sábado, 30 de septiembre de 2017
San Alberto Hurtado: La Alegría.
“Hay algo que todos queremos unánimemente en todo el mundo…Todos convenimos en una aspiración: la alegría. Todos queremos ser felices…El corazón humano busca la alegría, lo positivo, el amor.”
San Alberto Hurtado
Parábola de los dos hijos.
Jesús dijo a los sumos
sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «¿Qué les parece? Un hombre tenía dos
hijos y, dirigiéndose al primero, le dijo: “Hijo, quiero que hoy vayas a
trabajar a mi viña”. El respondió: “No quiero”. Pero después se arrepintió y
fue. Dirigiéndose al segundo, le dijo lo mismo y éste le respondió: “Voy,
Señor”, pero no fue. ¿Cuál de los dos cumplió la voluntad de su padre?». «El
primero», le respondieron.
Jesús les dijo: «Les aseguro que los
publicanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al Reino de Dios. En
efecto, Juan vino a ustedes por el camino de la justicia y no creyeron en él;
en cambio, los publicanos y las prostitutas creyeron en él. Pero ustedes, ni
siquiera al ver este ejemplo, se han arrepentido ni han creído en él».
Evangelio: (Mt 21, vs
28-32)
Oración:
Padre Nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre.
Venga a nosotros tu Reino,
hágase tu voluntad
así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal.Amén.
miércoles, 27 de septiembre de 2017
San Vicente de Paul: Servir a los pobres
Una vez más san Vicente contempla a Jesús en
su manera de servir a los pobres:
¿No son los pobres
los miembros afligidos de nuestro Señor? ¿No son hermanos nuestros? Y si los
sacerdotes los abandonan, ¿quién quieren que les asista? De modo que, si hay
algunos entre nosotros que crean que están en la Misión para evangelizar a los
pobres y no para cuidarlos, para remediar sus necesidades espirituales y no las
temporales, les diré que tenemos que asistirles y hacer que les asistan de
todas las maneras, nosotros y los demás, si queremos oír esas agradables
palabras del soberano Juez de vivos y de muertos:
"Venid, benditos de mi Padre; poseed el
reino que os está preparado, porque tuve hambre y me disteis de comer; estaba
desnudo y me vestisteis; enfermo y me cuidasteis". Hacer esto es
evangelizar de palabra y de obra; es lo más perfecto; y es lo que nuestro Señor
practicó… (XI, 393)
Fuente: Lectio Divina Vicenciana
sábado, 16 de septiembre de 2017
Perdona de corazón.
Se acercó Pedro y dijo
a Jesús: «Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas
que me haga? ¿Hasta siete veces?». Jesús le respondió: «No te digo hasta siete
veces, sino hasta setenta veces siete.
Por eso, el Reino de los Cielos se parece a
un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores. Comenzada la tarea,
le presentaron a uno que debía diez mil talentos. Como no podía pagar, el rey
mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para
saldar la deuda. El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: “Dame un plazo y
te pagaré todo”. El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la
deuda. Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía
cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: “Págame lo que
me debes”. El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: “Dame un plazo y te
pagaré la deuda”. Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta
que pagara lo que debía.
Los demás servidores, al ver lo que había
sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor. Este lo mandó
llamar y le dijo: “¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda. ¿No debías
también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de ti?”. E
indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo
que debía. Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan
de corazón a sus hermanos».
Evangelio: (Mt 18, vs
21-35)
Oración:
Padre Nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre.
Venga a nosotros tu Reino,
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal.
Amén.
sábado, 9 de septiembre de 2017
Santa Luisa de Marillac: Amor fuerte.
“Deseo que todas estén llenas de un amor fuerte que las ocupe tan suavemente en Dios y tan caritativamente en el servicio a los pobres
que su corazón no pueda ya admitir otros sentimientos.”
Santa Luisa de Marillac
Hermanos en la fe.
Jesús dijo a sus discípulos:
“Si tu hermano peca contra ti, ve y corrígelo en privado. Si te escucha,
habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, busca una o dos personas más,
para que el asunto se decida por la declaración de dos o tres testigos. Si se
niega a hacerles caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco quiere escuchar a la
comunidad, considéralo como pagano o publicano.
Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra, quedará atado en
el Cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el Cielo.
También les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para
pedir algo, mi Padre que está en el cielo se lo concederá. Porque donde hay dos
o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos”.
Evangelio: (Mt 18, vs
15-20)
Oración:
Padre Nuestro que estás
en el cielo,
santificado sea tu
Nombre.
Venga a nosotros tu
Reino:
hágase tu voluntad,
en la tierra como en el
cielo.
Danos hoy nuestro pan
de cada día;
perdona nuestras
ofensas,
como nosotros
perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la
tentación,
y líbranos del Mal.
Amén.
sábado, 2 de septiembre de 2017
Tarde te amé.
¡Tarde
te amé belleza infinita, tarde te amé, tarde te amé belleza siempre
antigua y siempre nueva!
Y
supe, Señor que estabas en mi alma y yo estaba fuera, así te buscaba mirando la
belleza de lo creado.
¡Tarde
te amé belleza infinita, tarde te amé, tarde te amé belleza siempre
antigua y siempre nueva!
Señor
tú me llamaste, tu voz a mi llegó, curando mi sordera con tu luz brillaste
cambiando mi ceguera en un resplandor.
¡Tarde
te amé belleza infinita, tarde te amé, tarde te amé belleza siempre
antigua y siempre nueva!
Tú
estabas conmigo, más yo buscaba fuera y no te encontraba, era un prisionero de
tus criaturas, lejos de Ti.
¡Tarde
te amé belleza infinita, tarde te amé, tarde te amé belleza siempre
antigua y siempre nueva!
Hasta
mí, ha llegado el aroma de tu gracia, por fin respiré, Señor yo te he buscado,
siento hambre y sed, ansío tu paz.
San Agustín de Hipona
Jesús anuncia su pasión.
Jesús comenzó a
anunciar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, y sufrir mucho de parte de
los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que debía ser
condenado a muerte y resucitar al tercer día.
Pedro lo llevó aparte y comenzó a
reprenderlo, diciendo: “Dios no lo permita, Señor, eso no sucederá”. Pero él,
dándose vuelta, dijo a Pedro: “¡Retírate, ve detrás
de mí, Satanás! Tú eres para mí un
obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres”.
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: “El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, que
cargue con su cruz y me siga. Porque el que
quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la
encontrará. ¿De qué le servirá al hombre
ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y
qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?
Porque el Hijo
del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces
pagará a cada uno de acuerdo con sus obras”.
Evangelio: (Mt 16, vs
21-27)
Oración:
Padre Nuestro que estás
en el cielo,
santificado sea tu
Nombre.
Venga a nosotros tu
Reino:
hágase tu voluntad,
así en la tierra como
en el cielo.
Danos hoy nuestro pan
de cada día;
perdona nuestras
ofensas,
como nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la
tentación,
y líbranos del Mal.Amén.
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