sábado, 28 de noviembre de 2015

Primer Domingo de Adviento.



Oración:
La tierra, Señor, se alegra en estos días,
y tu Iglesia desborda de gozo
ante tu Hijo, el Señor Jesús,
que se avecina como luz esplendorosa,
para iluminar a los que yacemos en las tinieblas,
de la ignorancia, del dolor y del pecado.
Lleno de esperanza en su venida,
tu pueblo ha preparado esta corona
con ramos del bosque y la ha adornado con luces.
Ahora, pues, que vamos a empezar
el tiempo de preparación
para la venida de tu Hijo,
te pedimos, Señor,
que, mientras se acrecienta cada día
el esplendor de esta corona, con nuevas luces,
a nosotros nos ilumines
con el esplendor de Aquel que,
por ser la Luz del mundo,
iluminará todas las oscuridades.
Te lo pedimos por Él mismo
que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.

Fuente: Aciprensa

Se acerca vuestra liberación.



En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
"Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación. Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre."
Evangelio: (Lucas 21,vs 25-28, 34-36)

Oración:
Niño Jesús, iniciamos nuestro camino
hacia tu Navidad,
para recordar y vivenciar
el momento más sublime del amor
que el Padre ha tenido con nosotros,
cuando te envió para darnos vida por ti y en ti.
Niño Dios, comenzamos a disponernos
esperando que así como Tú naciste en María Virgen,
también nazcas en cada uno de nosotros,
llenándonos de tu vida y tus bendiciones.
Regálanos en estos días de Adviento,
la gracia de mirarnos a nosotros mismos
con los ojos de tu corazón
para ver como estamos viviendo
nuestra vida y nuestra fe,
para que podamos acercarnos siempre más a ti,
encontrando en ti, el sentido pleno y total
de todo lo que somos y hacemos.
Amén.

Fuente: Lectio Divina Vicenciana

viernes, 27 de noviembre de 2015

Virgen de la Medalla Milagrosa.



Acto de Consagración a la Virgen de la Medalla Milagrosa

¡Oh, Virgen Madre de Dios, María Inmaculada!, nosotros te ofrecemos y consagramos, bajo el título de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, nuestro cuerpo, nuestro corazón, nuestra alma y todos nuestros bienes espirituales y temporales.
Haz que esta Medalla sea para cada uno de nosotros una señal cierta de tu afecto y un recuerdo imperecedero de nuestros deberes hacia ti. Y que al llevar tu Medalla nos guíe siempre tu amable protección y nos conserve en la gracia de tu divino Hijo.
¡Oh, poderosísima Virgen, Madre de nuestro Salvador!, consérvanos unidos a ti en todos los momentos de nuestra vida. Alcánzanos a todos nosotros, tus hijos, la gracia de una buena muerte, a fin de que, juntos contigo, podamos gozar un día de la celeste beatitud.
Amén.

Fuente: Aciprensa

sábado, 21 de noviembre de 2015

San Vicente de Paul: De que manera reina Dios



"Reina de una manera especial sobre los justos, que lo honran y le sirven; sobre las almas buenas, que se entregan a Dios y no respiran más que a Dios; sobre los ele­gidos, que deberán glorificarle eternamente. Sobre esas personas es sobre las que reina de una manera especial, por medio de las virtudes que practican y que han reci­bido de Él.
Él es el Dios de las virtudes, y no hay ninguna que no venga de él. Todas ellas proceden de esta fuente infinita, que las envía a las almas escogidas que, siem­pre dispuestas a recibirlas, son siempre fieles en practicarlas. Y de este modo ellas pro­curan el reino de Dios, y es así como Dios reina siempre en ellas". (XI, 431)

Fuente: Lectio Divina Vicenciana

Tú lo dices: soy rey.



