sábado, 23 de mayo de 2015

Invocación al Espíritu.



Ven Espíritu Santo. Despierta nuestra fe débil, pequeña y vacilante. Enséñanos a vivir confiando en el amor insondable de Dios nuestro Padre a todos sus hijos e hijas, estén dentro o fuera de tu Iglesia. Si se apaga esta fe en nuestros corazones, pronto morirá también en nuestras comunidades e iglesias.
Ven Espíritu Santo. Haz que Jesús ocupe el centro de tu Iglesia. Que nada ni nadie lo suplante ni oscurezca. No vivas entre nosotros sin atraernos hacia su Evangelio y sin convertirnos a su seguimiento. Que no huyamos de su Palabra, ni nos desviemos de su mandato del amor. Que no se pierda en el mundo su memoria.
Ven Espíritu Santo. Abre nuestros oídos para escuchar tus llamadas, las que nos llegan hoy, desde los interrogantes, sufrimientos, conflictos y contradicciones de los hombres y mujeres de nuestros días. Haznos vivir abiertos a tu poder para engendrar la fe nueva que necesita esta sociedad nueva. Que, en tu Iglesia, vivamos más atentos a lo que nace que a lo que muere, con el corazón sostenido por la esperanza y no minado por la nostalgia.
Ven Espíritu Santo y purifica el corazón de tu Iglesia. Pon verdad entre nosotros. Enséñanos a reconocer nuestros pecados y limitaciones. Recuérdanos que somos como todos: frágiles, mediocres y pecadores. Libéranos de nuestra arrogancia y falsa seguridad. Haz que aprendamos a caminar entre los hombres con más verdad y humildad.
Fuente: José Antonio Pagola
              Fragmento

Recibid el Espíritu Santo.



Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en su casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: "Paz a vosotros."
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor.
Jesús repitió: "Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envió yo."
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos."
Evangelio: (Juan 20, vs 19-23)

Oración:
En tu persona donada hoy,
Oh Espíritu de Cristo Resucitado,
aprendemos la verdad sin error:
La verdad del amor.
Enséñanos, maestro interior, a buscarte
y a amarte a Ti por sobre todas las cosas:
desechando la mentira que nos esclaviza;
siendo fieles al anuncio de la verdad de Cristo;
viviendo la fraternidad que nos lleva a todos;
amando, en fin, con el amor que viene de Ti.
¡Oh Espíritu, fruto primero de la pascua!
Abre nuestras mentes y corazones
a aquel que es la verdad que hace libres;
Cristo, hijo del Padre,
camino de vida y libertad para los hombres.
Amén.

Fuente: Lectio Divina Vicenciana

sábado, 16 de mayo de 2015

Domingo Ascensión del Señor.



Queridos amigos:

Celebramos hoy la Ascensión de Jesús. Cuando subió al cielo y se sentó a la derecha del Padre, tal como lo cuenta Marcos (Mc 16, vs 15-20) y lo rezamos en el Credo. O más exactamente, cuando terminada su misión en la tierra, volvió al Padre de quién había salido (Jn 17, vs 13.24) y recibió todo poder y gloria en el cielo y en la tierra (Fil 2, vs 9-11). Es ante todo su triunfo personal por el que hemos de felicitarle con toda el alma. Pero es también nuestro triunfo (Ef 2.6), por el que nos felicitamos los unos a los otros.

Cara a nosotros, la Ascensión de Jesús significa que va a realizar lo que nos había prometido: ante todo, enviarnos desde el Padre al Espíritu Santo, que será su relevo entre nosotros (Jn 16, vs 7); luego prepararnos un lugar en el cielo donde estemos siempre con Él (Jn 2, vs 2-3). Significa también, desde el lado de los apóstoles y nuestro, que hemos de mirar continuamente a donde está Cristo, para que nos sirva de estímulo, inspiración y guía en nuestro caminar por la tierra (Col 3, vs 1-3); que en la historia de la salvación empezó el tiempo del Espíritu y de la Iglesia; que la Iglesia fundada por Cristo en los apóstoles había llegado a su mayoría de edad (Hech 1, vs 10-11), para actuar en adelante, ya no tanto de la mano de Jesucristo, como un niño, sino con el Espíritu del Señor, como adulta.

Fuente: P. Antonio Elduayen, CM
             Fragmento

Subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios.




Conclusión del santo evangelio según San Marcos: En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo:
"Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos." 
Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.
Evangelio: (Marcos 16, vs 15-20)

Oración:
Señor Jesús,
Tú que desde siempre estuviste junto al Padre,
pero que asumiste nuestra vida,
haciéndote uno de nosotros;
Tú que dando tu vida en la cruz,
y venciendo la muerte en tu resurrección
nos diste vida a nosotros,
ahora que has vuelto al Padre,
nos has dejado tu misión,
haciéndonos protagonistas en ella.
Tú has vuelto junto a Dios, para comprometernos,
te has ido para quedarte siempre con nosotros.
Señor, te pedimos la gracia de que nos ayudes
a comprender lo que implica
para nosotros ser tus testigos
y así ser protagonistas de tu obra.
Danos tu gracia, Señor
de darnos cuenta que creer en ti,
nos compromete en la vida y nos da un estilo propio
que nace de la misión que nos has dejado.
Que así sea.

Fuente: Lectio Divina Vicenciana