miércoles, 30 de noviembre de 2011

Rincón poético: El ternero manchado



Nació manchado el ternero

siendo su madre tan blanca,

manchado como las flores

cuando las quema la escarcha.


La culpa fue de la lluvia,

que en el país de la nata,

jugó con él en el barro

sin saber su madre blanca.


También es culpable el viento,

el viento de la mañana,

que mientras la bestia madre

tranquilamente pastaba,

se fue con su vaho blanco

a comer moras pintadas.


Y el sol también lo ha negado,

cuidador de lana blanca,

porque al dormirse, de un ojo

que cerró son esas manchas.


Autor: Efraín Barquero

Nacionalidad: Chilena

Piedra Blanca, Curicó Región del Maule (1931)

Premio Nacional de Literatura (2008)

lunes, 28 de noviembre de 2011

Ley de Dios no es esclavitud sino don para libertad y felicidad.



En la audiencia general del día Miércoles 09/Nov., en la Plaza de San Pedro y ante miles de fieles, el Papa Benedicto XVI meditó sobre el Salmo 118 (119) y explicó que: “la Ley de Dios, su Palabra, no constituye en lo absoluto esclavitud para el hombre sino que es un don para que sea libre y feliz plenamente”. Este Salmo es uno de los más extensos ya que consta de 176 versículos y 22 estrofas, escrito como un "acróstico alfabético" que usa todas las letras del alfabeto hebreo. El texto es un canto solemne sobre la Ley de Dios, sobre la Palabra "que interpela al hombre e impulsa su respuesta de obediencia confiada y de Amor generoso". "Y este Salmo está impregnado de tal modo del amor hacia la Palabra de Dios, que celebra su belleza, su fuerza salvífica, su capacidad de donar alegría y vida. Porque la Ley divina no es yugo pesado de esclavitud, sino don de Gracia que hace libres y conduce a la felicidad".

El Papa señala luego: "la Ley del Señor, su Palabra, es el centro de la vida del orante; en ella él encuentra consuelo, en ella medita, la conserva en su corazón: ‘Conservo tu palabra en mi corazón, para no pecar contra ti’, éste es el secreto de la felicidad del Salmista; que dice también: ‘Los orgullosos traman engaños contra mí. Pero yo con todo el corazón custodio tus preceptos’". El salmista, como María, es fiel porque escucha la Palabra. "Es la Virgen María la que lleva a cumplimiento la perfecta figura del creyente. Es Ella la verdadera ‘feliz’, como proclama Isabel ‘por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor’, y es a Ella y a su fe que el mismo Jesús rinde testimonio".

Dijo además: “María es feliz porque su vientre ha llevado al Salvador, pero sobre todo porque ha acogido el anuncio de Dios, porque ha custodiado atenta y amorosamente su Palabra". "La Ley divina, objeto del amor apasionado del Salmista y de todo creyente, es fuente de vida. El anhelo de comprenderla, de observarla, de orientar hacia ella todo su propio ser es la característica del hombre justo y fiel al Señor, que la ‘medita día y noche’, como reza el Salmo 1".

"La ley de Dios es una ley que se debe conservar en el corazón como dice el célebre texto del Shemá en el Deuteronomio: Escucha, Israel. Estos preceptos que yo te doy, grábalos en tu corazón. Incúlcalos en tus hijos, háblales de ellos cuando estés en tu casa, cuando vayas de viaje, al acostarte y al levantarte". La Ley de Dios, debe ser el centro de la existencia humana que "requiere la escucha del corazón, una escucha hecha de obediencia no servil, sino filial, confiada, consciente. La escucha de la Palabra es encuentro personal con el Señor de la vida, un encuentro que se debe traducir en opciones concretas y que debe llegar a ser camino y seguimiento".

"Cuando se le pregunta qué hay que hacer para alcanzar la vida eterna, Jesús señala el camino de la observancia de la Ley, pero indicando cómo hacer para llevarla a su cumplimiento: ‘Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme’. El cumplimiento de la Ley es seguir a Jesús, ir por el camino de Jesús, en compañía de Jesús".

