sábado, 6 de octubre de 2018

Oración.


Dios de amor y de ternura,
Tú que nos haces partícipes de tu amor
dándonos tus mismos sentimientos
haciéndonos fecundos en la entrega mutua,
en la donación total al otro,
te pedimos que nos ayudes a renovarnos
cada vez más, en nuestro amor,
en nuestra entrega,
en nuestro darnos al otro,
para que imitando el amor que nos tienes,
cada vez más nuestro sí mutuo
se exprese en actitudes y gestos de amor,
de comprensión, de cariño y ternura
buscando que el amor que nos tenemos
nos ayude a vivir más plenamente
nuestra fe en ti,
siendo presencia tuya para los demás,
transmitiendo y contagiando
el amor que Tú nos tienes.
Amén.

Fuente: Lectio Divina Vicentina

Dios los hizo hombre y mujer.



   Se acercaron a Jesús algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: «¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?». Él les respondió: «¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?». Ellos dijeron: «Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella».
   Entonces Jesús les respondió: «Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio de la creación, “Dios los hizo varón y mujer”. “Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, y los dos no serán sino una sola carne”. De manera que ya no son dos, “sino una sola carne”. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido».
   Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto. Él les dijo: «El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquélla; y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio».
   Le trajeron entonces a unos niños para que los tocara, pero los discípulos los reprendieron. Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él». Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos.
Evangelio: (Mc 10, vs 2-16)

Oración:
Padre Nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre.
Venga a nosotros tu Reino,
hágase tu voluntad
así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal.
Amén.