domingo, 29 de enero de 2012

El Silencio.



Las palabras

son valiosas,

pero

más valioso

es el silencio.


San Buenaventura

Curador.



Según Marcos, la primera actuación pública de Jesús fue la curación de un hombre poseído por un espíritu maligno en la sinagoga de Cafarnaúm. Es una escena sobrecogedora, narrada para que, desde el comienzo, los lectores descubran la fuerza curadora y liberadora de Jesús.

Es Sábado y el pueblo se encuentra reunido en la sinagoga para escuchar el comentario de la Ley explicado por los escribas. Por primera vez Jesús va a proclamar la Buena Noticia de Dios precisamente en el lugar donde se enseña oficialmente al pueblo las tradiciones religiosas de Israel.

La gente queda sorprendida al escucharle. Tienen la impresión de que hasta ahora han estado escuchando noticias viejas, dichas sin autoridad. Jesús es diferente. No repite lo que ha oído a otros. Habla con autoridad. Anuncia con libertad y sin miedos a un Dios Bueno.

De pronto un hombre «se pone a gritar: ¿Has venido a acabar con nosotros?». Al escuchar el mensaje de Jesús, se ha sentido amenazado. Su mundo religioso se le derrumba. Se nos dice que está poseído por un «espíritu inmundo», hostil a Dios. ¿Qué fuerzas extrañas le impiden seguir escuchando a Jesús? ¿Qué experiencias dañosas y perversas le bloquean el camino hacia el Dios Bueno que él anuncia?

Jesús no se acobarda. Ve al pobre hombre oprimido por el mal, y grita: «Cállate y sal de él». Ordena que se callen esas voces malignas que no le dejan encontrarse con Dios ni consigo mismo. Que recupere el silencio que sana lo más profundo del ser humano.

El narrador describe la curación de manera dramática. En un último esfuerzo por destruirlo, el espíritu «lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió». Jesús ha logrado liberar al hombre de su violencia interior. Ha puesto fin a las tinieblas y al miedo a Dios. En adelante podrá escuchar la Buena Noticia de Jesús.

No pocas personas viven en su interior de imágenes falsas de Dios que les hacen vivir sin dignidad y sin verdad. Lo sienten, no como una presencia amistosa que invita a vivir de manera creativa, sino como una sombra amenazadora que controla su existencia. Jesús siempre empieza a curar liberando de un Dios opresor.

Sus palabras despiertan la confianza y hacen desaparecer los miedos. Sus parábolas atraen hacia el amor a Dios, no hacia el sometimiento ciego a la ley. Su presencia hace crecer la libertad, no las servidumbres; suscita el amor a la vida, no el resentimiento. Jesús cura porque enseña a vivir sólo de la Bondad, el Perdón y el Amor que no excluye a nadie. Sana porque libera del poder de las cosas, del autoengaño y de la egolatría.

Autor: José Antonio Pagola


Jesús enseña y sana.



21

Llegan a Cafarnaúm. Al llegar el Sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar.

22

Y quedaban asombrados de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.

23

Había precisamente en su sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar:

24

“¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios.”

25

Jesús, entonces, le conminó diciendo: “Cállate y sal de él.”

26

Y agitándole violentamente el espíritu inmundo, dio un fuerte grito y salió de él.

27

Todos quedaron pasmados de tal manera que se preguntaban unos a otros: “¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad! Manda hasta a los espíritus inmundos y le obedecen.”

28

Bien pronto su fama se extendió por todas partes, en toda la región de Galilea.

Evangelio: (Marcos 1, vs 21-28)

sábado, 28 de enero de 2012

Es Dios mismo quien decide sobre la suerte de su Iglesia.



En su habitual Audiencia General de los Miércoles, el Papa reflexionó sobre el final de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos que coincide con la celebración de la Fiesta de la Conversión de San Pablo y afirmó que: “ésta es la prueba de que, en definitiva, es Dios mismo quien decide sobre la suerte de su Iglesia”.

El Papa meditó sobre la oración sacerdotal de Cristo en la Última Cena, presentada en el capítulo 17 del Evangelio de San Juan, y dijo: “el Sumo Sacerdote realiza la expiación primero por él mismo, luego por la clase sacerdotal y finalmente por toda la comunidad”.

“Jesús, aquella noche, se dirige al Padre en el momento en que se está ofreciendo. Él, sacerdote y víctima, ruega por sí mismo, por los Apóstoles y por cuantos creerán en Él, por la Iglesia de todos los tiempos. La oración que Jesús reza por Sí mismo es la petición de su propia glorificación. Es más que una petición, es la declaración de la plena disponibilidad para entrar, libre y generosamente, en el plan de Dios Padre que se cumple en la muerte y en la resurrección”.

El segundo momento de esta oración lo constituye la intercesión de Jesús por sus discípulos, con la petición de su consagración. Jesús dice: “Ellos no son del mundo, lo mismo que yo no soy del mundo. Conságralos en la verdad”. Consagrar quiere decir transferir una realidad, una persona o cosa, a Dios. Aquí están presentes dos aspectos complementarios: por una parte, la idea de ‘segregar’ del ambiente de la vida personal del hombre para donarse totalmente a Dios; por otra, la idea de ‘enviar’, de misión. Precisamente porque ha sido donada a Dios, la persona consagrada existe ‘para’ los demás. Es consagrado quien, como Jesús, es segregado del mundo y puesto aparte para Dios con vistas a una tarea, y, por ello, está totalmente a disposición de todos. Para los discípulos, significará continuar la misión de Jesús”.

En el tercer momento de su oración sacerdotal, “Jesús se dirige al Padre para interceder a favor de todos los que serán llevados a la Fe mediante la misión inaugurada por los apóstoles: ‘No ruego solo por éstos, sino por los que van a creer en mí por su palabra’. Jesús reza por la Iglesia de todos los tiempos, reza también por nosotros. La petición central de la oración de Jesús dedicada a sus discípulos de todos los tiempos es la de la futura unidad de cuantos creerán en Él. Tal unidad no procede del mundo. Proviene exclusivamente de la unidad divina y llega hasta nosotros desde el Padre mediante el Hijo y en el Espíritu Santo”. Mediante esta oración sacerdotal, Jesús instituye la Iglesia, que “no es otra cosa sino la comunidad de los discípulos que, mediante la Fe en Jesucristo como enviado del Padre, recibe su unidad, y está dedicada a la misión de Jesús de salvar al mundo conduciéndolo al conocimiento de Dios”.

Benedicto XVI invitó a los fieles a leer la oración sacerdotal de Jesús y a meditar sobre ella, así como a rezar pidiendo a Dios “que nos ayude a entrar, de modo pleno, en el proyecto que tiene para cada uno de nosotros; pidámosle ser ‘consagrados’ a Él, pertenecerle cada vez más, para poder amar cada vez más a los demás; pidámosle ser siempre capaces de abrir nuestra oración a las dimensiones del mundo, sin encerrarnos en la petición de ayuda para nuestros propios problemas, sino recordando a nuestro prójimo ante el Señor, captando la belleza de interceder por los demás; pidámosle el don de la unidad visible de todos los creyentes en Cristo para que estemos siempre preparados a responder a cualquiera que nos pregunte por la razón de la esperanza que está en nosotros”.

En su saludo a los peregrinos, dirigió unas palabras a los grupos de España, México, Chile y otros países latinoamericanos: “Invito a todos a orar como nos enseña Jesús, pidiendo a Dios que manifieste su voluntad en nuestras vidas, nos consagre y abra nuestro corazón al mundo y a la misión. Que el don de la unidad que esta Semana hemos suplicado con insistencia nos ayude a dar razón de nuestra esperanza ante los que nos rodean”.

Vaticano, 25 Enero 2012 / 10:48 am

Fuente: Extractado ACIprensa

sábado, 21 de enero de 2012

La Humildad



"Siempre humíllense

amorosamente ante Dios

y ante los hombres.

Porque Dios le habla a aquellos que son

verdaderamente humildes de corazón,

y los enriquece con grandes dones."

Padre Pío

viernes, 20 de enero de 2012

Salmo 1



1 Dichoso el hombre aquel


que no asiste a reuniones de malvados,


ni se para en el camino del pecado,

ni en el banco de los burlones se sienta,

2 más cumplir la Ley de Dios es su alegría,

y murmura su oración de día y noche.

3 Es como el árbol plantado junto al río

que dá su fruto a tiempo

y tiene su follaje siempre verde,

pues todo lo que él hace le resulta.

4 No, no pasa así con los impíos,

que son como la paja

levantada del suelo por el viento.

5 Jamás se librarán de la Justicia

ni con los justos irán los pecadores,

6 porque el camino del bueno Dios conoce

pero el sendero del impío se pierde.

domingo, 15 de enero de 2012

Aprender a vivir



El evangelista Juan narra los humildes comienzos del pequeño grupo de seguidores de Jesús. Su relato comienza de manera misteriosa. Se nos dice que Jesús ‘pasaba. No sabemos de dónde viene ni adónde se dirige. No se detiene junto al Bautista. Va más lejos que su mundo religioso del desierto. Por eso, indica a sus discípulos que se fijen en él: ‘Éste es el Cordero de Dios’.

Jesús viene de Dios, no con poder y gloria, sino como un cordero indefenso e inerme. Nunca se impondrá por la fuerza, a nadie forzará a creer en él. Un día será sacrificado en una cruz. Los que quieran seguirle lo habrán de acoger libremente.

Los dos discípulos que han escuchado al Bautista comienzan a seguir a Jesús sin decir palabra. Hay algo en él que los atrae aunque todavía no saben quién es ni hacia dónde los lleva. Sin embargo, para seguir a Jesús no basta escuchar lo que otros dicen de él. Es necesaria una experiencia personal.

Por eso, Jesús se vuelve y les hace una pregunta muy importante: ‘¿Qué buscáis?’. Estas son las primeras palabras de Jesús a quienes lo siguen. No se puede caminar tras sus pasos de cualquier manera. ¿Qué esperamos de él? ¿Por qué le seguimos? ¿Qué buscamos?

Aquellos hombres no saben adónde los puede llevar la aventura de seguir a Jesús, pero intuyen que puede enseñarles algo que aún no conocen: ‘Maestro, dónde vives?’. No buscan en él grandes doctrinas. Quieren que les enseñe dónde vive, cómo vive, y para qué. Desean que les enseñe a vivir. Jesús les dice: ‘Venid y lo veréis’.

En la Iglesia y fuera de ella, son bastantes los que viven hoy perdidos en el laberinto de la vida, sin caminos y sin orientación. Algunos comienzan a sentir con fuerza la necesidad de aprender a vivir de manera diferente, más humana, más sana y más digna. Encontrarse con Jesús puede ser para ellos la gran noticia.

Es difícil acercarse a ese Jesús narrado por los evangelistas sin sentirnos atraídos por su persona. Jesús abre un horizonte nuevo a nuestra vida. Enseña a vivir desde un Dios que quiere para nosotros lo mejor. Poco a poco nos va liberando de engaños, miedos y egoísmos que nos están bloqueando.

Quien se pone en camino tras él comienza a recuperar la alegría y la sensibilidad hacia los que sufren. Empieza a vivir con más verdad y generosidad, con más sentido y esperanza. Cuando uno se encuentra con Jesús tiene la sensación de que empieza por fin a vivir la vida desde su raíz, pues comienza a vivir desde un Dios Bueno, más humano, más amigo y salvador que todas nuestras teorías. Todo empieza a ser diferente.

Autor: José Antonio Pagola

Concierto de Año Nuevo 2012



El tradicional Concierto de Año Nuevo de la Orquesta Filarmónica de Viena, se llevó a cabo en la Sala Dorada de la Musikverein de Viena para ayudar a que los espectadores en todo el mundo inicien y tengan un excelente año 2012.