En aquel tiempo, dijo Pilato a Jesús: "¿Eres tú el rey de los judíos?" Jesús le contestó: "¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?"
Pilato replicó: "¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?" Jesús le contestó: "Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí."
Pilato le dijo: "Conque, ¿tú eres rey?" Jesús le contestó: "Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz."
Evangelio: (Juan 18, 33b-37)

Oración:
Testigo fiel y verdadero del amor,
nos invitas continuamente,
Oh Cristo rey del universo,
a entrar en la libertad del reino de la vida.
Tú puedes transformar nuestro corazón
e iluminar en medio del mundo
nuestras angustias y nuestra confusión:
Tú eres la verdad que hace libre
y la libertad que hace vivir.
Haznos cercanos a toda situación
donde aún faltas Tú, rey de la vida.
Conviértenos en instrumentos tuyos,
en mensajeros de verdad, justicia y paz.
Y que tu Reino anhelado
venga pronto, Señor de la historia,
y llene de tu presencia todo lugar,
toda soledad y ambiente de sobra
donde alguien sufre aún hoy
el reino del pecado y de la muerte.
Amén.

Fuente: Lectio Divina Vicenciana

domingo, 8 de noviembre de 2015

Mes de María.



Oración inicial del Mes de María

   ¡Oh María! Durante el bello mes que os está consagrado, todo resuena con vuestro nombre y alabanza. Vuestro Santuario resplandece con nuevo brillo y nuestras manos os han elevado un trono de gracia y de amor, desde donde presidís nuestras fiestas y escucháis nuestras oraciones y votos.
   Para honraros hemos esparcido frescas flores a vuestros pies y adornado vuestra frente con guirnaldas y coronas. Más, ¡oh María!, no os dáis por satisfecha con estos homenajes; hay flores cuya frescura y lozanía jamás pasan; y coronas que no se marchitan. Estas son las que Vos esperáis de vuestros hijos; porque el más hermoso adorno de una madre es la piedad de sus hijos y la más bella corona que pueden depositar a sus pies es la de sus virtudes.
   Sí, los lirios que Vos nos pedís son la inocencia de nuestros corazones; nos esforzaremos, pues, durante el curso de este mes consagrado a vuestra gloria, ¡oh Virgen Santa!, en conservar nuestras almas puras y sin manchas y en separar de nuestros pensamientos, deseos y miradas, aun la sombra misma del mal.
   La rosa cuyo brillo agrada a vuestros ojos es la caridad, el amor a Dios y a nuestros hermanos, nos amaremos, pues, los unos a los otros como hijos de una misma familia cuya madre sois, viviendo todos en la dulzura de una concordia fraternal.
   En este mes bendito procuraremos cultivar en nuestros corazones la humildad, modesta flor que os es tan querida, y con vuestro auxilio llegaremos a ser puros, humildes, caritativos, pacientes y resignados.
   ¡Oh María! Haced producir en el fondo de nuestros corazones todas estas amables virtudes; que ellas broten, florezcan y den al fin frutos de gracia, para poder ser algún día dignos hijos de la más santa y de la mejor de las madres. Amén.

Fuente: Oraciones tradicionales chilenas
              Pbro. Rodolfo Vergara A.

sábado, 7 de noviembre de 2015

Santa Luisa de Marillac: El amor de Dios



“Bienaventurados aquellos que emplean fuertemente su amor en hacer que el de su Maestro, sea el dueño absoluto de su corazón”.

Santa Luisa de Marillac

Esa pobre viuda



En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: "¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más rigurosa."
Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales. Llamando a los discípulos, les dijo: "Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir."
Evangelio: (Marcos 12, 38-44)

Oración:
Para que seamos generosos y desprendidos
ayúdanos a confiar y esperar todo de ti,
danos seguridad en ti,
haz que esperemos todo de ti,
haz que te tengamos a ti como nuestra riqueza,
haz que miremos la vida con tus ojos,
haz que coloquemos nuestro corazón en ti,
haz que Tú seas todo para nosotros,
haz que aprendamos a vivir de tu providencia,
haz que creamos que Tú nunca nos abandonas,
haz que experimentemos tu ayuda,
ven en nuestra ayuda…
danos tu corazón y tus sentimientos…
haz que sintamos alegría en dar,
haz que encontremos paz en el servicio,
haz que nuestro corazón reboce de gozo al ayudar…
Amén.

Fuente: Lectio Divina Vicenciana