viernes, 20 de enero de 2012

Salmo 1



1 Dichoso el hombre aquel


que no asiste a reuniones de malvados,


ni se para en el camino del pecado,

ni en el banco de los burlones se sienta,

2 más cumplir la Ley de Dios es su alegría,

y murmura su oración de día y noche.

3 Es como el árbol plantado junto al río

que dá su fruto a tiempo

y tiene su follaje siempre verde,

pues todo lo que él hace le resulta.

4 No, no pasa así con los impíos,

que son como la paja

levantada del suelo por el viento.

5 Jamás se librarán de la Justicia

ni con los justos irán los pecadores,

6 porque el camino del bueno Dios conoce

pero el sendero del impío se pierde.

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