sábado, 29 de octubre de 2016

Jesús y Zaqueo.


Llegando a Jericó, pasaba Jesús por la ciudad. Allí había un hombre llamado Zaqueo. Era jefe de los cobradores de impuestos y muy rico. Quería ver cómo era Jesús, pero no lo alcanzaba en medio de tanta gente, por ser de baja estatura.
Entonces corrió adelante y se subió a un árbol para verlo, cuando pasara por allí. Cuando llegó a ese lugar, Jesús levantó los ojos y le dijo: «Zaqueo, baja pronto; porque hoy tengo que quedarme en tu casa.»
Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría.
Todos entonces se pusieron a criticar y a decir: «Se fue a alojar en casa de un pecador.» Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: «Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres; y a quien he exigido algo injustamente le devolveré cuatro veces más.»
Jesús, pues, dijo a su respecto: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa; en verdad, éste también es hijo de Abraham. El Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido.»
Evangelio: (Lc. 19, vs 1-10)

Oración:
Señor Jesús, como Zaqueo,
te buscamos y queremos que Tú llegues
a nuestra casa, a nuestro corazón,
para que allí nos transformes y nos vivifiques;
te buscamos Señor,
queremos encontrarte,
queremos que Tú seas
el sentido y la razón de nuestra vida,
por eso te pedimos tu ayuda,
para que nos des la gracia
de ser capaces de dejar y abandonar
lo que no nos ayuda a vivir
tu estilo de vida, tu manera de ser,
para que vivamos como Tú,
amemos como Tú, demos la vida como Tú,
amando y sirviendo, como lo hiciste Tú.
Que así sea.

Fuente: Lectio Divina Vicenciana

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