“Dios no se revela mediante el poder y la riqueza del
mundo, sino mediante la debilidad y la pobreza: «Siendo rico, se hizo pobre por
vosotros…». Cristo, el Hijo eterno de Dios, igual al Padre en poder y gloria,
se hizo pobre; descendió en medio de nosotros, se acercó a cada uno de
nosotros; se desnudó, para ser en todo semejante a nosotros (cfr. Flp 2, 7; Heb
4, 15). ¡Qué gran misterio la encarnación de Dios! La razón de todo esto es el
amor divino, un amor que es gracia, generosidad, deseo de proximidad, y que no
duda en darse y sacrificarse por las criaturas a las que ama.
La caridad, el amor es compartir en todo la suerte del
amado. El amor nos hace semejantes, crea igualdad, derriba los muros y las
distancias. Y Dios hizo esto con nosotros. Jesús, en efecto, «trabajó con manos
de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó
con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de
nosotros, en todo semejante a nosotros excepto en el pecado» (Conc. Ecum. Vat.
II, Const. past. Gaudium et spes,
22).
Papa Francisco
Fuente: Extractado Mensaje Papa Francisco para la Cuaresma 2014
Vaticano, 26 Diciembre 2013