sábado, 14 de junio de 2014

Dios mandó a su Hijo.



Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.
Evangelio: (Juan 3, vs 16-18)

Oración:
Dios eterno y todopoderoso,
Dios de amor y de misericordia,
Tú Santísima Trinidad,
un solo Dios y un solo Señor,
bendito y alabado seas, hoy y siempre,
porque siendo Uno, eres Padre amoroso;
siendo iguales en gloria y dignidad
eres Hijo unigénito
y siendo Espíritu eres el santificador
y eres dador de vida y santidad.
Todo honor y toda gloria,
a ti que dándote a conocer
nos enriqueces y nos glorificas con tu vida.
Al proclamarte como nuestro Dios y Señor,
te pedimos que sigas derramando tu amor en nosotros,
para que sigamos conociéndote siempre más,
y así seguirte, viviendo de acuerdo a tu voluntad,
manifestando con nuestra vida,
tu proyecto de amor.
Que así sea.

Fuente: Lectio Divina Vicenciana

No hay comentarios: