sábado, 20 de junio de 2009

Actividades




Historia


Breve reseña
El Pontificio Consejo “Cor Unum”, que coordina las actividades de la Iglesia en el campo médico y sanitario, considera que una forma de abordar las necesidades fundamentales en Salud, es entregar una educación sanitaria mejor planificada en las comunidades humanas y suscitar en ellas el esfuerzo para que se movilicen, para liberarse de las enfermedades, la ignorancia y la pobreza.
La Compañía de las Hijas de la Caridad responde a este llamado de la Iglesia y elabora un proyecto de capacitación y atención de la salud llamado: “Animadores de Salud”, que recibe el reconocimiento oficial del Ministerio de Salud según O.M N° 3E/3637, de fecha 2 de Mayo de 1984.
Animadores de Salud es una Asociación de Laicos, dirigida por las Hijas de la Caridad, que aterrizando su fe en Cristo, actúan animando la Salud física, social, mental, espiritual, valórica y emocional de todas aquellas personas que les rodean, especialmente los más pobres, los más pequeños y los que sufren.
El Animador de Salud es un cristiano con fe comprometida, que como San Vicente de Paul y Santa Luisa de Marillac, quiere encarnar la Caridad de Cristo en el mundo de hoy, comunicando a la Humanidad con su ser y hacer, que Dios les ama.
Los estatutos de la Asociación están inspirados en el reglamento que San Vicente de Paul elaboró en el documento de Chatillón, en 1617, para las mujeres de las primeras Caridades, en el cual resaltan dos aspectos:
· Ayudar al cuerpo: animando la salud física, social y mental.
· Ayudar al alma: animando la salud espiritual, valórica y emocional
Para poder realizar este servicio, el Animador de Salud recibe una formación científica sencilla, inicial y continua, junto a una formación espiritual que se fortalece con la Palabra del Señor, la Oración y los Sacramentos. Debe ser fiel a Jesucristo: de palabra y de testimonio.
El emblema es una cruz con una S que indica que Cristo es Salud Plena, y una lámpara encendida que señala la Luz de Cristo.
La Santísima Virgen de la Visitación es la Patrona de los Animadores de Salud. Los Animadores de Salud están dirigidos por la Visitadora de la Compañía de las Hijas de la Caridad, quien delega esta función en una Hermana, que es Directora y Asesora Nacional. Ejerce este servicio junto a un Consejo, que está integrado por la Directiva Nacional. Este equipo recibe el apoyo de un grupo de profesionales en la parte médica y de las Hijas de la Caridad y los Padres Vicentinos en la parte espiritual.
-Lugar de Inicio : Copiapó – Chile.
-Fecha de Fundación : 27 de Mayo de 1977.
-Fundadora : Sor María Prat Masó, Hija de la Caridad.

