Cuando entre los primeros cristianos comenzaron los
conflictos y disensiones entre grupos y líderes diferentes, alguien sintió la
necesidad de recordar que, en la comunidad de Jesús, sólo Él es el Pastor
Bueno. No un pastor más, sino el auténtico, el verdadero, el modelo a seguir
por todos.
Esta bella imagen
de Jesús, Pastor Bueno, es una llamada a la conversión, dirigida a quienes
pueden reivindicar el título de «pastores» en la comunidad cristiana. El pastor
que se parece a Jesús, sólo piensa en sus ovejas, no «huye» ante los problemas,
no las «abandona». Al contrario, está junto a ellas, las defiende, se desvive
por ellas, «expone su vida» buscando su bien.
Al mismo tiempo,
esta imagen es una llamada a la comunión fraterna entre todos. El Buen
Pastor conoce a sus ovejas y las ovejas le conocen a Él. Sólo desde esta
cercanía estrecha, desde este conocimiento mutuo y esta comunión de corazón, el
Buen Pastor comparte su vida con las ovejas. Hacia esta comunión y mutuo conocimiento
hemos de caminar también hoy en la Iglesia.
Fuente: José Antonio Pagola
Fragmento