El Papa explicó además que: el salmo 119 habla de la herencia que ha recibido el hombre con la Palabra del Señor, con la custodia de sus enseñanzas, preceptos, mandatos que son "la alegría de mi corazón", como dice el salmista. Estos versículos son de gran importancia también hoy para nosotros, tanto para los sacerdotes, como para los fieles, pueblo de Dios que pertenece sólo a Él. "Dejemos pues que el Señor introduzca en nuestro corazón este amor por su Palabra, y nos done al centro de nuestra existencia a Él y su santa voluntad. Pidamos que nuestra oración y toda nuestra vida sean iluminadas por la Palabra de Dios, lámpara para nuestros pasos y luz de nuestro camino, como dice el Salmo 119, de forma que nuestro camino sea seguro en la tierra de los hombres".

Finalmente el Papa manifestó su esperanza de que: "María, que acogió y generó la Palabra, sea nuestra guía y alivio, estrella polar que indica el camino de la felicidad". En español el Santo Padre dirigió un saludo particular a los grupos de España, Argentina y México, así como a los demás países de América Latina. “Muchas gracias".

Vaticano, 09/Nov/2011

Fuente: Extractado ACI/EWTN Noticias

domingo, 27 de noviembre de 2011

La Corona de Adviento



Al comenzar un nuevo año litúrgico, que se inicia con el Tiempo de Adviento, con este signo de la Corona te pedimos que tu Luz, simbolizada en estas velas que encenderemos: semana tras semana, nos ayuden a comprender mejor tu Palabra, a vivir como Tú nos propones y a transformar nuestro corazón para estar cerca del que sufre. Señor, que permanezcamos vigilantes para acoger con gozo tu venida.

Bendición de la Corona de Adviento:

Es importante que los Domingos de Adviento la Familia o la Comunidad se reúna con respeto y alegría en torno a la Corona de Adviento.

Se inicia con un canto, se lee la Biblia y se puede realizar alguna meditación.

La Corona se puede llevar al templo para ser bendecida por el sacerdote. Si no se pudo asistir a la celebración se puede hacer la siguiente oración:

Nos recogemos unos instantes en silencio, e inclinando nuestras cabezas, vamos a pedir que el Señor bendiga esta Corona de Adviento.

Oremos.

La tierra, Señor, se alegra en estos días,
y tu Iglesia desborda de gozo
ante tu Hijo, el Señor Jesús,
que se avecina como luz esplendorosa,
para iluminar a los que yacemos en las tinieblas,
de la ignorancia, del dolor y del pecado.
Lleno de esperanza en su venida,
tu pueblo ha preparado esta corona
con ramos del bosque y la ha adornado con luces.
Ahora, pues, que vamos a empezar
el tiempo de preparación
para la venida de tu Hijo,
te pedimos, Señor,
que, mientras se acrecienta cada día
el esplendor de esta Corona, con nuevas luces,
a nosotros nos ilumines
con el esplendor de Aquel que,
por ser la Luz del mundo,
iluminará todas las oscuridades.
Te lo pedimos por Él mismo
que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Fuente: Animadores de Salud

Oración: Aciprensa

sábado, 26 de noviembre de 2011

Súplica a la Virgen de la Medalla Milagrosa



Se reza a las cinco (5) de la tarde del día 27 de Noviembre, Fiesta de la Medalla Milagrosa, y en las necesidades urgentes, cualquier día, a esa hora.

Oh Virgen Inmaculada, sabemos que siempre y en todas partes estás dispuesta a escuchar las oraciones de tus hijos desterrados en este valle de lágrimas, pero sabemos también, que tienes días y horas en los que te complaces en esparcir más abundantemente los tesoros de tus gracias. Y bien, oh María, henos aquí postrados delante de Ti, justamente en este día y hora bendita, por Ti elegida para la manifestación de tu Medalla. Venimos a Ti, llenos de inmensa gratitud y de ilimitada confianza en esta hora por Ti tan querida, para agradecerte el gran don que nos has hecho dándonos tu imagen, a fin que sea para nosotros testimonio de afecto y prenda de protección. Te prometemos, que según tu deseo, la santa Medalla será el signo de tu presencia junto a nosotros, será nuestro libro en el cual aprenderemos a conocer, según tu consejo, cuánto nos has amado, y lo que debemos hacer para que no sean inútiles tantos sacrificios tuyos y de Tu Divino Hijo. Sí, Tu Corazón traspasado, representado en la Medalla, se apoyará siempre sobre el nuestro y lo hará palpitar al unísono con el tuyo. Lo encenderá de amor a Jesús y lo fortificará para llevar cada día la cruz detrás de Él.