Desde hace unos años, los músicos de la Orquesta Filarmónica de Viena eligen director para este concierto. Esta vez decidieron invitar al Director Mariss Jansons para celebrar el 20 aniversario del inicio de su colaboración con la orquesta.




sábado, 14 de enero de 2012

Jesús llama a sus primeros discípulos



35 Al día siguiente, Juan se encontraba de nuevo allí con dos de sus discípulos.

36 Fijándose en Jesús que pasaba, dice: “He ahí el Cordero de Dios.”

37 Los dos discípulos le oyeron hablar así y siguieron a Jesús.

38 Jesús se volvió, y al ver que le seguían les dice: “¿Qué buscáis?” Ellos le respondieron: “Rabbí-que quiere decir, ‘Maestro’-¿dónde vives?”

39 Les respondió: “Venid y lo veréis”. Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día. Era más o menos la hora décima.

40 Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús.

41 Este se encuentra primeramente con su hermano Simón y le dice: “Hemos encontrado al Mesías”-que quiere decir, Cristo.

42 Y le llevó donde Jesús. Jesús, fijando su mirada en él, le dijo: “Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Kefas” –que quiere decir, “Piedra”.


Evangelio: (Juan 1, vs 35-42)


San Vicente de Paul

¡Quiera Dios concedernos la gracia de conformar toda nuestra conducta a su conducta y nuestros sentimientos con los suyos, que él mantenga nuestras lámparas encendidas en su presencia y nuestros corazones atentos siempre a su amor y dedicados a revestirse cada vez más de Jesucristo de la forma que os acabo de decir!

Todos los bautizados están revestidos de su espíritu, pero no todos realizan las obras debidas.

Cada uno tiene que tender, por consiguiente, a asemejarse a nuestro Señor, a apartarse de las máximas del mundo, a seguir con el afecto y en la práctica los ejemplos del Hijo de Dios, que se hizo hombre como nosotros, para que nosotros no sólo fuéramos salvados, sino también salvadores como él; a saber, cooperando con él en la salvación de las almas. (XI, 414)

Fuente: Lectio Divina




domingo, 8 de enero de 2012

Del Oriente vienen unos Magos



1 Habiendo nacido Jesús en Belén de Judá, durante el reinado de Herodes, vinieron unos Magos de Oriente a Jerusalén,

2 preguntando: “¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido?, porque hemos visto su estrella en Oriente y venimos a adorarlo.”

3 Herodes y todo Jerusalén quedaron muy intranquilos con la noticia.

4 Reunió el rey a todos los sacerdotes principales y a los maestros de la Ley para preguntarles donde debía nacer el Cristo.

5 Ellos le contestaron que en Belén de Judá, ya que así lo anunció el profeta que escribió:

6 Belén en la tierra de Judá, tú no eres el más pequeño entre los principales pueblos de Judá, porque de ti saldrá un jefe, el pastor de mi pueblo Israel.

7 Herodes, entonces, llamó privadamente a los Magos para saber la fecha exacta en que se les había aparecido la estrella.

8 Encaminándose a Belén les dijo: “Vayan y averiguen bien lo que se refiere a este niño. Cuando lo hayan encontrado avísenme para ir yo también a adorarlo”

9 Después de esta entrevista, los Magos prosiguieron su camino. La estrella que habían visto en Oriente iba delante de ellos, hasta que se paró sobre el lugar en que estaba el niño.

10 Al ver la estrella, se alegraron mucho

11 y habiendo entrado en la casa, hallaron al niño que estaba con María, su madre. Se postraron para adorarlo y, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.

12 Luego regresaron a su país por otro camino, porque se les avisó en sueños que no volvieran donde Herodes.

Evangelio: Mateo 2, vs 1-12


Oración:

Por la estrella que has revelado a los Magos,

y por la luz de la fe

que has reavivado en nuestro corazón,

¡Bendeciré al Señor, eternamente!

Por la alegría con que nos has colmado

de encontrar al Niño con María su Madre,

y por la alegría que nos das de encontrarte

en medio de nuestros hermanos,

¡Bendeciré al Señor, eternamente!

