domingo, 27 de noviembre de 2016

Fiesta de la Virgen de la Medalla Milagrosa.


¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Vos!

Dios te salve, María, 
llena eres de gracia, 
el Señor es contigo, 
bendita tú eres entre todas las mujeres 
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 
Santa María, Madre de Dios, 
ruega por nosotros pecadores, 
ahora y en la hora de nuestra muerte. 
Amén.

sábado, 26 de noviembre de 2016

Primer Domingo de Adviento.


Al comenzar el Tiempo de Adviento con este signo de la Corona, te pedimos que tu Luz, simbolizada en estas velas que encenderemos, semana tras semana, nos ayuden a comprender mejor tu Palabra, a vivir como Tú nos propones y a transformar nuestro corazón para estar cerca del que sufre.
¡Señor, que permanezcamos vigilantes para acoger con gozo tu venida!
Es importante que los Domingos de Adviento la familia o la comunidad se reúna con respeto y alegría en torno a la Corona de Adviento.
La Corona se puede llevar al templo para ser bendecida por el sacerdote. Si no se pudo asistir a la celebración se puede hacer la siguiente oración:

Oración:
Señor Dios,
bendice con tu poder nuestra Corona de Adviento
para que al encenderla, despierte en nosotros
el deseo de esperar la venida de Cristo
practicando las buenas obras,
y para que así, cuando Él llegue,
seamos  admitidos al Reino de los Cielos.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén.

Venida del Hijo del Hombre.


Jesús dijo a sus discípulos:
«En la venida del Hijo del Hombre sucederá lo mismo que en los tiempos de Noé. En aquellos días que precedieron al diluvio, los hombres seguían comiendo, bebiendo y casándose, hombres y mujeres, hasta el día en que Noé entró en el arca. Y no se daban cuenta, hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos. Lo mismo sucederá en la venida del Hijo del Hombre. Entonces de dos hombres que están juntos en el campo, uno será tomado y el otro no. De dos mujeres que están juntas moliendo trigo, una será tomada, y la otra no.
Por eso, estén despiertos, porque no saben en qué día vendrá su Señor. Fíjense bien: si un dueño de casa supiera a qué hora lo va a asaltar el ladrón, seguramente permanecería despierto para impedir el asalto de su casa. Por eso, estén alerta; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que menos piensan.»
Evangelio: (Mt 24, vs 37-44)

Oración:
Padre Nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad así en la tierra
como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Amén.

sábado, 19 de noviembre de 2016

Virgen de la Medalla Milagrosa.



Oración:
Virgen y Madre Inmaculada,
mira con ojos misericordiosos
al hijo que viene a ti,
lleno de confianza y amor,
a implorar tu maternal protección
y a darte gracias por el gran don celestial
de tu bendita Medalla Milagrosa.
Creo y espero en tu Medalla,
Madre mía del Cielo,
y la amo con todo mi corazón,
y tengo la plena seguridad
de que no me veré desatendido.
Amén.

Solemnidad de Cristo Rey.


Después de que Jesús fue crucificado, el pueblo permanecía allí y miraba. Sus jefes burlándose decían: “Ha salvado a otros: ¡que se salve a sí mismo, si es el Mesías de Dios, el Elegido!”.
También los soldados se burlaban de él y, acercándose para ofrecerle vinagre, le decían: “Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!”. Sobre su cabeza había una inscripción: “Éste es el rey de los judíos”.
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo: “¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros”.
Pero el otro lo increpaba, diciéndole: “¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él? Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo”. Y decía: “Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino”. Él le respondió:
«Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso».
Evangelio: (Lc 23, vs 35-43)

Oración:
Padre Nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad así en la tierra
como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Amén.