Ésta es tu hora, oh María, la hora de tu bondad inagotable, de tu misericordia triunfante, la hora en la cual hiciste brotar, por medio de tu Medalla, aquel torrente de gracias y de prodigios que inundó la tierra. Haz, oh Madre, que esta hora que te recuerda la dulce conmoción de Tu Corazón, que te movió a venirnos a visitar y a traernos el remedio de tantos males, haz que esta hora sea también nuestra hora, la hora de nuestra sincera conversión, y la hora en que sean escuchados plenamente nuestros votos.

Tú que has prometido, justamente en esta hora afortunada, que grandes serían las gracias para quienes las pidiesen con confianza: vuelve benigna tu mirada a nuestras súplicas.

Nosotros te confesamos no merecer tus gracias, pero, a quién recurriremos oh María, sino a Ti, que eres nuestra Madre, en cuyas manos Dios ha puesto todas sus gracias? Ten entonces piedad de nosotros. Te lo pedimos por tu Inmaculada Concepción, y por el amor que te movió a darnos tu preciosa Medalla. Oh Consoladora de los afligidos, que ya te enterneciste por nuestras miserias, mira los males que nos oprimen.

Haz que tu Medalla derrame sobre nosotros, y sobre todos nuestros seres queridos, tus benéficos rayos: cure a nuestros enfermos, dé la paz a nuestras familias, nos libre de todo peligro. Lleve tu Medalla alivio al que sufre, consuelo al que llora, luz y fuerza a todos. Especialmente te pedimos por la conversión de los pecadores, particularmente de aquéllos que nos son más queridos. Recuerda que por ellos has sufrido, has rogado y has llorado. Sálvanos, oh Refugio de los pecadores, a fin de que después de haberte todos amado, invocado y servido en la tierra, podamos ir a agradecerte y alabarte eternamente en el Cielo. Amén.

Fuente: Hijas de la Caridad

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Pensamientos Beato Juan Pablo II



Mientras buscan cómo vivir mejor el carisma vicenciano, mi mensaje es éste:

Duc in altum!”,

“¡Boguen mar adentro!” (Le 5, 4).

No teman arriesgarse, echen las redes para la pesca.

Juan Pablo II, 2004

martes, 8 de noviembre de 2011

Oración final Mes de María



¡Oh María, Madre de Jesús, nuestro Salvador y nuestra buena Madre! Nosotros venimos a ofrecerte, con estos obsequios que colocamos a tus pies, nuestros corazones deseosos de serte agradable, y a solicitar de tu bondad un nuevo ardor en tu santo servicio.

Dígnate a presentarnos a tu Divino Hijo, que en vista de sus méritos y a nombre de su Santa Madre, dirija nuestros pasos por el sendero de la virtud.

Que haga lucir con nuevo esplendor la luz de la fe sobre los infortunados pueblos que gimen por tanto tiempo en las tinieblas del error.

Que vuelvan hacia Él, y cambien tantos corazones rebeldes, cuya penitencia regocijará su corazón y el tuyo.

Que convierta a los enemigos de su Iglesia y que en fin, encienda por todas partes el fuego de su ardiente caridad, que nos colme de alegría en medio de las tribulaciones de esta vida y dé esperanzas para el porvenir. Amén.

Fuente: Iglesia chilena

Oración inicial Mes de María



Mes de María

La Iglesia chilena le dedica a la devoción de la Virgen María un Mes completo de oraciones, que iniciamos hoy 08 de Noviembre y que termina el 08 de Diciembre, con la festividad de la Inmaculada Concepción.

Oración inicial Mes de María:

¡Oh María!, durante el bello mes a Ti consagrado, todo resuena con tu nombre y alabanza. Tu santuario resplandece con nuevo brillo, y nuestras manos te han elevado un trono de gracia y de amor, desde donde presides nuestras fiestas y escuchas nuestras oraciones y votos.