Así somos


Quienes somos


Reflexiones, parte 2

2.-Belleza del edificio
La belleza de una casa depende del buen gusto en las dimensiones, proporciones, simetría.
Y la belleza de un matrimonio, ¿de qué depende? del Amor. El amor es el que embellece al matrimonio, le da sus perfiles hermosos, permite la serenidad en cada rincón de la casa, hace sonreír a padres e hijos.
¿Qué es el Amor? Es difícil definir el amor, pues el amor no es para explicar. El amor es para vivir, para dar, para recibir. El amor es esa fuerza interior que me hace salir de mí mismo para darme a los demás, para entregarme a mi amado, sin buscar compensación, sin obligarle ni forzarle a que me ame. El amor es saber callar los defectos del otro, salir al encuentro del otro cuando lo necesita, es ofrecerme al otro, perdonar al otro, comprender al otro, ofrecerle limpiamente mi cariño. El amor exige una buena cuota de desprendimiento personal, de sacrificio y de renuncias por la persona a quien amo.
¿Por qué el amor embellece el edificio matrimonial? Porque va quitando aristas que sobran, puliendo superficies rugosas, limpiando azulejos sucios, empapelando con buen gusto paredes en mal estado. El amor se fija en el detalle bello del ramo de flores para la esposa, en ese dejar la ropa olorosa al esposo. El amor es el perfume del hogar. El amor es afecto, ternura, acercamiento cariñoso al estado anímico del otro. El amor es amistad, quiere el bien del otro y une las personas. El amor no se empolva. El amor verdadero embellece el hogar. El amor rejuvenece al matrimonio.
El amor es fuego que calienta esa casa. La primera que lo enciende es la madre, que es el corazón de la familia y es la primera en levantarse. Ese fuego que el marido, el papá, debe mantener a lo largo del día, desde su trabajo, llamando por fono a su mujer, trayendo a casa siempre y todos los días, algo de leña para alimentar ese fuego del amor en el hogar. ¡Que no traiga el cubo de agua de sus disgustos, para echarlo encima y apagar ese fuego! Ese fuego del que se alimentan los hijos, les hace crecer sanos, física, psicológica y espiritualmente. Este fuego hay que colocarlo en el centro del hogar y desde ahí se irradiará a todos los rincones. Ese fuego se alimenta cada día con la piedad, el rezo en familia, la devoción mariana.
Que no pase un día sin alimentar y acrecentar ese fuego con la oración en familia. A veces cuesta encender ese fuego en los hogares, sobre todo, si se dejan todas las puertas y ventanas abiertas a todos los aires, o se cuela el hielo del Invierno y de la indiferencia. ¡Familias, enciendan el fuego del amor durante su vida, poniendo cada uno la leña del sacrificio que han ido consiguiendo a base de esfuerzo y de trabajo! ¡Defiendan ese fuego, aunque tengan que quemarse las manos y el corazón! Sin el fuego del corazón, se destruye el hogar, la familia, el matrimonio, todo.
La falta de amor envejece el matrimonio, desteje el paño familiar, raya las escaleras que hermosean la casa, quiebra las lámparas colgantes, ensucia las alfombras de los recibidores y exhala un mal olor en toda la casa. La falta de amor provoca las discusiones, hace subir el tono, hiere los sentimientos de las personas a quien más deberíamos amar. La falta de amor distancia los corazones, las almas y los cuerpos. La falta de amor descuida los detalles y le hace a uno ser grosero.

Reflexiones, parte 1


El Edificio del Matrimonio.
Por Antonio Rivero, reproducido desde www.aciprensa.com
Arivero@legionaries.org

Quiero comparar el matrimonio a un gran edificio que se va construyendo día a día, minuto a minuto, segundo a segundo. El día del casamiento se pone el primer ladrillo. Y el día de la muerte, el último.
Del esposo y de la esposa, junto con los hijos, depende:
-La solidez de ese edificio.
-La belleza de ese edificio.
-La luminosidad de ese edificio.
-La limpieza de ese edificio.
-La altura de ese edificio.

1.- Solidez del edificio
¿De qué depende la solidez del edificio matrimonial?
De los cimientos y columnas. La solidez de una casa no depende de los cuadros que colgamos en la pared, ni de la antena parabólica, ni de la hermosa chimenea que hermosea y calienta el rincón de nuestra casa. Para que un matrimonio sea sólido, resistente a todos los vientos, huracanes y sismos, es necesario que tenga unos cimientos bien sólidos, graníticos, macizo.

¿Cuáles son esos cimientos y columnas sólidos y macizos en el matrimonio?
La Piedad, esa virtud hermosa que reúne a toda la familia en torno a Dios todos los Domingos, que junta todos los días a padres e hijos junto a un cuadro o una imagen de la Virgen a quien rezan un poco. La piedad es la que mueve a esa familia a bendecir los alimentos antes de las comidas.
La Fe es otro cimiento y columna sólida en el matrimonio. La fe que les permite ver todas las cosas que les ocurren a la luz de Dios, es más ven la mano de Dios en todo. La fe les hace superar las crisis y posibles vaivenes de la vida.
El Amor es una columna sin la cual el edificio del matrimonio se derrumba. El amor como entrega, sacrificio, donación, capacidad de comprensión y bondad.
La Fidelidad no puede faltar como cimiento que sostiene toda la casa matrimonial. La fidelidad a la palabra dada. La fidelidad al otro cónyuge. Fidelidad a los deberes del propio estado. Fidelidad en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad.
Y Sacrificio, como cimiento macizo del edificio matrimonial. ¿Qué es el sacrificio? Es ese saber sufrir, soportar, aguantar todos los contratiempos de la vida. Ese poner buena cara a lo que nos cuesta o nos desagrada. La vida matrimonial y cualquier vida humana está llena de sacrificio, porque el sacrificio es ingrediente del devenir humano. Es el sacrificio el que nos hace madurar y va quitando de nosotros esas actitudes egoístas y caprichosas.
Si estos son los buenos y sólidos cimientos, ¿cuáles serían los cimientos débiles, de paja, de barro?.. Los gustos, los caprichos, el egoísmo, la indiferencia religiosa.