sábado, 12 de noviembre de 2016

Papa Francisco Año Jubilar: Inclusión y misericordia


El Papa Francisco habló sobre Misericordia e Inclusión en la última Audiencia Jubilar del Año Santo, realizada la mañana de este Sábado en la Plaza de San Pedro:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En esta última Audiencia Jubilar del Sábado, quisiera presentar un aspecto importante de la misericordia: la inclusión. De hecho, Dios en su designio de amor, no quiere excluir a nadie, sino quiere incluir a todos. Por ejemplo, mediante el Bautismo, nos hace sus hijos en Cristo, miembros de su cuerpo que es la Iglesia. Y nosotros cristianos estamos invitados a usar el mismo criterio: la misericordia es ese modo de actuar, ese estilo, con el cual tratamos de incluir en nuestra vida a los demás, evitando cerrarnos en nosotros mismos y en nuestras seguridades egoístas.
Jesús nos dice: «Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré» (Mateo 11,28). Nadie está excluido de esta llamada, porque la misión de Jesús es aquella de revelar a cada persona el amor del Padre. A nosotros nos corresponde abrir el corazón, encomendarnos a Jesús y acoger este mensaje de amor, que nos hace participar en el misterio de la salvación.
¡Cuántas personas cansadas y oprimidas encontramos también hoy! Por la calle, en las oficinas públicas, en los centros médicos… La mirada de Jesús se fija en cada uno de estos rostros, también a través de nuestros ojos. ¡Como son verdaderas las palabras de Jesús que invita a cuantos están cansados y agobiados a ir hacia Él para encontrar descanso! Sus brazos abiertos en la cruz demuestran que nadie está excluido de su amor y de la misericordia, ni siquiera el más grande pecador: nadie. Todos somos incluidos en su amor y en su misericordia.
¡No excluyamos a nadie! Al contrario, con humildad y simplicidad 
hagámonos instrumentos de la misericordia inclusiva del Padre. La 
santa madre Iglesia extiende en el mundo el gran abrazo de Cristo 
muerto y resucitado. Dejémonos envolver en este movimiento de 
inclusión de los demás, para ser testigos de la misericordia con la 
cual Dios ha acogido y acoge a cada uno de nosotros.

Vaticano, 12 Nov 2016
Extractado Aciprensa

No se dejen engañar.


Algunos hacían notar a Jesús las hermosas piedras y los ricos adornos que habían sido regalados al Templo. Jesús dijo: «Llegará el tiempo en que de todo lo que ustedes admiran aquí no quedará piedra sobre piedra: todo será destruído.» Le preguntaron entonces: «Maestro, dinos cuándo sucederá eso. ¿Cuál será la señal de que va a suceder?»
   Jesús contestó: «Tengan cuidado y no se dejen engañar, porque muchos vendrán en mi lugar, diciendo: Yo soy el Salvador, ésta es la hora de Dios. No los sigan. Cuando oigan hablar de guerras y disturbios, no se asusten, porque primero tiene que pasar eso, pero el fin no vendrá enseguida
   Después les dijo: «Se levantará una nación contra otra, y una raza contra otra. Habrá grandes terremotos, pestes y hambre en una y otra parte. Se verán también cosas espantosas, y señales terribles en el cielo. Pero, antes de eso, a ustedes los tomarán presos, y los perseguirán; los entregarán a los tribunales judíos y los llevarán a las cárceles; los harán comparecer ante los reyes y gobernadores porque llevan mi Nombre. Esta será para ustedes la oportunidad de dar testimonio de mí. No se olviden entonces de lo que ahora les advierto, de no preparar su defensa. Porque yo mismo les daré palabras tan sabias que ninguno de sus opositores las podrá resistir o contradecir.
   Ustedes serán denunciados por sus padres, hermanos, parientes y amigos, y algunos de ustedes serán ajusticiados. Serán odiados de todos a causa de mi Nombre, pero no se perderá ni uno de sus cabellos. Manténganse firmes y se salvarán
Evangelio: (Lc. 21, vs 5 -19)

Oración:
Nada te turbe, nada te espante,
todo se pasa, Dios no se muda,
la paciencia, todo lo alcanza;
quien a Dios tiene, nada le falta:
sólo Dios basta.

Santa Teresa de Jesús