sábado, 17 de marzo de 2018

La oración, la limosna y el ayuno.



En parte de su Mensaje para la Cuaresma de este año 2018, y que lleva por título “Al crecer la maldad, se enfriará el amor en la mayoría”, el Papa Francisco nos dice que:

“Este tiempo de Cuaresma nos ofrece el dulce remedio de la oración, la limosna y el ayuno.”
“El hecho de dedicar más tiempo a la oración hace que nuestro corazón descubra las mentiras secretas con las cuales nos engañamos a nosotros mismos, para buscar finalmente el consuelo en Dios.”

Luego nos dice:
El ejercicio de la limosna nos libera de la avidez y nos ayuda a descubrir que el otro es mi hermano: nunca lo que tengo es sólo mío. Cuánto desearía que la limosna se convirtiera para todos en un auténtico estilo de vida.”

Y finalmente:
El ayuno, por último, debilita nuestra violencia, nos desarma, y constituye una importante ocasión para crecer. Por una parte, nos permite experimentar lo que sienten aquellos que carecen de lo indispensable y conocen el aguijón del hambre; por otra, expresa la condición de nuestro espíritu, hambriento de bondad y sediento de la vida de Dios. El ayuno nos despierta, nos hace estar más atentos a Dios y al prójimo, inflama nuestra voluntad de obedecer a Dios, que es el único que sacia nuestra hambre.”


Fuente: Aciprensa

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