sábado, 28 de marzo de 2015

Domingo de Ramos.



Queridos amigos:
Domingo de Ramos es un muy buen día para iniciar la Semana Santa y, sobre todo, el Triduo Pascual. Como recordarán, Muerte y Resurrección son los dos componentes esenciales del Misterio Pascual, que celebramos en esta semana. En el evangelio de la bendición de los ramos y entrada triunfal de Jesús en Jerusalén (Mc 11, 1-10), está el éxito, que llegará a su clímax en el Domingo de Pascua con la Resurrección. En el evangelio de la misa que sigue a la procesión de los ramos (Mc 14, 1-15.47), está el aparente fracaso, que, unos días después, se concretará en la Pasión y Muerte del Señor.
Pero hoy es hoy y aunque Jesús sabe muy bien todo lo que le espera, quiere darse un día de gloria, como lo hizo en la Transfiguración (Mc 9, 2-10), un día que sea al mismo tiempo una gran y nueva oportunidad para que su pueblo recapacite y lo acepte como el Mesías esperado. Estaba escrito que el Mesías entraría en Jerusalén montado en un borriquillo (= un cadillac de hoy), entre gritos de júbilo y agitar de palmas (Is 62,11; Za 9, 9). Es lo que hace Jesús, con harto escándalo de los fariseos que le reprochan el que esté haciéndose pasar por el Mesías, y le exigen que haga callar a la gente que le aclama. La respuesta de Jesús no se hizo esperar, tajante: “si estos callan, gritarán las piedras”.
Desde entonces los cristianos venimos celebrando esta entrada triunfal de Jesús en Jerusalén como el Cristo o Mesías. Y le acompañamos entre cantos y agitar de ramos de olivo y palmas, uniéndonos a su fiesta. Una buena ocasión para reconocerlo como nuestro Rey y Señor y para dar testimonio público de nuestra fe en Él. Una buena ocasión también para renovar nuestra adhesión al Señor y para hacerla más patente, leal y valiente.
Llama la atención la manera sencilla con la que, en este día, los fieles expresan su fe: con unos ramos de olivo, que elevan y agitan, significando la elevación de sus almas y la preocupación por los demás. Estos ramos son tan importantes que hacen que este Domingo se llame de Ramos ¿Y ustedes ya consiguieron los suyos? Hay que bendecirlos para que se conviertan en un sacramental, es decir en signo sensible de nuestra fe en el Señor y de su favor por nosotros. Es por ello que los colocamos detrás de la puerta de la casa, para que el Señor la defienda y nos defienda.
Que “tus hijos sean como olivos nuevos en torno a tu mesa…
Y que veas a los hijos de tus hijos y que en tu casa haya paz!” 
(Sal 128). Son mis deseos para ustedes. Y que este inicio de la 
Semana Santa nos anime a vivir santamente cada día de la 
semana.

Fuente: P. Antonio Elduayen, CM

Entrada triunfal de Jesús a Jerusalén.



1   Cuando se aproximaban a Jerusalén, cerca ya de
     Betfagé y de Betania, al pie del cerro de los Olivos,
     mandó a dos de sus discípulos, ‘diciéndoles:
2   «Vayan a ese pueblo que ven enfrente, y al entrar
     encontrarán un burro amarrado, que ningún hombre ha
3   montado todavía. Desátenlo y tráiganlo.’ Y si alguien les
     dice: ¿Por qué hacen eso? Contesten: El Señor lo
     necesita y lo va a devolver en seguida.»
4   Fueron y encontraron el burro amarrado delante de una
5   puerta, en el camino, y lo desataron. Algunos de los que
     estaban ahí les dijeron: «¿Por qué sueltan ese burro?»
6   Ellos les contestaron como les había dicho Jesús, y se
     lo permitieron.
7   Trajeron el burro a Jesús, le pusieron sus capas encima
8   y Jesús montó en él. Muchos extendieron sus capas a
     lo largo del camino, y otros, ramas cortadas de los
9   árboles. Tanto como los que iban delante como los que 
10 seguían a Jesús, gritaban: «¡Hosanna! ‘¡Bendito el que
     viene en nombre del Señor! ¡Ahí viene el bendito reino
     de nuestro padre David! ¡Hosanna en los altos cielos!»
11 Así entró Jesús en Jerusalén y se fue al Templo, y
     después de revisarlo todo, siendo ya tarde, salió con
     los Doce para Betania.

Evangelio: (Mc 11, vs1-10)
Evangelio: En Semana Santa meditar la Pasión de Jesús
según San Marcos (Mc 14, vs 1-15, 47)

Oración:
Oh Cristo,
Tú entras hoy bajo el clamor de las gentes
al escenario mismo de tu pasión salvadora…
Tú, rodeado por todos,
no desechas la falsa acusación y condena
que ha de salvarnos a todos:
Atráenos hoy con el poder de tu pasión,
para que seamos en verdad discípulos tuyos,
dispuestos a acompañar toda pasión y dolor,
sufridos en inocencia e injusticia,
entregados a consolar todo tormento
y toda agonía del mundo…
Haznos aclamarte en verdad, hosanna,
Hijo de David, y salvador de los hombres,
ten piedad de nosotros.
Y por tu camino de cruz,
redímenos con tu entrega y humillación,
oh Cristo, que mueres abandonado por todos.
¡Oh siervo fiel de la voluntad del Padre!
Amén.

