sábado, 14 de enero de 2012

Jesús llama a sus primeros discípulos



35 Al día siguiente, Juan se encontraba de nuevo allí con dos de sus discípulos.

36 Fijándose en Jesús que pasaba, dice: “He ahí el Cordero de Dios.”

37 Los dos discípulos le oyeron hablar así y siguieron a Jesús.

38 Jesús se volvió, y al ver que le seguían les dice: “¿Qué buscáis?” Ellos le respondieron: “Rabbí-que quiere decir, ‘Maestro’-¿dónde vives?”

39 Les respondió: “Venid y lo veréis”. Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día. Era más o menos la hora décima.

40 Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús.

41 Este se encuentra primeramente con su hermano Simón y le dice: “Hemos encontrado al Mesías”-que quiere decir, Cristo.

42 Y le llevó donde Jesús. Jesús, fijando su mirada en él, le dijo: “Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Kefas” –que quiere decir, “Piedra”.


Evangelio: (Juan 1, vs 35-42)


San Vicente de Paul

¡Quiera Dios concedernos la gracia de conformar toda nuestra conducta a su conducta y nuestros sentimientos con los suyos, que él mantenga nuestras lámparas encendidas en su presencia y nuestros corazones atentos siempre a su amor y dedicados a revestirse cada vez más de Jesucristo de la forma que os acabo de decir!

Todos los bautizados están revestidos de su espíritu, pero no todos realizan las obras debidas.

Cada uno tiene que tender, por consiguiente, a asemejarse a nuestro Señor, a apartarse de las máximas del mundo, a seguir con el afecto y en la práctica los ejemplos del Hijo de Dios, que se hizo hombre como nosotros, para que nosotros no sólo fuéramos salvados, sino también salvadores como él; a saber, cooperando con él en la salvación de las almas. (XI, 414)

Fuente: Lectio Divina




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