Por sus ofrendas que tu bondad ha aceptado,

y por la ofrenda de nuestro amor que aceptas,

a pesar de ser inútil para tu gloria,

¡Bendeciré al Señor, eternamente!


Fuente: Lectio Divina

sábado, 7 de enero de 2012

Jesús es el sol que lleva a la Libertad y la Paz



El Papa Benedicto XVI presidió esta mañana la oración del Ángelus con motivo de la solemnidad de la Epifanía, en la que afirmó:

Jesús es el sol que ilumina la vida de los hombres y guía su peregrinación hacia la tierra de la libertad y la paz. Es el sol surgido en el horizonte de la humanidad para iluminar la existencia personal de cada uno de nosotros y para guiarnos a todos hacia la meta de nuestra peregrinación, hacia la tierra de la libertad y de la paz, en la que viviremos por siempre en plena comunión con Dios y entre nosotros. La celebración de la Epifanía del Señor es muy antigua, tiene su origen en el Oriente cristiano y pone en evidencia el misterio de la manifestación de Jesucristo a todas las gentes, representadas por los Magos que vinieron a adorar al Rey de los Judíos apenas nacido en Belén, como narra el Evangelio de Mateo. En ese sentido, el nacimiento de Cristo, aquella ‘luz nueva’ que se ha encendido en la noche de Navidad comienza hoy a resplandecer sobre el mundo, como sugiere la imagen de la estrella, una señal celeste que llamó la atención de los Magos y los guió en su viaje hacia Judea".

“Todo el periodo de la Navidad y de la Epifanía está caracterizado por el tema de la luz, ligado también al hecho que, en el hemisferio norte, después del solsticio de Invierno el día vuelve a alargarse con respecto a la noche. Pero, más allá de su posición geográfica, la palabra de Cristo vale para todos los pueblos: ‘Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida’. En ese sentido, el anuncio del misterio de salvación fue confiado por Cristo a su Iglesia. ‘Ello –escribe San Pablo– ahora ha sido revelado por medio del Espíritu a sus santos apóstoles y profetas. Este misterio consiste en que también los paganos participan de una misma herencia, son miembros de un mismo Cuerpo y beneficiarios de la misma promesa en Cristo Jesús, por medio del Evangelio’".

El Papa señaló: "el mundo, con todos sus recursos no es capaz de dar a la humanidad la luz para orientar su camino. Lo vemos también en nuestros días: la civilización occidental parece haber perdido la orientación, navega sin rumbo. Sin embargo, la Iglesia, gracias a la Palabra de Dios, ve a través de estas nieblas. No posee soluciones técnicas, pero tiene la mirada dirigida a la meta, y ofrece la luz del Evangelio a todos los hombres de buena voluntad, de cualquier nación y cultura".

Luego del Ángelus, el Papa recordó que: “la Epifanía es también la Jornada Misionera de los Niños, promovida por la Pontificia Obra de la Santa Infancia. Niños de todo el mundo, reunidos en grupos, se forman a una sensibilidad misionera y apoyan tantos proyectos de solidaridad para sus iguales".

"¡Queridos niños y muchachos! Que vuestros corazones estén abiertos al mundo, como el corazón de Jesús, pero estén también atentos a quien vive junto a vosotros, siempre listos a darles una mano".

Finalmente, dirigió un saludo a los peregrinos de habla hispana: "En esta solemnidad de la Epifanía del Señor, saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española aquí presentes y a cuantos participan en el rezo del Ángelus a través de la radio y la televisión. Con el fervor y la humildad de los Magos de Oriente, abramos nuestros corazones ante el Niño Dios y presentémosle lo mejor que haya en nosotros mismos, sobre todo el deseo de acoger su Evangelio y, a su luz, edificar un mundo en el que brille la solidaridad, la concordia y la justicia. Que Dios os bendiga", expresó.

Vaticano, 06/Enero/2012

Fuente: Extractado ACI/EWTN Noticias