Para honrarte, hemos esparcido frescas flores a tus pies, y adornado tu frente con guirnaldas y coronas. Mas, ¡oh María!, no te das por satisfecha con estos homenajes. Hay flores cuya frescura y lozanía jamás pasan y coronas que no se marchitan. Éstas son las que Tú esperas de tus hijos, porque el más hermoso adorno de una madre es la piedad de sus hijos, y la más bella corona que pueden depositar a sus pies, es la de sus virtudes.

Sí, los lirios que Tú nos pides son la inocencia de nuestros corazones. Nos esforzaremos, pues, durante el curso de este mes consagrado a tu gloria, ¡Oh Virgen Santa!, en conservar nuestras almas puras y sin manchas, y en separar de nuestros pensamientos, deseos y miradas aun la sombra misma del mal.

La rosa, cuyo brillo agrada a tus ojos, es la Caridad, el Amor a Dios y a nuestros hermanos. Nos amaremos, pues, los unos a los otros, como hijos de una misma familia, cuya Madre eres, viviendo todos en la dulzura de una concordia fraternal.

En este mes bendito, procuraremos cultivar en nuestros corazones la Humildad, modesta flor que te es tan querida, y con tu auxilio llegaremos a ser puros, humildes, caritativos, pacientes y esperanzados.

¡Oh María!, haz producir en el fondo de nuestros corazones todas estas amables virtudes; que ellas broten, florezcan y den al fin frutos de gracia, para poder ser algún día dignos hijos de la más Santa y la mejor de las Madres. Amén.

Fuente: Iglesia chilena

lunes, 7 de noviembre de 2011

Virgen María



Acto de Consagración

¡Oh Señora mía,
oh Madre mía!

Yo me ofrezco del todo a ti,
y en prueba de mi filial afecto
te consagro en este día:
mis ojos, mis oídos,
mi lengua, mi corazón,
en una palabra, todo mi ser.

Ya que soy todo tuyo,
¡oh Madre de bondad!,
guárdame, defiéndeme y utilízame
como instrumento y posesión tuya. Amén.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

La muerte de Jesús



33 Llegado el mediodía, se oscureció todo el país hasta las tres de la tarde,

34 y a esa hora Jesús gritó con voz fuerte: “Eloí, Eloí, ¿lama sabactaní?,

que quiere decir: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

35 Entonces algunos de los que estaban allí dijeron: “Está llamando a Elías”

36 Uno de ellos corrió a mojar una esponja en vino agridulce, la puso en la punta de una caña y le ofreció de beber, diciendo: “Déjenme, a ver si viene Elías a bajarlo”.

37 Pero Jesús, dando un fuerte grito, expiró.

38 En seguida, la cortina que cerraba el santuario del Templo se partió en dos,

39 de arriba abajo, y el capitán romano que estaba frente a Él, al ver cómo había expirado, dijo: “Verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios”.

(Marcos15, vs 33-39)

Conmemoración de los Fieles Difuntos

Esta fiesta responde a una larga tradición de Fe en la Iglesia: orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrena y que se encuentran aún en estado de purificación en el Purgatorio.

El Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerda que los que mueren en gracia y amistad de Dios pero no perfectamente purificados, pasan después de su muerte por un proceso de purificación, para obtener la completa hermosura de su alma.

La Iglesia llama "Purgatorio" a esa purificación; y para hablar de que será como un fuego purificador, se basa en aquella frase de San Pablo que dice: "La obra de cada uno quedará al descubierto, el día en que pasen por fuego. Las obras que cada cual ha hecho se probarán en el fuego". (1Cor. 3, 14).

La práctica de orar por los difuntos es sumamente antigua. El libro 2º de los Macabeos en el Antiguo Testamento dice: "Mandó Juan Macabeo ofrecer sacrificios por los muertos, para que quedaran libres de sus pecados" (2Mac. 12, 46); y siguiendo esta tradición, la Iglesia desde los primeros siglos ha tenido la costumbre de orar por los difuntos.

Al respecto, San Gregorio Magno afirma: "Si Jesucristo dijo que hay faltas que no serán perdonadas ni en este mundo ni en el otro, es señal de que hay faltas que sí son perdonadas en el otro mundo. Para que Dios perdone a los difuntos las faltas veniales que tenían sin perdonar en el momento de su muerte, para eso ofrecemos misas, oraciones y limosnas por su eterno descanso".

Estos actos de piedad son constantemente alentados por la Iglesia.

Fuente: Aciprensa