jueves, 9 de febrero de 2012

Curación de un leproso.



40 Se le acercó un leproso que se arrodilló y suplicó a Jesús: “Si quieres, puedes limpiarme.”

41 Jesús tuvo compasión, extendió la mano, lo tocó y le dijo: “Yo lo quiero, queda limpio.

42 Al instante se le quitó la lepra y quedó sano.

43 Entonces, Jesús lo despidió, pero le mandó enérgicamente:

44 “No se lo digas a nadie; preséntate al sacerdote y le darás por tu purificación lo que ordena la Ley de Moisés. Con esto serán ellos testigos.”

Pero el hombre, en cuanto salió, empezó a hablar y a contar detalladamente todo el asunto.

45 Resultó que Jesús ya no podía entrar públicamente en el pueblo; tenía que andar por las afueras, en lugares apartados. Pero de todas partes llegaban a donde él estaba.


Evangelio: (Marcos 1, vs 40-45)

Domingo, 12 de Febrero de 2012

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