, "el Bautismo es, en primer lugar, el sacramento de la fe con que los hombres, iluminados por la gracia del Espíritu Santo, responden al Evangelio de Cristo."(Rito del Bautismo de los Niños, Introducción Gen., n° 3).

   "La señal de la cruz expresa el sello de Cristo sobre el que está a punto de pertenecerle y significa la gracia de la redención que Cristo ha adquirido para nosotros a través de su cruz" (Catecismo de la Iglesia Católica, 1235). En la ceremonia, hacemos a los niños la señal de la cruz. Y tú, padre, madre, abuelos, abuelas, padrinos, madrinas, debéis enseñar a hacer bien la señal de la cruz porque es repetir lo que se hizo en el Bautismo. ¿Lo habéis entendido? Enseñad a los niños a hacer bien la señal de la cruz. Si lo aprenden de niños, lo harán bien más tarde, cuando crezcan.

   La cruz es la insignia que muestra quiénes somos: nuestro hablar, pensar, mirar, trabajar está bajo la señal de la cruz, es decir, bajo el signo del amor de Jesús hasta el final. Los niños son signados en la frente.   Hacer la señal de la cruz cuando nos despertamos, antes de las comidas, antes de un peligro, para defendernos del mal, la noche antes de dormir significa decirnos a nosotros mismos y a los demás a quién pertenecemos, quién queremos ser. Por eso es tan importante enseñar a los niños a hacer bien la señal de la cruz. Y, como hacemos cuando entramos en la iglesia, podemos hacerlo también en casa, teniendo un poco de agua bendita –algunas familias lo hacen- en un jarrón pequeño: así que, cada vez que entramos o salimos, haciendo la señal de la cruz con esa agua recordamos que estamos bautizados. Repito, no lo olvidéis, enseñar a los niños a hacer la señal de la cruz.»

Fuente: Aciprensa
             Extractado desde Catequesis Papa Francisco
             Audiencia General 18/04/2018

Yo soy el Buen Pastor.



   Jesús dijo: “Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas. El asalariado, en cambio, que no es el pastor y al que no pertenecen las ovejas, cuando ve venir al lobo las abandona y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa. Como es asalariado, no se preocupa por las ovejas.
   Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí –como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre– y doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral y a las que debo también conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo rebaño y un solo Pastor.
   El Padre me ama porque yo doy mi vida para recobrarla. Nadie me la quita, sino que la doy por mí mismo. Tengo el poder de darla y de recobrarla: éste es el mandato que recibí de mi Padre”
Evangelio: (Jn. 10, vs 11-18)

Oración:
Padre Nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre.
Venga a nosotros tu Reino,
hágase tu voluntad
así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal.
Amén.

sábado, 14 de abril de 2018

Catequesis Papa Francisco: El Bautismo.



En su primera Catequesis sobre el Bautismo en la Audiencia General de este Miércoles 11 de Abril, en la Plaza San Pedro, el Papa Francisco nos recordó que:

   «La Pascua de Cristo, con su carga de novedad, nos alcanza a través del Bautismo para transformarnos a su imagen: los bautizados son de Jesucristo.
   El baño con agua es un ritual común a varias creencias para expresar la transición de una condición a otra, un signo de purificación para un nuevo comienzo. En virtud del Espíritu Santo, el bautismo nos sumerge en la muerte y resurrección del Señor, ahogando en la pila bautismal al hombre viejo, dominado por el pecado que separa de Dios y dando vida al hombre nuevo, recreado en Jesús.
   De hecho, no es un agua cualquiera la del Bautismo, sino el agua sobre la que se invoca el Espíritu que "da vida" (Credo). El bautismo es, por lo tanto, un signo eficaz de renacimiento, para caminar en una nueva vida.
   Al sumergirnos en Cristo, el Bautismo también nos hace miembros de su Cuerpo, que es la Iglesia, y partícipes de su misión en el mundo (Cfr. CCC 1213). La vitalidad que fluye de la fuente bautismal se ilustra con estas palabras de Jesús: "Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto” (Jn 15, 5).
   ¡No os olvidéis de bautizar a los niños! Como sucede con una semilla llena de vida, este regalo arraiga y da fruto en una tierra alimentada por la fe. Las promesas bautismales que renovamos cada año en la Vigilia Pascual deben ser reavivadas todos los días para que el Bautismo "cristifique": no hay que tener miedo de esta palabra: el bautismo nos “cristifica”, quien ha recibido el bautismo y es “cristificado” se asemeja a Cristo, se transforma en Cristo y se hace de verdad otro Cristo.»

Fuente: Aciprensa

            Extractado desde Catequesis sobre el Bautismo
            Papa Francisco

La paz esté con ustedes.



   Los discípulos, que retornaron de Emaús a Jerusalén, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
   Todavía estaban hablando de esto, cuando Jesús se apareció en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Atónitos y llenos de temor, creían ver un espíritu, pero Jesús les preguntó: “¿Por qué están turbados y se les presentan esas dudas? Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo”. Y diciendo esto, les mostró sus manos y sus pies. Era tal la alegría y la admiración de los discípulos, que se resistían a creer. Pero Jesús les preguntó: “¿Tienen aquí algo para comer?”.
   Ellos le presentaron un trozo de pescado asado; él lo tomó y lo comió delante de todos. Después les dijo: “Cuando todavía estaba con ustedes, yo les decía: Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos”.  Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras, y añadió: “Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de todo esto”.
Evangelio: (Lc. 24, vs 35-48)

Oración:
Padre Nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre.
Venga a nosotros tu Reino,
hágase tu voluntad
así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal.
Amén.

sábado, 7 de abril de 2018

Domingo de la Divina Misericordia.



El Domingo de la Divina Misericordia se celebra el segundo Domingo de Pascua, y está basado en las revelaciones de Santa Faustina Kowalska, que recibió mensajes de Jesús sobre su Divina Misericordia:

«Habla al mundo de mi Misericordia….Es señal de los últimos tiempos, después de ella vendrá el día de la justicia. Todavía queda tiempo que recurran, pues, a la Fuente de Mi Misericordia.» (Diario 848)

Fuente: Aciprensa

Reciban el Espíritu Santo.



Al atardecer del primer día de la semana, los discípulos se encontraban con las puertas cerradas por temor a los judíos. Entonces llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: “¡La paz esté con ustedes!”. Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor.
   Jesús les dijo de nuevo: “¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes”. Al decirles esto sopló sobre ellos y añadió: “Reciban el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan”.
   Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. Los otros discí- pulos le dijeron: “¡Hemos visto al Señor!”. Él les respondió: “Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré”.
   Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: “¡La paz esté con ustedes!”. Luego dijo a Tomás: “Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe”. Tomás respondió: “¡Señor mío y Dios mío!”. Jesús le dijo: “Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!”.
   Jesús realizó además muchos otros signos en presencia de sus discípulos, que no se encuentran relatados en este Libro. Éstos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y creyendo, tengan Vida en su Nombre.

Oración:
Padre Nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre.
Venga a nosotros tu Reino,
hágase tu voluntad
así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal.
Amén.

domingo, 1 de abril de 2018

Santa Luisa de Marillac: El sentido de la resurrección.



El día de Pascua, mi meditación fue el deseo de resucitar con Nuestro Señor, y como sin muerte no hay resurrección, vi que eran mis malas inclinaciones las que debían morir y que debía quedar completamente destruida amortiguando toda mi vivacidad interior, lo que bien veía no podría yo conseguir por mí misma, pero me pareció que nuestro buen Dios me pedía mi consentimiento, que yo le di por entero, para operar Él mismo lo que quería ver en mí
(E.24 P.626)


Santa Luisa de Marillac
Fuente: Lectio Divina Vicenciana

El Señor ha resucitado.



   El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada. Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”.
   Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes. Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró.
   Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro; vio las vendas en el suelo, y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte. Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: El también vio y creyó. Todavía no habían comprendido que, según la Escritura, él debía resucitar de entre los muertos.
Evangelio: (Jn. 20, vs 1-9)

Oración:
Padre Nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre.
Venga a nosotros tu Reino,
hágase tu voluntad
así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal.
Amén.