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Pascua de Resurrección




Jesús dijo:
"Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá; y el que halla creído en mí, no morirá para siempre"
Juan 11 25,26

Editorial

Queridos Animadores de Salud:

¡Qué la Paz y la Alegría que nos regala el Señor Jesús esté con cada uno de nosotros!
Me dirijo en este inicio de año con un nuevo ardor y alegría para que juntos podamos tomar un nuevo impulso en esta misión como Animadores de Salud, a la cual el Señor nos ha llamado. Juntos podemos hacer muchas cosas.
Digo dar un nuevo impulso, porque necesitamos renovarnos todos, y tomar en serio nuestro compromiso y responsabilidad en el Ser y Hacer como Animadores. Seremos Agentes Multiplicadores, si somos verdaderos Discípulos y Misioneros de Jesús, esto mismo lo hago extensivo para mí como Asesora y Directora del Programa.
Creo que es bueno revisarse cómo estamos viviendo este compromiso y ver que respuesta estamos dando. Todos debemos hacer un esfuerzo y coincidir en querer dar un Nuevo Impulso a nuestra Asociación.
Hemos pensado que para fortalecernos, uno de los elementos que nos puede ayudar es profundizar en el valor que tiene la Familia en la formación de cada persona y de sus valores, por lo tanto, nuestra formación estará centrada en este gran tema.
La Familia, edificio del Matrimonio, es el pilar fundamental de la Sociedad y de la Iglesia. Este pilar hay que consolidarlo, ya que se está quebrajando, y tenemos que hacer algo para ayudar a tomar conciencia de su importancia. Hemos elegido 42 valores que nos ayudarán a mejorar nuestra calidad de vida, nuestra Armonía personal, familiar y grupal.
Por otra parte, tenemos un gran desafío: la Misión Continental, que viviremos este Año. Dejemos actuar al Espíritu Santo, como lo hicieron los Apóstoles, y salgamos al Encuentro del Señor en los hermanos. Tiempo para aprender a Ver con los ojos Misericordiosos de Jesús. Para ello necesitamos prepararnos con la Oración y con su Palabra. Que este tiempo esté marcado por el sacrificio, visitemos a los enfermos y que nuestra acción caritativa sea cada día más fuerte.
Tengan la seguridad de mis oraciones por Uds. y sus familias, los abrazo con cariño.

Sor Francisca Martínez G
Hija de la Caridad

Introducción


Sirve la nube, sirve el viento, sirve el surco.
Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú.
Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, acéptalo tú.
Sé tú el que apartó la piedra del camino,
El odio entre los corazones, las dificultades del problema.
Hay la alegría de ser sano y la de ser justo.
Pero hay, sobre todo, la hermosa, la inmensa tarea de servir.
¡Qué triste sería el mundo, si todo en él estuviera hecho,
si no hubiera un rosal que plantar, una empresa que emprender…!
No sólo se hace mérito con los grandes trabajos;
Hay pequeños servicios: adornar una mesa, ordenar unos libros…
El servir no es tarea de seres inferiores.
Dios, que da el fruto y la luz, sirve.
Y tiene fijos los ojos en nuestras manos
Y nos pregunta cada día: ¿ serviste hoy…?

Autor: Gabriela Mistral