Fuente: Lectio Divina Vicenciana

sábado, 21 de marzo de 2015

Domingo 5° de Cuaresma.



Queridos amigos:
El de hoy es uno de los evangelios dominicales más patéticos e importantes sobre Jesús. Y lo escribe Juan (Jn 12, 20-33), como pórtico de entrada a la Pasión, Muerte y Resurrección (Exaltación) del Señor y a continuación de lo que nosotros conocemos como el Domingo de Ramos (12, 12-17). El día ha sido apoteósico y hasta unos griegos de la diáspora han pedido hablar con Él. Y Jesús, que sabe que tiene los días contados, les habla, a ellos y a todos, con el corazón en la mano. Yendo de su muerte, que ve inminente, a la gloria (exaltación) que el Padre va a darle con la resurrección.
Es entre sentimientos de alegría y de pesar, que Jesús habla de la necesidad de darse al otro sin pensar en uno mismo y de servir generosamente al Señor en los demás. Lo que dice es ante todo un retrato de Sí mismo y una invitación a los demás a hacer otro tanto. La propuesta puede parecer difícil, pero es necesario llevarla a cabo. Entonces, la recompensa será grande y el mismo Padre Dios, en persona, nos premiará. Otro aspecto interesante del discurso de Jesús es que, cosas tan profundas y transcendentales, las presenta en la forma de una sencilla parábola: la parábola del grano de trigo. Lamentablemente, por conocerla poco, casi no la utilizamos.
Y sin embargo la parábola del grano de trigo es tanto o más importante que las de la levadura en la masa (Mt 13, 33) o sal de la tierra (Mt 5,13). La Iglesia la usa con mucha propiedad en la liturgia de difuntos. Aparentemente, viene a decirnos el Señor, no pasa nada en nuestras vidas, como no le pasa nada al grano de trigo que puede estar por años en un plato. Pero dejen que el grano caiga en tierra, entonces rompe, brota un tallo y sale una espiga cargada de nuevo y abundante trigo. Así es nuestra vida dice Jesús. El grano de trigo que somos va germinando aún sin darnos cuenta, con lo bueno y lo malo que hacemos. Hasta que un día caemos en tierra (la muerte) y nos abrimos para Dios, presentándole la espiga de nuestra vida. ¿Con bueno y abundante trigo? ¿Con abundantes obras buenas? ¿Con las manos llenas o…vacías?
Jesús es ese grano de trigo. Tú y yo somos ese grano de trigo…, que si no muere no da fruto. Y que si no muere como grano bueno, no da fruto bueno para el Señor. No es fácil pues para ello hay que ir a contracorriente del “mundo” (1 Jn 2,16). Y aceptar y vivir la llamada paradoja de Jesús: que “el que ama su vida (piensa sólo en sí mismo), la destruye (la perderá para la vida eterna); y que “el que descuida su vida en este mundo (se olvida de sí por los demás), la conserva para la vida eterna” (Jn 12,25; Mt 16, 25). Difícil, sin duda, pero piensa en lo que te recuerda el Señor: ¿de qué le sirve a uno ganar el mundo entero si pierde su alma? (Mt 16,26)

Fuente: P. Antonio Elduayen, CM

Si el grano de trigo cae en tierra y muere, da mucho fruto.



En aquel tiempo, entre los que habían venido a celebrar la fiesta había algunos griegos; éstos, acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban: "Señor, quisiéramos ver a Jesús."
Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús.
Jesús les contestó: "Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará. Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré?: Padre, líbrame de esta hora. Pero si por esto he venido, para esta hora. Padre, glorifica tu nombre." 
Entonces vino una voz del cielo: "Lo he glorificado y volveré a glorificarlo."
La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno; otros decían que le había hablado un ángel.
Jesús tomó la palabra y dijo: "Esta voz no ha venido por mí, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el Príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra atraeré a todos hacia mí." 
Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir.
Evangelio: (Juan 12,vs 20-33)

Oración:
Ayúdanos, oh Cristo, maestro verdadero,
para cumplir en los días de la penitencia
la transformación de nuestros corazones.

Tú, la víctima de la nueva alianza,
inscribe en lo más profundo de todos nosotros
la única ley que hace libre e Hijo del Padre:
El mandamiento del Amor.

Enséñanos la obediencia,
muéstranos la hora de tu reino
cuando nos invites a imitar
tu entrega total al Padre.

Y en el camino de nuestra conversión
permítenos también a nosotros
glorificar el nombre del Padre
en el cumplimiento amoroso de su voluntad.
Amén.

Fuente: Lectio Divina Vicenciana