No salga de sus bocas ni una mala
palabra, sino palabras buenas que edifiquen cuando es necesario y que hagan
bien a los que las oigan.
No entristezcan al Espíritu Santo, que Dios puso en ustedes como a su
sello, marcándolos así para el día de la salvación. Arranquen de raíz entre
ustedes: los disgustos, los arrebatos, el enojo, los gritos, las ofensas y toda
clase de maldad. Por el contrario, muéstrense buenos y comprensivos unos con
otros, perdonándose mutuamente, como Dios los perdonó en Cristo.
Como hijos amadísimos de Dios, esfuércense por imitarlo. Sigan el camino
del amor, a ejemplo de Cristo que los amó a ustedes. El, en verdad, se entregó
por nosotros y vino a ser la ofrenda y la víctima sacrificada, cuyo buen olor
sube a Dios.
(Efesios
4, 29-32; 5, 1-2)
San Pablo Fuente: Imagen Aciprensa
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