Una vez más san Vicente contempla a Jesús en
su manera de servir a los pobres:
¿No son los pobres
los miembros afligidos de nuestro Señor? ¿No son hermanos nuestros? Y si los
sacerdotes los abandonan, ¿quién quieren que les asista? De modo que, si hay
algunos entre nosotros que crean que están en la Misión para evangelizar a los
pobres y no para cuidarlos, para remediar sus necesidades espirituales y no las
temporales, les diré que tenemos que asistirles y hacer que les asistan de
todas las maneras, nosotros y los demás, si queremos oír esas agradables
palabras del soberano Juez de vivos y de muertos:
"Venid, benditos de mi Padre; poseed el
reino que os está preparado, porque tuve hambre y me disteis de comer; estaba
desnudo y me vestisteis; enfermo y me cuidasteis". Hacer esto es
evangelizar de palabra y de obra; es lo más perfecto; y es lo que nuestro Señor
practicó… (XI, 393)
Fuente: Lectio Divina Vicenciana
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