sábado, 29 de septiembre de 2018

Oración.


Señor Jesús,
Tú que nos invitas a dar testimonio de ti,
evitando todo aquello
que pueda escandalizar o perjudicar
a los que nos rodean,
te pedimos que nos ayudes a comprender
toda la dimensión del ser cristiano
y de seguirte,
para que dando testimonio de ti,
evitemos todo aquello
que nos separa o aleja de ti;
concédenos Señor, la gracia
de purificar nuestras intenciones
y nuestras actitudes,
para que en todo momento
busquemos identificarnos contigo,
siendo presencia viva
de tu amor y tu bondad.
Que así sea.

Fuente: Lectio Divina Vicentina

El que no está contra nosotros, está con nosotros.


   Juan dijo a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre, y tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros». Pero Jesús les dijo: «No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí.
   Y el que no está contra nosotros, está con nosotros. Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo.
   Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar. Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos al infierno, al fuego inextinguible. Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más te vale entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies al infierno. Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga».
Evangelio: (Mc 9, vs 38-43.45.47-48)

Oración:
Padre Nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre.
Venga a nosotros tu Reino,
hágase tu voluntad
así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal.
Amén.

sábado, 15 de septiembre de 2018

Oración.



Tú sabes, Señor,
que ante el misterio de tu cruz y entrega
nuestra fe es siempre débil y pequeña…
que ante tu rostro sufriente y necesitado
nuestra fe no te responde con el amor.
Acrecienta por ello tanto nuestra fe
como nuestra caridad.
Y concédenos ser tus discípulos
que no te niegan
sino que perseveran contigo
también en el misterio de la cruz.
Y que nuestra vida sea,
especialmente para con los pobres
presencia de tu Reino,
inicio de tu salvación.
Tú que por nosotros
no has rechazado el mayor fruto del amor:
la entrega generosa de tu pasión.
Amén.

Fuente: Lectio Divina Vicentina

El que quiera seguirme, cargue con su cruz.


   Jesús salió con sus discípulos hacia los poblados de Cesarea de Filipo, y en el camino les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy Yo?». Ellos le respondieron: «Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas».
   Y ustedes, ¿quién dicen que soy Yo? Pedro respondió: «Tú eres el Mesías». Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran nada acerca de Él.
   Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres días; y les hablaba de esto con toda claridad. Pedro, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo. Pero Jesús, dándose vuelta y mirando a sus discípulos, lo reprendió, diciendo: «¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres».
   Entonces Jesús, llamando a la multitud, junto con sus discípulos, les dijo: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará».
Evangelio: (Mc 8, vs 27-35)

Oración:
Padre Nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre.
Venga a nosotros tu Reino,
hágase tu voluntad
así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal.
Amén.